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SANTANA MOTOR |
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Empresa de automoción andaluza, con sede principal en Linares (Jaén). Se funda en 1955, al calor de los beneficios del Plan Jaén, como Metalúrgica de Santa Ana (nombre de la finca donde se ubica inicialmente), con el objetivo de fabricar maquinaria agrícola. a comienzos del siglo XXI es la única empresa automovilística que opera en España con capital íntegramente nacional, pues es propiedad de la Junta de Andalucía a través de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA). En su algo más de medio siglo de vida, un largo y complejo avatar. Sus primeros propietarios son Antonio Sáez de Montagut, Alfredo Jiménez Cassina, Vicente Izurquiza y otros socios minoritarios, que en total aportan un capital de 12 millones de pesetas. En sus inicios se fabrican cosechadoras, pero pronto se entra en contacto con la empresa inglesa Rover, con el fin de fabricar bajo licencia los Land Rover. Tras largas negociaciones se consigue licencia para fabricar el Serie II, con un progresivo grado de nacionalización de los componentes. La producción se inicia en 1958, en 1962 comienzan las exportaciones y en 1967 sale al mercado el primer vehículo diseñado por la empresa, el Santana 1300. En 1969 se inicia la producción de vehículos para usos militares. La empresa pasa a ser estatal y el Estado cubre el déficit. Alrededor de 3.000 familias linarenses dependen directamente de la empresa en las postrimerías del franquismo y unas 2.000 más de forma indirecta, vía suministros. Su crecimiento ha paliado en parte el largo y duro declive de la minería. En 1984 entra en el accionariado de la firma la multinacional japonesa Suzuki y la producción se reorienta, la firma japonesa incrementa paulatinamente su presencia en Santana Motor hasta el 83% y populariza el Suzuki Vitara, pero las pérdidas aumentan también y la productividad, a ojos de los empresarios japoneses, es baja, aunque la plantilla se ha ido reduciendo. Esa situación, agravada por la crisis industrial de 1992-1993, lleva a la multinacional a presentar suspensión de pagos en febrero de 1994, y deja entrever el cierre de la empresa, en ese momento con 1.200 trabajadores, lo que se evita, tras fuertes movilizaciones en la comarca, al hacerse cargo de la empresa la Junta de Andalucía, que constata la dificultad de encontrar un nuevo socio industrial. La Junta y el Gobierno central han de aportar más de 80 millones de euros para levantar la suspensión de pagos y poder reanudar la actividad industrial, afectada también por el desabastecimiento. Desde que el ejecutivo andaluz se hace cargo de la empresa, ésta no ha dejado de mantener importantes pérdidas, pero se ha iniciado y paulatinamente consolidado un proceso de diversificación, con la transformación de la gran empresa en un grupo de empresas menores con distintas orientaciones, aunque dentro, en general, del sector del transporte, y la jubilación incentivada de alrededor de los 700 trabajadores. Suzuki ha mantenido acuerdos de fabricación de modelos y condonado deudas, pero se va retirando paulatinamente y esa retirada será en 2008 completa. La nueva Santana, con el ingeniero José Manuel Muriel al frente, apuesta por el todo terreno Aníbal y consigue en 2004 un contrato para fabricar 750 unidades para el ministerio de Defensa español. En 2007 se crea una empresa conjunta con el grupo sevillano Iturri, en la que Santana tiene el 25% del capital, para fabricar vehículos ligeros contra incendios, en años anteriores ha formalizado alianzas similares con otros grupos, como la Compañía Auxiliar de Ferrocarriles, mediante una nueva sociedad (Santana, 33%) para producir trenes ligeros ?en una nueva nave de 7.000 m 2 ? y con Gamesa para fabricar generadores de energías renovables y apuesta, ante la retirada de Suzuki, por un nuevo todo terreno, el Iveco Massif. En 2005 la facturación alcanza los 190,8 millones de euros y las pérdidas se reducen a 25 millones. El grupo espera nivelar resultados en 2008. [ Antonio Checa Godoy ].
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