Es Maricruz la mocita, la más bonita del barrio de Santa Cruz.
El viejo barrio judío, rosal florío, le ha dado rosas de luz.
Y desde la Macarena, la vienen a contemplar, pues su carita morena hace a los hombres soñar.
Y una noche de luna el silencio rompió la guitarra moruna y una voz que cantó:
(Estribillo) ¡Ay, Maricruz, Maricruz! Maravilla de mujer; del barrio de Santa Cruz eres un rojo clavel.
Mi vida sólo eres tú y por jurarte yo eso me diste en la boca un beso que aún me quema, Maricruz. ¡Ay, Maricruz! ¡Ay, Maricruz!
Fue como pluma en el viento el juramento y a su querer traicionó.
De aquellos brazos amantes huyó, inconstante, y a muchos después traicionó.
Señoritos con dinero la lograron sin tardar y aquel su cuerpo hechicero hizo a los hombres pecar.
Pero sólo hubo un hombre que con pena lloró recordando su nombre y esta copla cantó.
(Estribillo)
Letra: León y Valverde. Música: Quiroga (pasodoble). |