“Ahora, desde luego, hay más afición que antes, lo que pasa que antes, la gente se metía más en juerga y hoy no. Hoy se van a un tablao o se van a este sitio y al otro y no se meten tanto en juerga como antes. El que ha vivido de las fiestas sabe lo que es eso, por que ha tenido que pasar por todo, por lo bueno y por lo malo, por los aficionados de verdad y por los aficionados que no les gusta nada más que el cachondeo. A mí me han pillado de los buenos y de los malos, porque muchas veces he visto yo llegar a Villa Rosa una reunión, meterse en un cuarto, y al rato tener que irse, porque en el de al lado había un jaleo que no se podía aguantar. Y también, han venido señores sólos expresamente a escuchar flamenco, sin mujeres ni nada y se han metido en un cuarto y han estado diez y doce horas nada más que escuchando cante. Venga cante, y venga vino y venga jamón o pescado. Y muchas veces he visto aficionados de verdad echar a mujeres del cuarto –mujeres que eran un monumento– pero que no se sabían estar calladas y ha hecho así el señorito, ha llamado al metre, y le ha dicho que haga el favor de acompañar a las damas. (...) No vean lo que yo he tenido que pasar –sigue contando Pericón– y lo que he tenido que hacer para vivir en esto del cante, porque siempre ha tenido uno que decir cosas de mentira por no disgustarse con la clientela. Como una vez que yo estaba cantando por soleá y uno me dijo:’Que buenos martinetes, Pericón’. Y yo, en vez de decirle, no señor eso no son martinetes, eso es soleá, pues yo le he dicho: Usté sabe mucho de esto, porque son unos martinetes muy raros que hay metidos por soleá. Y así me lo he ganao y no he perdio un cliente. Recuerdo que cuando el concurso de las alegrías en Cadiz, que Manolo Vargas se llevó el primer premio y a mí me dieron el segundo, después del concurso nos fuimos a una fiesta con unos cuantos del jurado y uno de ellos, habiendo yo cantao por soleares, se vino hacia mí abrazandome y me dice ‘Pericón, olé por esas malagueñas’. Y cuando ha llegado la hora de cantar en un teatro ha pasado tres cuartos de lo mismo. Que si tu has visto un ambiente de cariño, pues has salido con ganas y te has comido el teatro, pero si has salido con miedo y has visto en la primera fila un mojin raro, pues ya se te ha metido el garabato y no das pie con bola. Porque el cante es una cosa muy especial y tanto influye que tú estes bien, como que la gente que te escuche te atienda y te aliente de verdad. Hay gente que te escucha con respeto y luego habla con respeto de las cosas del cante sin presumir de saber esto y lo otro. Es en esas ocasiones en las que uno se encuentra con la aficion verdadera cuando uno canta a gusto y canta bien”.
Pericón de Cádiz Epílogo a ‘Las mil y una historias de Pericón de Cádiz’, de José Luis Ortiz Nuevo. |