inicio quiénes somos normas de uso abreviaturas contacto
Andaluca Cultura

BÚSQUEDA DE TÉRMINOS



Acceso a búsqueda avanzada

TÉRMINOS RECIENTES

AGENDA CULTURAL
   Bodas de Sangre: Programación en Jaén
   Taller de creatividad dinamizado por Yanua para celebrar el Día Internacional del Libro Infantil
   Taller de fin de semana: Fotografía + Ciencia: fotografiando lo imposible



CON LA COLABORACIÓN DE



 
TÉRMINO
- GIRALDA, LA
  ANEXOS
 
  • La Giralda de Manhattan  Expandir
  • Entre 1890 y 1925 hubo en Nueva York una réplica de la Giralda que formaba parte del Madison Square Garden. La diseñó el arquitecto Stanford White, costó tres millones de dólares y estaba coronada por una escultura que, aunque desde abajo parecía la diosa Diana, de cerca se veía que tenía toda la cara de la actriz Evelyn Nesbit Thaw, la mujer del millonario Harry K. Thaw. El arquitecto y su “giraldillo” eran amantes, y, cuando la cosa se supo, el marido acabó a balazos con la vida de Stanford al pie de la torre.
        La Giralda de Nueva York obedeció a una simbiosis entre el eclecticismo norteamericano y el muy estadounidense también sentido comercial. Si acaso hubo entre los responsables del Madison y J. P. Morgan –que fue quien corrió con los gastos– un resabio orientalizante a lo Washington Irving, éste debió de aliarse con la intención predominante de labrar un edificio que llamase mucho la atención del público por exótico. La torre del Madison reproducía la fábrica almohade y renacentista de su original sevillano, pero libremente, sin obsesión por convertirse en una réplica perfecta. Su función entre los rascacielos que ya empezaban a levantarse en Nueva York era la de reclamo, y su silueta en el horizonte de la ciudad debía hacerle propaganda al coliseo al que estaba unida. Medía 102,3 m., algo más que su modelo, y durante años fue el segundo edificio más alto de Manhattan. Cuando en 1925 se creyó que ya no satisfacía este uso, se demolió la Giralda de Stanford sin remordimientos.
        En Estados Unidos actualmente, además de en Miami, donde hay varios hoteles que siguen de lejos las trazas de la Giralda original, es posible contemplar una copia en Kansas City. Allí existe otra Giralda-reclamo que desde 1967 identifica al edificio comercial Swanson.
        En España, en 1889, unos cuantos años antes que la de Nueva York, empezó a construirse en la localidad tarraconense de L’Arboç del Penedés una Giralda que se concluiría en 1902 y que todavía está en pie. La hizo el arquitecto Joan Riquer i Marí después de casarse y de hacer su viaje de bodas por Andalucía. La pareja se quedó enamorada de los monumentos musulmanes de Sevilla y Granada, y a su vuelta el arquitecto le puso a su esposa Candelaria una casa en la que incluyó una Giralda de 52 m. y una réplica del Patio de los Leones de la Alhambra. Actualmente el conjunto pertenece al Ayuntamiento.
        Y en pleno siglo XX siguen erigiéndose reproducciones, más o menos afortunadas, de la Turris Fortissima hispalense. De 1927 data la Giralda de Badajoz, obra de los arquitectos Adel Pinna y Delgado Millán, que la insertan en un edificio que sigue los patrones del más puro estilo regionalista. La de Badajoz estaba igualmente concebida como reclamo de unos almacenes comerciales, Galerías Giralda, y por eso su veleta es una figura del dios Mercurio, el protector romano de los negocios. El edificio, junto con su torre en la fachada, pertenece desde 1993 a la Compañía Telefónica.

    Alberto Guallart
  • Antología de la Giralda  Expandir
  • Giralda

    Giralda en prisma puro de Sevilla,
    nivelada del plomo y de la estrella,
    molde en engaste azul, torre sin mella,
    palma de arquitectura sin semilla.

    Si su espejo la brisa enfrente brilla,
    no te contemples –ay, Narcisa– en ella,
    que no se mude esa tu piel doncella,
    toda naranja al sol que se te humilla.

    Al contraluz de luna limonera,
    tu arista es el bisel, hoja barbera
    que su más bella vertical depura.

    Resbala el tacto su caricia vana.
    Yo mudéjar te quiero y no cristiana.
    Volumen nada más: base y altura.

    Gerardo Diego
    De Alondra de verdad.



    [Los moriscos de la Giralda]

    A los dieciocho moriscos que trajeron la figura de metal que es remate de la torre y tiene por nombre la Fe y el Triunfo de la Iglesia, sesenta y ocho reales. A Alonso Ruiz, por llevar la barra en que se ha de poner dicha figura y ajustarla, con lo que se dio a los que ayudaron a sacar la figura de casa de Bartolomé Morel, que la hizo, doce reales.

    Documento de 26-VII-1568.




    [La Giralda]


    Soy hermosa y agradecida
    tengo gracias más de mil
    llamanme gira Giralda
    hija de Giraldo Gil.

    Anónimo.

    [La Giganta]

    Finalmente, señor caballero, quiero que sepáis que mi destino, o, por mejor decir, mi elección, me trujo a enamorar de la sin par Casildea de Vandalia. Llámola sin par porque no le tiene, así en la grandeza del cuerpo como en el estremo del estado y de la hermosura. Esta tal Casildea, pues, que voy contando, pagó mis buenos pensamientos y comedidos deseos con hacerme ocupar, como su madrina a Hércules, en muchos y diversos peligros, prometiéndome al fin de cada uno que en el fin del otro llegaría el de mi esperanza; pero así se han ido eslabonando mis trabajos, que no tienen cuento, ni yo sé cuál ha de ser el último que dé principio al cumplimiento de mis buenos deseos. Una vez me mandó que fuese a desafiar a aquella famosa giganta de Sevilla llamada la Giralda, que es tan valiente y fuerte como hecha de bronce, y, sin mudarse de un lugar, es la más movible y voltaria mujer del mundo. Llegué, vila, y vencíla, y hícela estar queda y a raya, porque en más de una semana no soplaron sino vientos nortes.

    Miguel de Cervantes Saavedra
    De Don Quijote de la Mancha.


    Horas en Sevilla


    He llegado a la Catedral y he entrado al patio de los Naranjos. En el centro hay una fuente. Su piedra es negruzca y gastada; hay en la alberca una agua verdinegra y muerta, cae de la taza de arriba un hilillo imperceptible de agua, que se desgrana en gotas y no hace ruido al caer sobre las aguas muertas. A un lado se yergue la Giralda; tocan unas campanas, unos avechuchos de elásticas y rojizas alas giran en vuelos automáticos, se posan entre los intersticios de las piedras, reaparecen, dan vueltas, se esconden otra vez, vuelan lentos, silenciosos, caprichosos de nuevo. Hay una profunda calma en este patio y en esta hora de la mañana. Se desprende una sensación de olvido y de serenidad de esta fuente silenciosa, de estas piedras seculares y negras, de este cielo azul y limpio, del vuelo elástico y callado de estas aves, del son lento y cristalino de esta campana.

    José Martínez Ruiz Azorín
    De España: Hombres y paisajes.


    Giralda, madre de artistas,
    Molde de fundir toreros,
    Dile al giraldillo tuyo
    que se vista un traje negro.

    Fernando Villalón



    [Una diosa]

    [Sevilla] es una diosa oriental desconocida de los griegos. En su culto hay que cantar con sangre y con címbalos. No es semita. En esto, como en todo lo demás, es la antiestrofa de Toledo, su gran hermana del Norte. (…) Sevilla es pagana, pero su espíritu pagano es únicamente suyo. Sevilla no es oscura ni carnal como los sumerios; ni analítica ni alerta como los griegos (…) Su espíritu tiene un espíritu: la Giralda. Ver la Giralda desde la ciudad es ver la torre y Sevilla a la vez.

    Waldo Frank
    De España virgen.


    [La Giralda es defendida por Santa Justa y Rufina]


    El primer caballero cristiano que ascendió la Giralda después de la conquista de Sevilla fue Lorenzo Poro, es decir, Lawrence Poore, un escocés (…) La Giralda era la torre más alta desde donde el mueddin llamaba a los fieles a la oración; y aquí están todavía sus sustitutos, las campanas, porque son tratadas casi como si fueran personas; antes de ser colgadas se las bautiza con un óleo especial consagrado expresamente para ellas durante la Semana Santa, y reciben nombres bautismales de santos (…) La Giralda está bajo la protección especial de las dos divae, Santa Justa y Rufina, que son muy veneradas y muy pintadas en Sevilla, y en ningún otro sitio. En una tormenta, en 1504, asustaron al diablo, que había soltado los vientos para luchar contra esta iglesia; éste, que ha sido su milagro de siempre, es también el que con tanta frecuencia ha sido esculpido y pintado por Murillo y otros: y, teniendo en cuenta las proporciones, estas dos damas tienen que haber tenido por lo menos quinientos pies de altura y haber sido tolerables campeonas para poder enfrentarse con el padre de todas las mentiras.

    Richard Ford
    De Manual para viajeros por Andalucía y lectores en casa.

    [Cuatro bolas de bronce]

    Esta torre, como la llamada kutsabea de Marruecos y la de Rabat, que también son obra del mismo arquitecto, fue erigida probablemente con el doble objeto de llamar a los fieles a la oración y de hacer observaciones astronómicas. En la cima había cuatro bolas de bronce (Manzanas), tan grandes que, según se nos ha informado, para introducirlas en el edificio fue necesario quitar la piedra clave de una puerta llamada “la puerta de los Muezines”, que conducía desde la mezquita hasta el interior de la torre; la barra de hierro que las sostenía pesaba alrededor de diez quintales y todo ello fue vaciado por un famoso alquimista, nativo de Sicilia, llamado Abú Leyth, costando cincuenta mil libras esterlinas. Y es un dato curioso (…) que, durante el terremoto de 1395, o sea ciento cincuenta y siete años después de la caída del poder moro, estas bolas, junto con el soporte de hierro, fueron derribadas, y entonces, pesando el soporte, se comprobó que su peso, tal y como lo había dado uno de los historiadores de Sevilla, era exactamente el que afirmara el escritor mahometano.

    Pascual de Gayangos


    [Sevilla ya es Sevilla]


    Comienzan a levantar alminares, la cal blanquea la ciudad y la azulejería prodigará policromos resplandores. ¿Sevilla es todavía Sevilla? Le falta algo, que vendrá a llenar la inspiración de Ahmad Ibn Baso: el alminar de la nueva mezquita mayor, la que habría de coronar Hernán Ruiz con la Giralda. Sevilla ya es Sevilla. Al menos va adquiriendo algo de su aspecto actual. Porque Sevilla ya era Sevilla antes de levantarse la Giralda.

    Julio Martínez Velasco
    De Paseo por la Sevilla del 98.



    Los pájaros de la Giralda


    Con la caída de la tarde se ven perfectamente, pero es a la noche, con la luz de los focos, cuando lucen del todo los pájaros giraldeños. Entonces se advierte su cualidad más saliente, aquella que probablemente les llena de orgullo, que es la de tener el color mismo de la Giralda, como si en vez de bandada fuese halo desprendido en corpúsculos de la materia misma de la torre. Con mucho de buena voluntad, parecerían pájaros de ladrillo, tallados por aquellos orfebres que adiestrara don Aníbal el arquitecto, y echados a volar como complemento movedizo y con derecho a la postal del campanario iluminado.
        Se acercan y se alejan dentro de una órbita precisa, en el escenario que delimitan los reflectores, trenzando vuelos encendidos mientras juegan a las cuatro esquinas a la altura de la Santa Juana, que es como el pueblo llamaba años atrás al Giraldillo. Viene a ser una ronda de enamorados, pero de enamorados presuntuosos que se mueren por ser vistos; prueba de ello es que la asiduidad termina en cuanto la iluminación acaba.

    Manuel Ferrand

    De Las campanas perdidas.


    [Sevilla desde la Giralda]

    Muchos de vosotros habréis contemplado el espectáculo de Sevilla desde la Giralda. Pues bien; ahí está la demostración clara y terminante de que Sevilla recibe la luz del sol y de la bóveda celeste, y la devuelve de nuevo, como un eco, al chocar con los blancos de sus fachadas y azoteas. La sombra misma de la Giralda sobre Sevilla es una estampa de sombra iluminada. Y este eco del color y de la luz se filtra hasta los más íntimos rincones sevillanos, iluminándolos como una gracia de Dios.
        Cuando el sol da de plano, es delicioso ver los millares de ventanas y balcones que tachonan la ciudad, como una inmensa celosía, y las docenas de campanarios y espadañas que se recortan sobre el blanco, como figuras de un inmenso juego de ajedrez en que todas las piezas fueran torres.

    Alfonso Grosso
    De Casas y calles de Sevilla.


    La Giralda

    Esta torre, admiración de las edades, que, según un viejo cronista árabe, “ofrece el mismo aspecto, contemplada a una jornada de Sevilla, que las estrellas del Zodíaco”, la mandó construir el emir Abu Yácub Yúsuf, quien no tuvo la fortuna de verla terminada (…) En 1885 se hicieron las últimas obras de restauración de la torre, a consecuencia de los destrozos que le causó una chispa eléctrica. Apenas si ya se distinguen las pinturas con que decoró la torre, por el lado de la calle Placentines, el célebre artista Luis de Vargas, en el siglo XVI, debajo de las cuales se ostenta una lápida de rico mármol, con inscripción latina, redactada por el canónigo Pacheco y que vertió al castellano el elegante poeta sevillano Francisco de Rioja en los siguientes términos:
    “Consagrada a la eternidad; a la gran madre libertadora; a los santos pontífices Isidoro y Leandro; a Hermenegildo, príncipe pío feliz; a las Vírgenes Justa y Rufina, de no tocada castidad, de varonil constancia, santos titulares, esta torre de fábrica africana y de admirable pesadumbre, levantada antes doscientos cincuenta pies, cuidó el Cabildo de la Iglesia de Sevilla que reparase a gran costa en el favor y aliento de don Fernando de Valdés, píisimo prelado; hiciéronla de más augusto parecer, sobreponiéndole costosísimos remates, alto seis pies, de labor y ornato más ilustre. En él mandaron poner el coloso de la Fe vencedora, noble a las regiones del cielo, para mostrar los tiempos por la seguridad que tenían las cosas de la piedad cristiana, vencidos y muertos por los enemigos de la Iglesia de Roma. Acabóse en el año de la restauración de nuestra salud, 1568, siendo Pío V pontífice óptimo máximo y Filipo II augusto, católico, pío, feliz, vencedor, padre de la patria y señores del gobierno de las cosas.

    Santiago Montoto

    De Nueva Guía de Sevilla.
  • Textos árabes sobre la Giralda  Expandir
  • [Construcción de la torre]

    Este alminar supera lo que se pueda decir de él. Su novedad sobrepasa a los historiadores pues no hay otro que pueda comparársele en todas las mezquitas de al-Andalus. Y esto es por la altura de su cuerpo, la solidez de su base, su construcción en ladrillo, lo extraordinario de su arte y lo admirable de su vista. Parece que se suspende en el aire, elevándose hacia el cielo. A una jornada de Sevilla el que lo ve lo creería las estrellas del Zodíaco.
    Mandó construirlo el califa Abu Yaqub Yusuf el 26 de Mayo de 1184... Cuando, después de él, el califa Abu Yusuf Yaqub ordenó cumplir el deseo de su padre,... Ahmad b. Basuh abrió sus cimientos junto a la mezquita aljama... Empezó el trabajo en piedra, llevada del muro del palacio de los abbadíes... Después se paralizaron las obras durante meses hasta que llegó de la corte del califa, en 1188, Abu Bakr Avenzoar con la orden de reemprender la obras de alminar y levantar lo que estuviera deteriorado en la aljama. Los trabajos se realizaron, por parte de Ali al-Gumari, en ladrillo que es mejor que la piedra... Así permaneció durante años, trabajando en el alminar temporalmente; luego viajaba desde Sevilla a la capital, Marrakech, y se interrumpía la obra. Más tarde volvía a trabajar en el alminar, supervisando directamente a los albañiles el tiempo que dedicaba a esta obra y su construcción.
    Cuando en 1195 llegó el califa a Sevilla mandó hacer las manzanas de factura admirable, sublime elaboración, gran tamaño y cubiertas de oro, excelsas de renombre y talla, que fueron elevadas al alminar en su presencia. Los arquitectos colocaron en su parte más alta, a indicación del califa, una barra de hierro cuya base se cimentaba sobre la obra del alminar.... Las manzanas se cubrieron con fundas de algodón para que no se mancharan por el polvo o las manos de quienes las tocaran... Luego se colocaron en la barra, ante el califa, el príncipe heredero, el resto de sus hijos, los grandes dignatarios almohades, los jueces, las dignidades religiosas y las personas importantes del pueblo de Sevilla. Esto fue el miércoles a finales de Rabí II del año 594, correspondiente al 19 de Marzo de 1198. Situadas encima de la torre se le quitaron las fundas y casi se cegaron los ojos por el resplandor del oro y los rayos que reflejaban.

    Ibn Sáhib As-Salá (siglo XII)
    Traducción de Rafael Valencia.



    El loco de Sevilla

    Bajo la Giralda,
    se muere el hombre más hermoso de la tierra.
    Bajo la Giralda,
    se muere el último amor de la tierra.
    Bajo la Giralda,
    grito, enloquecido, y muero

    Abd Al-Wahhab Al-Bayati (1984)
    Traducción Pedro Martínez Montávez.


    Sevilla


    ¡Sevilla!
    ¡Sevilla!
    ¡Oh, pecho de Giralda, ojos de bambú, y boca de Miranda!
    Desde Damasco te saludo. hermosa que te cimbreas entre las
    olas del aroma que corre por el Guadalquivir. ¡Ay, Sevilla!
    Yo saludo a tus ojos con profunda nostalgia.
    (...)
    No me olvides...
    Casi ha pasado un año. Ya las tristes distancias se
    disparan,
    y las tinieblas siguen esparciéndose.
    Recuerda que te amo.
    ¿Cómo vas a olvidar a quienes te aman?
    Si pasas por la plaza en donde están los restos de mi historia,
    si la oración de mi alma te llega alguna vez, recuérdame,
    [recuérdame.
    Un año ya ha pasado.
    ¡Y tú, Sevilla, eres aún cruel con quienes te aman!

    Jalil Juri (1963)
    Traducción Pedro Martínez Montávez.
  • Antecedentes y consecuencias de la Giralda   Expandir
  • El modelo lejano de la Giralda como alminar está en el de la mezquita mayor de Córdoba; sus dos cuerpos prismáticos, el remate, el friso de arquillos, los merlones y muchos detalles decorativos se transmitieron a alminares postcalifales y a torres románicas. En la época en que se construyó la Giralda el eco de la extraña organización dúplice del alminar cordobés comenzaba a apagarse, pero aún se advierte en la fachada de Levante de la torre sevillana un hueco duplicado que respeta la disposición califal.
        La Giralda es coetánea, o quizás precedente, de varias torres africanas almohades (alminares de la Qutubiyya, en Marrakech, y torre Hassan, en Rabat), y es origen de algún alminar andalusí posterior con formas muy simplificadas (torres de Cuatrovitas, en Sevilla, Archez y Salares, en Málaga); pero su papel como modelo se manifiesta con especial pujanza en tres momentos posteriores bien distintos. El primero de ellos en el siglo XV, cuando inspiro torres de iglesias mudéjares de la zona de Sevilla (San Marcos, Omnium Sanctorum, iglesias de Carmona, etc.) que obviamente la reflejan antes del acrecentamiento del siglo XVI; más adelante lo que se copia es ya el modelo completo, con el campanario de Hernán Ruiz, e incluso los añadidos posteriores: es una lista extensísima que va de Écija a Moguer y comienza en el siglo XVII (torre de Zalamea la Real, de Huelva) y perdura hasta los últimos años del siglo XVIII (torre de San Pedro de Carmona).
        El tercer momento es el que corresponde a los últimos años del siglo XIX y casi todo el XX pues ha sido copiada o ha servido de inspiración para torres, o edificios altos, en Nueva York (Torre en Madison Square Gardens), en Cataluña (El Arbós), en Miami (Hotel Biltmore), en Badajoz y en Kansas City.

    Alfonso Jiménez Martín
  • Restauraciones de la giralda (1979-2005).  Expandir
  • 1979    Obras urgentes por deterioro de las azucenas de la Giralda.

    1980    Retirada de las actuales azucenas de hierro, toma de agua y obras varias. Restauración del campanario.

    1981    Obras menores de conservacion del Giraldillo.

    1983    Proyecto de restauración del campanario de la Giralda.

    1998-2005    Restauración de las campanas. Se construye un Giraldillo provisional para sustituir al auténtico, que en 1999 es bajado y sometido a un exhaustivo proceso de restauración. Vuelve a coronar la Giralda en julio de 2005.
 
ZONA DE USUARIOS
Usuario:
clave:
 

MUSEOS ANDALUCES
Almería
Museo de Almería
Cádiz
Museo de Cádiz
Córdoba
Museo arqueológico y etnológico
Granada
Museo de la Alhambra
Granada
Parque de las ciencias
Huelva
Museo de Huelva
Jaén
Museo de Jaén
Málaga
Museo Carmen Thyssen
Málaga
Museo de Málaga
Málaga
Museo Interactivo de la Música
Málaga
Museo Picasso Málaga
Sevilla
Centro Andaluz de arte contemporáneo
Sevilla
Museo Arqueológico


Andaluca Cultura
   Andalupedia © 2013 - Todos los derechos reservados      Señas de identidad      Aviso legal      Créditos  21 de marzo de 2025