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ANEXOS |
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- La Generación Abstracta

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En Andalucía, lo que caracteriza la época [años sesenta] es la obra de la llamada Generación Abstracta. Puede que el nombre resulte equívoco porque entre estos pintores hay perspectivas formales y orientaciones diferentes. Entre ellos encontramos, por ejemplo, una dirección sobre todo geométrica y constructiva, con especial atención a la interacción del color (Soto), otra en la que destaca una cierta preocupación por formas modulares unida a la indagación de materiales (Suárez), otros (Delgado, Tovar) optan por una orientación pictórica y espacial relacionada con la abtracción norteamericana -de Rothko a Diebnkorn-, y hay por fin quien presta atención a las posibilidades conceptuales de Rauschenberg y su combine painting (Sierra). Hay aspectos, sin embargo, que todos comparten: en primer lugar, una atención especial a las posibilidades visuales y poéticas de la pintura, con una preocupación exquisita por la forma. Esta preocupación no es sólo contructiva o expresiva, sino que brota de una idea de coherencia interna de la obra que conducirá a la intención perseguida, en algunos casos más poética, en otros más conceptual. A todo ello se añade una actitud crítica hacia el significado y alcance que la pintura puede tener en nuestro tiempo, actitud más modesta que la que hemos señalado en los conceptualistas, pero igualmente exigente. No brota de una idea previa -la dominación que alienta en la comunicación de la sociedad de masas, como veíamos en las discusiones conceptualistas-, sino que parten del hecho o de la necesidad de la pintura como valor estético para reflexionar desde ahí sobre su alcance cultural y social. A fines de la década aparece una orientación artística que madurará en la nueva figuración madrileña que contará con la participación destacada de tres andaluces: Pérez Villalta -tras una etapa de abstracción constructiva-, Alcolea y Chema Cobo. Por su ironía crítica, por la capacidad que demuestran en hacer confluir imágenes y recursos formales muy diversos y por su sentido del juego entre ficción y realidad son realmente el cierre más adecuado a la década.
Juan Bosco Díaz Urmeneta De Andalucía y la Modernidad. Del Equipo 57 a la Generación de los 70.
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- Las vanguardias andaluzas

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En octubre de 1881, nace en Málaga Pablo Ruiz Picasso*. Este niño luego viajaría con sus padres a La Coruña, para recalar en la Barcelona modernista y, más tarde, en París. Se hizo hombre llevando su corazón andaluz por bandera. Pero esto es otra historia. Aquí, entre nosotros, a duras penas se iba abriendo paso una vanguardia que encontraría en el onubense Daniel Vázquez Díaz su principal adalid, para llegar a la II República y la guerra civil con pintores como el jiennense Manuel Ángeles Ortiz, el granadino Ismael de la Serna, Antonio Rodríguez Luna o Francisco Mateos. Luego vendría la larga posguerra y el exilio de muchos. Algunos, como Rafael Zabaleta , se comprometería desde su terruño natal, convertido en hogar de un exilio interior, con una vanguardia que, si no era ideológica, al menos sí que era estética. También, tímidamente, surgen movimientos aperturistas como el de los Indalianos, nacido en Almería en 1946 y capitaneado por Perceval. Otros precursores serían Francisco Mateos, Joaquín Peinado y José Caballero. La Modernidad vendría algo más tarde con el Equipo 57 de Córdoba, la Estampa popular de Sevilla, el nuevo movimiento de Abstracción, informalismo y arte geométrico, de Vicente Vela, Luis Gordillo, Manuel Barbadillo, Enrique Brinkmann, Alfonso Fraile, Burguillos, Geraldo Delgado, José Guerrero y Manuel Rivera. Finalmente, los años 60 nos trajeron el Pop y la nueva figuración de autores consagrados como Luis Gordillo, Eugenio Chiclano, Felix de Cárdenas, de nuevo Enrique Brinkmann, Francisco Peinado, o las hermosas naturalezas de Miguel Pérez Aguilera, Carmén Laffón o Teresa Duclos. Nuevas renovaciones aparecerían en la década de los 70 con la vigorosa obra de artistas como Luis Gordillo, José Guerrero, Guillermo Pérez Villalta, Chema Cobo, José Ramón Sierra, o las instalaciones de Alfonso Albacete y las esculturas de Nacho Criado. El resto es riguroso presente y un futuro esperanzador, en un momento en que, felizmente, Andalucía se ha incorporado por pleno derecho a la modernidad, sin renunciar a una historia, a un legado cultural, que la hacen única e irrepetible.
Arsenio Moreno Mendoza |
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