Antonio Canales es un bailaor recio. Criado en las mimbres de la raíces flamencas más auténticas de Triana, su paso por el Ballet Nacional de España supuso su primer contacto con la formación en la disciplina de clásico español, que dio a la intuición dancística del bailaor un enorme impulso técnico. Inquieto e intransigente con el inmovilismo, su curiosidad le ha llevado a experimentar con otras músicas y con otras disciplinas dancísticas gracias a sus primeros pasos junto a la coreógrafa francesa de origen español Maguy Marín. Rompió moldes con ‘Torero’, y luego nuevamente con su interpretación de “la madre” en La Casa de Bernarda Alba, dirigido en escena por Lluis Pasqual. Su línea interpretativa, eminentemente dramática, le llevó a imponer al personaje la dureza varonil que reclamaba Lorca. Su presencia en escena impone. Es de los bailaores que saben andar sobre el entarimado, algo que cultivan muy pocos y, como decía La Argentinita, miran cuando bailan. Sus palos flamencos son especialmente la soleá y los tangos, que cultiva con especial dedicación y que introduce en sus espectáculos cada vez que puede. Bailaor generoso en cuanto a la coreografía, ésta es barroca por su concepción flamenca de pasos y zapateado, y enérgica hasta el punto de la dureza, en cuanto a los brazos y manos que abre y cierra a la manera tradicional, a compás. Antonio Canales ha ido ganando en expresión a medida que los años le dan experiencia bailaora. Su concepción del flamenco, pese a contar en ocasiones con argumento para sus coreografías, sigue siendo la tradicional, incluso en la elección del elenco que le acompaña, al que suele incorporar gente joven que extrae de la cantera tanto de Sevilla como de la provincia. Trasladada su residencia a Sevilla, dejando en Madrid una escuela que lleva su nombre en la localidad de Alcorcón y que hoy, bajo su coordinación, dirigen ex compañeros del Ballet Nacional de España. Premio Nacional de Danza, Medalla de Andalucía, es hoy por hoy uno de los valores del flamenco más consolidados, de los que tienen escuela, cuyo representante más inequívoco podría ser el moronero Juan de Juan. Canales, que dice verse dentro de unos años como bailaor de carácter y coreógrafo, centra hoy día en la escena su esfuerzo creativo. El trianero por fin ha conseguido su sueño: hacer del flamenco no sólo un medio de vida, sino una sensación constante en el arte genuino de Andalucía por excelencia.
Marta Carrasco |