|
CALIFATO DE CóRDOBA |
VOLVER |
|
La época del califato omeya se extiende desde la proclamación de Abderrahmán III (912-961) como califa en el 929 hasta el momento de la abolición del califato por el gobierno de la Yamaa o República de Córdoba en el 1031, cuando el país estaba ya dividido de hecho en los reinos de taifas. La época del califato omeya supone el primer momento de esplendor de al-Ándalus. Con un país que habían elaborado sus antecesores durante casi dos siglos, Abderrahmán III lo convierte en la primera potencia de la Península Ibérica y de todo el Mediterráneo. Su sucesor, al-Hakam II (961-976) mantiene esta situación en un ámbito en que el califa de Córdoba hacía de árbitro entre los diversos poderes políticos de la Península y el norte de África, gobernando un país de gran estabilidad y prosperidad social y económica. El gobierno de su sucesor, Hixam II (976-1009), conoce ya los efectos del régimen de suplantación política instaurado por su canciller, Almanzor y sus sucesores. A partir de 1009 y, sobre todo, de 1013, al-Ándalus se irá dividiendo, desde el punto de vista político y administrativo en diferentes países, los reinos de taifas. En Córdoba, sin embargo, siguen existiendo hasta 1031 una serie de califas que gobiernan un territorio cada vez más disminuido, hasta acabar reducido a la capital califal y su entorno. El régimen del califato tiene en cualquier caso una incidencia notable en muchos de los aspectos organizativos, sociales o económicos de las formaciones políticas que le suceden hasta el final de la existencia de la Andalucía árabe como entidad. [ Rafael. Valencia ].
|
|