l Islam no es un fenómeno reducido a la etapa de la Andalucía medieval. Entre nosotros existe en la actualidad un extenso número de personas que profesan la religión musulmana. En el conjunto de la Península Ibérica, el Islam presenta una especial incidencia, a finales del siglo XX, en el territorio andaluz. Éste acoge casi todos los diferentes tipos de comunidades que se dan actualmente en Europa: a pesar de constituir en principio una sola umma o comunidad, incluso a niveles universales, los diversos orígenes u opciones personales y colectivas influyen en la organización práctica del Islam en Andalucía. Como sucede con el resto de las creencias. El primer tipo lo constituyen los musulmanes de origen, aquellos que han nacido en el seno de entornos de tradición musulmana y que continúan viviendo en sus lugares de origen. El paradigma está representado, por ejemplo, por los musulmanes de Ceuta y Melilla, que, a pesar de ser entidades políticas y administrativas distintas en el actual sistema español, tienen una implicación directa con los habitantes de Andalucía.
El segundo tipo podríamos denominarlo como el “Islam de la inmigración”. Limitándonos al periodo que comienza a mitad del siglo XX presenta una diversidad notable. En los años sesenta y setenta del pasado siglo un número no demasiado elevado de profesionales procedentes de todo el entorno del Islam, pero preferentemente del Mundo Árabe, desde el Yemen a Marruecos, vinó a instalarse en Andalucía. En un momento en el que en toda España existían unas oportunidades de trabajo superiores a las de hoy. Algunas de estas personas realizaron incluso sus estudios aquí, como es el caso de los médicos formados en centros andaluces y que terminaron quedándose entre nosotros ejerciendo su profesión. Se trata actualmente de colectivos muy integrados en la sociedad andaluza y asimilados culturalmente a nuestro medio. A su lado comenzó a producirse, años más tarde, hacia la década de los ochenta, una inmigración, minoritaria, de estudiantes que, ante el cierre de centros europeos y debido al nivel alcanzado por los andaluces, vinieron a radicarse en Andalucía. Por las mismas fechas otros grupos, normalmente originarios del Golfo Árabe y dotados de medios económicos suficientes de subsistencia, se instalaron igualmente aquí de forma temporal o permanente.
Pero los contingentes más numerosos son los que pertenecen a procesos de inmigración reciente, originados por las condiciones de los países de donde provienen, aparte de por la propia voluntad del inmigrante o las necesidades actuales de nuestro sistema productivo. Estos colectivos, procedentes de manera mayoritaria, por lo que al universo del Islam se refiere, del Magreb o del África subsahariana, constituyen las comunidades musulmanas más numerosas de nuestro entorno. De modo que se llega a identificar demasiado automáticamente, y no siempre desde el punto de vista cuantitativo, Islam e inmigración. De lo cual deriva una imagen del Islam como parte del “otro”, no exacta pero que se adecua tanto a las antiguas visiones europeas sobre los musulmanes como a la dinámica de conflicto de civilizaciones que surge entre algunos pensadores y políticos occidentales tras la caída del Muro de Berlín en 1990. Entre estas comunidades podríamos distinguir las formadas por musulmanes magrebíes de las integradas por personas procedentes del norte de África y que, de forma simplificada, son calificados como senegaleses. Estos operan normalmente como grupos segregados del resto de musulmanes. Entre ellos destacan la comunidad Safinatu-l-Islam, el “Barco del Islam”, de Sevilla, y la mezquita Masalik al-Yinan o Masalical al-Jinan, “Camino del Paraíso”, de Granada. Lo cual no quiere decir que musulmanes subsaharianos acudan a otros oratorios o pertenezcan a otras comunidades, en estas dos ciudades o en otros lugares de Andalucía. Los magrebíes, especialmente marroquíes, cuentan con entidades propias como la Mezquita an-Nur de Sevilla.
Conversiones. Un último grupo de entidades musulmanas andaluzas está constituido principalmente por personas, andaluzas o que habitan en Andalucía, que se han convertido al Islam en fechas recientes, a partir de los años sesenta del pasado siglo. El origen de estas conversiones radica en un proceso de búsqueda personal que para muchas personas constituye un largo camino. Este camino discurre por terrenos de la fe, como movimientos cristianos de base o espiritualistas de origen oriental, o incluso por la militancia política o sindical. La llegada al Islam viene dada por la frustración ante las actitudes prácticas de otros movimientos religiosos, ideológicos o políticos. Sin descartar el que en algunos casos se mezclase la atracción por lo exótico o la búsqueda de la diferencia. Este último factor ha hecho nacer, en el conjunto de España, variantes organizativas que intentan adecuarse al actual marco autonómico o conceptualizaciones musulmanas que tienden a hacer hincapié, más allá de la norma general del Islam, en las desemejanzas que éste presenta con respecto al marco cultural o social en el que viven. En el momento de su aparición, este tipo de comunidades experimentó una dinámica tendente a la multidivisión, a pesar de acoger a un número no muy elevado de personas. El hecho pudo deberse a constituir colectividades minoritarias en las que los enfrentamientos personales tendían a aumentar de intensidad y a producir fenómenos de fraccionamiento. Esta dinámica se amortiguó de manera considerable a finales de los años noventa, dando lugar a un cuadro bastante estable de comunidades desde entonces y permitiendo en la actualidad una cierta tendencia a apoyar iniciativas comunes, que quizás desemboque en un futuro en procesos de integración comunitaria. Las características de estas comunidades son similares a las de igual carácter existentes en España y el resto de la Unión Europea. En algunos casos se produce una especial incidencia en el hecho de poner en conexión el Islam actual con el existente en Andalucía como creencia mayoritaria durante la Edad Media.
El número de efectivos de estas comunidades, como en el de los otros tipos mencionados, resulta difícilmente cuantificable. Por el momento no se dispone de unas estadísticas independientes y fiables. Las comunidades musulmanas existentes actualmente en toda Andalucía pueden ascender a más de 60. Con un peso mayor de Granada, Sevilla y Málaga, este número resulta superior al existente en otros territorios de España. Algunas fueron constituidas en fechas muy tempranas como la Asociación Musulmana de Córdoba. Otras comunidades como la Yamaa Islámica al-Ándalus se establecieron en diferentes puntos de Andalucía. A finales de los años setenta, antes de aparecer como entidad musulmana, surge como movimiento político el Frente de Liberación de Andalucía, convertido más tarde en Liberación Andaluza, siglas con las que participó en las elecciones autonómicas de 1986, en las municipales del año siguiente y en otros procesos electorales. Las denominadas como Comunidad Islámica Umma tienen centros en Almería, Granada y Sevilla. En esta última ciudad generaron un movimiento ciudadano que logró la apertura del cementerio musulmán en 1987. O tomaron la iniciativa, en 1993, del Albergue de Fátima Azahara, para atender a la población inmigrante, en un momento en el que los recursos asistenciales dedicados a ella resultaban deficitarios. La Comunidad Islámica en España tiene su origen en un grupo de convertidos al Islam a finales de los años sesenta en Córdoba. De este núcleo surge la Mezquita del Albaicín en Granada y la actualmente proyectada en el barrio de los Bermejales en Sevilla. Aparte de las actividades comunitarias, algunas de estas entidades realizan un notable esfuerzo de difusión del Islam, como el llevado a cabo desde la Junta Islámica de Almodóvar del Río, en Córdoba, a través de la página webislam de la red, una de las más completas existentes a nivel mundial en nuestros días respecto a temas relacionados con la religión musulmana.
Desarrollo. Como en el resto de las confesiones religiosas minoritarias españolas, el Islam comienza a desarrollarse con la restauración democrática del país a partir de 1975. Desde 1967 existía ya una Ley de Libertad Religiosa que queda derogada con la Ley Orgánica de 1980, de igual denominación, donde se recogen los principios constitucionales de 1978 de laicismo del Estado y libertad de creencias. En 1981 se instaura el Registro de Entidades en el Ministerio de Justicia, que dará paso, tras un largo proceso, a la declaración, ocho años más tarde, del Islam como creencia de “notorio arraigo”, conforme a lo previsto en la citada Ley de 1980. Esto empuja a la constitución de una Comisión Islámica de España que llega en 1992 a la firma de un acuerdo con el Estado por el que se regula la relación entre las comunidades musulmanas y el Ministerio de Justicia. Desde el comienzo, las comunidades musulmanas se integraron en dos agrupaciones, la Federación de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI) y la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE). Las entidades registradas oficialmente pueden asociarse a una de ellas o figurar como independientes. La dinámica desde ese momento fue una polarización entre las comunidades formadas por convertidos al Islam, integradas principalmente en la FEERI, y la del resto de tipos al que nos hemos referido, pertenecientes a la UCIDE de forma mayoritaria. En cualquier caso hay que señalar que existen comunidades en toda Andalucía que, usando los principios de libertad consagrados en la Constitución y nuestro ordenamiento jurídico, están formalizadas adoptando otras formas legales, como asociaciones culturales o de otro carácter, o incluso sin cobertura alguna. Entre las entidades registradas en el Ministerio de Justicia figuran algunas que no son consideradas como musulmanas por el resto de los grupos de esta creencia. Como el caso de la Ahmadía, la Misión Ahmadía del Islam en España, cuya sede está en Pedro Abad (Córdoba).
Rafael Valencia |
