m. Acción y efecto de trabajar. || 2. Ocupación o tarea. || 3. Obra o cosa terminada.|| 4. Dificultad o impedimento. || 5. Estudio sobre determinada materia.|| 6. En economía uno de los factores básicos de la producción: las distintas acciones que realizan las personas para transformar la naturaleza y cubrir sus necesidades.
El trabajo es imprescindible tanto para la producción de bienes como para su distribución. Si bien históricamente se ha distinguido un trabajo productivo, que crea objetos materiales, y otro no productivo, que no los crea, hoy esa distinción tiene escaso relieve ante el auge de los servicios, trabajo que no crea objetos pero cuya importancia crece en la sociedad actual, en tanto desciende la importancia del trabajo manual, agricultura e industria. Tras largas etapas de escasa valoración del trabajo, visto como maldición bíblica, su apreciación ha crecido en la sociedad contemporánea, desde las visiones fisiócratas, que sólo se interesan por el trabajo agrario, pasando por el decisivo impulso de economistas como Adam Smith que ve en el trabajo la verdadera fuente de riqueza de las naciones, y desembocando en el marxismo, que eleva al trabajo y el trabajador a protagonista de la sociedad, si bien considera trabajo sólo el manual y el intelectual. Hoy, cuando se despliegan multiples formas, desde el teletrabajo -trabajo a distancia- a las actividades de fomento del ocio, se tiende a ver trabajo en cualquier acción tendente a crear utilidad social.
La lucha por la regulación y mejora de las condiciones de trabajo ha sido uno de los rasgos esenciales de la sociedad en los dos últimos siglos, con hitos -en el caso de Europa- como el descanso dominical, la jornada de ocho horas, la implantación de sindicatos, el seguro de enfermedad, las vacaciones pagadas y los subsidios de desempleo y jubilación. El trabajo remunerado ha sido en Andalucía históricamente un bien escaso, que ha ocasionado hambres y emigraciones, ha originado revueltas y ha mantenido a la mujer fuera de la actividad productiva, salvo en el campo. La comunidad llega al último tercio del siglo XX con muy bajo nivel de población potencialmente trabajadora -población activa-, que en muchos casos no alcanza siquiera el 40% de la población mayor de 18 años, y de ella un porcentaje elevado no obtiene trabajo efectivo. De ahí la profunda transformación que han supuesto las dos últimas décadas, de forma que entre 1986 y 2006 se duplica la población trabajadora andaluza, que alcanza en esta última fecha los 3,5 millones de andaluces, más del 60% de la población mayor de 18 años y menor de 65, aunque de esa cifra casi 500.000 carecen de trabajo efectivo. La población trabajadora andaluza supera en 2006, por primera vez en su historia, los 3,1 millones de personas.( -> véase Empleo ). [ Antonio Checa Godoy ].
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