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BELMEZ |
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(CO). Municipio de 4.543 habitantes situado a 71 km. al noroeste de la capital cordobesa, en el Valle del Alto Guadiato, con 297 km 2 de extensión. Los primeros asentamientos históricos se sitúan a finales del Neolítico y de ellos se encuentran restos de cerámica almagra, así como del Calcolítico, etapa de la que se conservan poblados y sepulturas de variada tipología. La presencia romana en la zona queda atestiguada por la explotación de minas de hierro y de cobre, junto a ruinas de lugares de inhumación con lápidas funerarias. Del paso de los visigodos pervive un poblado al sur de la aldea de El Hoyo y el famoso ladrillo visigodo de Belmez. Tras la reconquista el núcleo urbano se forma al amparo del castillo, empinado sobre una elevación caliza. El castillo es un recinto amurallado al que se accede por un reciente arco de piedra rojiza enmarcada, desde el que se perciben los muros jalonados por salientes torres cilíndricas. Dentro del recinto amurallado, la desdentada Torre del Homenaje preside el patio de armas. En el casco urbano, la calle Córdoba representa el eje comercial de la villa, que cuenta en su patrimonio monumental con casas señoriales, el decimonónico edificio del Ayuntamiento y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, construida en el siglo XIII, y la ermita de Nuestra Señora del Castillo, también de construcción medieval, de una sola nave con transversales arcos apuntados y una bella portada bajo conopio, típica de la época de los Reyes Católicos. Famosa es, junto a la de Córdoba, su plaza de toros, construida a principios del siglo pasado. La ciudad, rodeada de un paisaje minero, asienta su economía en la extracción minera de carbón, cuyo decaimiento no puede ser compensado por una actividad agrícola, también en crisis, que propicia un continuo éxodo rural. La costumbre más popular de Belmez se celebra la noche del 19 de enero: el "Día de los Tomillos", en el que los jóvenes recogen tomillo en el monte y lo colocan en las puertas de las casas, encrucijadas callejeras y plazas hasta el toque de ánimas, momento en el que se les prende fuego. Cantos y bailes tradicionales perviven en torno a las candelas encendidas.
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