m. Doctrina económica de Henry George (Filadelfia, 1839-Nueva York, 1897), que tiene importante acogida en Andalucía en el primer cuarto del siglo XX. George, de formación autodidacta, muy influido por los fisiócratas franceses, considera que la desigualdad en la distribución de la riqueza entre los seres humanos proviene de la desigualdad en la propiedad de la tierra y ataca la propiedad privada de la misma. Desarrollada en obras como Progreso y miseria (1879), texto extraordinariamente popular en su época, Problemas Sociales o La condición del trabajo , traducidas al español, George ataca también a la Iglesia católica, que estima que no ayuda a impedir la justicia social; marca diferencias con socialistas, comunistas y anarquistas y muestra considerable recelo hacia la política tradicional. La reforma social, para Henry George, no se conseguirá sino por el avance del pensamiento, ya que lo que oprime a las masas, dice, es su propia ignorancia. Y propugna, como mejor estrategia, el establecimiento de un impuesto único, impuesto sobre el valor de la tierra, del que el Estado sacará recursos para sus actividades. George basa su doctrina sobre todo en la Teoría de la renta , de David Ricardo, y argumenta que el origen de la pobreza está en la especulación del suelo. Con el impuesto único pretende configurar una clase media de pequeños propietarios agrarios y a la vez dotar de autonomía financiera a los municipios rurales.
El pensamiento de Henry George comienza a divulgarse en España en los últimos años del siglo XIX, y ejerce notable influencia en pensadores como Joaquín Costa, en especial en su obra Colectivismo Agrario . Esa influencia va a cuajar, más tardíamente, una década larga después de la muerte del economista norteamericano, en la creación de la Liga Española para el Impuesto Único, en 1911, que de inmediato va a tener su órgano en el periódico andaluz El impuesto único , asociación que muestra su mayor arraigo en sectores de la pequeña burguesía española.
Pero el georgismo y su canalizador, la Liga Española, arraigan sobre todo en Andalucía, donde "en Ronda" además de imprimirse el citado órgano mensual, se celebrará en 1913 el primer congreso internacional georgista. A mediados de los años diez existían una docena de comités georgistas en otras tantas ciudades de Andalucía y al movimiento se acercan personas tan heterogéneas como el canónigo progresista granadino Luis López-Dóriga, el economista Baldomero Argente o el impresor malagueño Miguel Marín. Algunas sociedades obreras andaluzas manifestarán simpatías hacia este movimiento, pero serán pocas. Simpatías hacia el georgismo se verán en sectores del partido liberal y sobre todo del republicanismo andaluz.
El congreso internacional de Ronda, en el teatro Espinel, contó con notable asistencia "aunque careció de ayudas oficiales", con representaciones de distintos países europeos y suramericanos. Las intervenciones muestran ciertas dosis de paternalismo social y claro librecambismo en los asistentes, y también diferentes interpretaciones del georgismo. Si algún congresista defiende el apoliticismo del movimiento ""el georgismo es una religión y su pureza no debe mancharse con la política"", Blas Infante llegará a afirmar: "La obra social de Jesucristo necesita ser complementada por la obra de Henry George". En cualquier caso, el congreso acerca el incipiente andalucismo, tan preocupado por la cuestión de la tierra y la reforma agraria, a el georgismo.
En textos andalucistas posteriores se percibirá esa influencia georgista, sobre todo los emanados de la Asamblea de Córdoba de 1919. Personaje destacado en la difusión del georgismo (que será presidente de la Liga Española y director de El impuesto único, es Antonio Albendín, ingeniero agrónomo afincado en Ronda. El periódico seguirá los avatares de su director, pues se editará también en Cádiz y Málaga. Se mantiene de 1911 a 1923, con una estimable tirada que superaba los 1.000 ejemplares.
La llegada de la Dictadura primorriverista, acogida en principio con alguna esperanza por ciertos georgistas andaluces, que ansiaban una regeneración y pronto quedan defraudados, cercena el movimiento georgista. El periódico cesa en diciembre de 1923 tras publicar 142 números. El georgismo declina entonces en Andalucía, aunque pervive en personas como Blas Infante o Pascual Carrión y en los debates sobre la reforma agraria de la II República. [ Antonio Checa Godoy ].
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