Se localiza en la zona nororiental de la provincia de Granada, ocupando el sur de la comarca del mismo nombre. Perteneciente a las Cordilleras Béticas, se encuentra entre las extensas planicies de la Hoya de Guadix-Baza y de los Llanos del Marquesado. Mediante la Ley 2/1989, de 18 de julio, por la que se aprueba el Inventario de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía y se establecen medidas adicionales para su protección, se declara el Parque Natural Sierra de Baza, con una extensión de 52.337 ha. Comprende parte de los términos municipios de Caniles, Baza, Gor, Dólar y Valle de Zalabí.
Desde el punto de vista geológico, la sierra está constituida por materiales procedentes del complejo nevado-filábride, alpujárride y depósitos neógenos-cuaternarios. Se diferencia, por tanto, una vertiente occidental formada por antiguos materiales metamórficos que presenta un conjunto de lomas suaves, y una zona oriental de formas definidas de mayor altitud. A pesar de estas diferencias, todo el entorno es en su conjunto de naturaleza caliza y la fuerte erosión a la que se ve sometida por sus fuertes pendientes provoca la existencia de una vegetación de plantas de pequeño porte, adaptadas al fuerte viento y bajas temperaturas. El clima es mediterráneo aunque con matiz continental, en el que las oscilaciones térmicas diarias son fuertes, los inviernos fríos (con una media mensual de 6 ºC en enero) y los veranos cálidos (25 ºC en julio), con pluviometría escasa (media de 400 milímetros anuales), mal distribuida y con carácter torrencial.
Vegetación. Las diferencias altitudinales "850 m. y 2.269 m. del Calar de Santa Bárbara" ofrecen a su vez una gran variedad de especies vegetales. Uno de los de mayor valor son los pinares autóctonos de alta montaña, por lo que el pino silvestre, por su importancia e interés, es escogido como el logotipo oficial del Parque Natural. La mayor superficie forestal corresponde a las repoblaciones de pino laricio y carrasco que se acompaña de sabinas y enebros. El matorral espinoso es también frecuente y aparece junto a una cubierta de quejigos y arces, especies que soportan temperaturas bajas y suelos pobres. La encina, asociada a un estrato de herbáceas donde abunda la peonía, se extiende desde los 1.000 m. hasta los 1.800-1.900 m. La sierra es conocida también por los importantes prados húmedos, sobre todo los Prados del Rey, donde los componentes calizos permiten la formación de numerosas fuentes, manantiales y arroyos.
Pero, sin duda, el área de reserva de los Blanquizares, una comunidad de tomillares, es la zona de mayor interés botánico y la que recibe el máximo nivel de protección "junto con las territorios situados a una cota superior a los 1.800 m.", no sólo por su valor, sino porque desempeñan un papel fijador, gracias a su poderoso sistema radical de crestas y gleras.
La inaccesibilidad de sus cumbres, unida a la escasa frecuencia de turistas, hacen de este entorno un hábitat adecuado para la rica fauna. Es de gran valor la comunidad de aves "hay más de 100 especies catalogadas" propias de los ecosistemas mediterráneo, entre las que destacan el águila real, águila perdicera, búho, gavilán, halcón, perdiz roja y otras aves de caza, como la paloma torcaz o los zorzales. Entre los mamíferos destacan la comadreja, el tejón, el turón, el gato montés, el zorro, el ciervo, el jabalí o la cabra montés. Y de entre los reptiles y anfibios, el sapillo pintojo bético y el sapo partero bético.
La trama fluvial se componen, por un lado, de numerosos arroyos "Balax, Uclías, Moras y Bodurría" que forman la cabecera del río de Baza y del río de Gor "pertenecientes a la cuenca del Guadiana Menor". Y por otro, son numerosos también los barrancos, ramblas, fuentes y manatiales "Fuente de los Atrevidos, Fuente las Viloras", que deben su origen a la naturaleza caliza del macizo.
Esta diversidad ecológica, junto al refugio que ofrecen sus cuevas y abrigos naturales y la abundancia de recursos hídricos, llevan a que el hombre se estableciera en este territorio de forma continuada desde hace más de 7.000 años. Testimonio de ello son los restos en las cuevas rupestres del cercano monte Jabalcón o la Dama de Baza, escultura ibera del siglo IV a.C, considerada el principal resto arqueológico. Iberos, romanos, árabes y cristianos explotan estas tierras, pero es en el siglo XIX cuando se produce un profundo cambio en la Sierra ya que la liberalización de la explotación minera y la explotación descontrolada del suelo y las maderas lleva a fijar una importante población en este espacio, llegándose a contabilizar una buena cantidad de cortijos.
Aprovechamientos. Los problemas ambientales que principalmente sufre este espacio son los incendios forestales, favorecidos, en cierto modo, por las repoblaciones inadecuadas de especies resinosas que son muy proclives al fuego. Conocedores de este problema, en los últimos años se intensifican las labores de control para evitar este tipo de tragedias. Otros de los impactos a tener presente está estrechamente ligado a la agricultura, ya que la ampliación descontrolada de la superficie cultivada en épocas anteriores y el sobrepastoreo requiere de medidas adecuadas para evitar la afectación del territorio. Junto a todo esto, el Plan de Ordenación de Recursos Naturales considera como objetivos prioritarios para este espacio protegido el conservar la riqueza de sus recursos hídricos, edáficos, etc., combatiendo la erosión y explotación y conservando y protegiendo el patrimonio cultural "tanto arquitectónico como arqueológico".
La actividad económica principal de los escasos habitantes del Parque es fundamentalmente la extracción de madera, sobre todo en las zonas de repoblaciones de pinos. Junto a ello, la ganadería lanar y porcina es también una actividad relevante muy arraigada, donde la lanar aún continúa manteniendo su carácter tradicional. De hecho, son muy conocidas las feria de ganado de Gor, ya en la altiplanicie. Por otro lado, la agricultura es prácticamente inexistente y se da únicamente en la zona norte del Parque, en las estribaciones de la Vega de Guadix y Baza, donde se cultiva en regadío.
A pesar de la belleza del entorno y de la riqueza de su patrimonio cultural, la actividad turística no alcanza los valores y la importancia de otros espacios protegidos de Andalucía. Aún así son numerosos los senderos y existen dos áreas de acampada "Tablas y Fuente del Pino" y numerosas áreas recreativas "Los Olmos, Bastidas...". Todo ello se concentra en torno a unas zonas de utilización recreativa denominada Cortijo de Narváez. Teniendo presente la necesidad de conservar un espacio de tan elevado valor, el desarrollo del turismo puede contribuir a generar unas mayores rentas para una población aún muy dependiente de la agricultura y ganadería. Estas actividades se ven además revitalizadas desde el otorgamiento a este entorno del distintivo de Parque Natural, lo que contribuye a atraer numerosas iniciativas públicas y sobre todo privadas. [ Reyes Manuela González Relaño ].
|