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PILETA, CUEVA DE LA |
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(benaoján, málaga). Descubierta en 1905 por José Bullón Lobato y dada a conocer por el ornitólogo británico coronel Willoughby Verter, en 1912 es objeto de estudio científico especializado por un equipo dirigido por Henri Breuil y Hugo Obermaier con la colaboración de Paul Wernet y Juán Cabré. Fruto de ese trabajo se publica una monografía en 1915 que pone de manifiesto que esta cavidad fue centro de una prolongada actividad humana ligada al ritual religioso y al simbolismo social que ha quedado registrada en las paredes como pinturas y grabados rupestres, cuya cronología arranca en el Paleolítico Superior y llega hasta la Edad del Bronce. Es, posiblemente, la cueva que conserva la mejor y más completa representación del denominado arte prehistórico de toda Andalucía. A partir del análisis de las superposiciones, de los colores y del estilo se han diferenciado diferentes conjuntos de representaciones: uno del Auriñaciense y del Gravetiense (28.000-22.000 a.C.) en el que se incluyen marcas rojas realizadas con los dedos distribuidas por toda la cueva y animales pintados en amarillo o rojo: otro pertenece al Solutrense (c. 18.000 a.C.) y está integrado por animales dibujados en negro, entre ellos un gran pez; algunos dibujos o cabezas de animales corresponden al Magdaleniense (c. 12.000 a.C.) o al Epipaleolítico (c. 8000 a.C.); y, finalmente, hay un importante número de motivos esquemáticos realizados en negro y característicos del arte esquemático del Neolítico y el Calcolítico (4500-2000 a.C.). Las excavaciones realizadas por Simeón Giménez Reyna cerca de la actual entrada a la cavidad demostraron que la Pileta fue lugar de habitación de grupos de pastores del Neolítico, el Calcolítico y la Edad del Bronce, que enterraron a sus muertos en las galerías del Castillo y de las Grajas. Se han recuperado abundantes materiales arqueológicos de esas épocas que testimonian la continuidad de la ocupación; entre ellos ha cobrado notoriedad la llamada "Venus de Benaoján", una placa de terracota con dos perforaciones en la parte superior para llevarla suspendida que constituye una variación de los ídolos calcolíticos, en este caso con una forma que recuerda dos triángulos unidos por los vértices o la doble hacha, en la que dos pequeñas protuberancias en la parte superior de la pieza se interpretan como representación esquemática de los pechos femeninos y una nube de puntos incisos en la inferior indicarían el vello púbico. [ Gabriel Martínez Fernández ].
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