|
CIBELES |
VOLVER |
|
Diosa traco-frigia, también llamada Magna Mater
(Gran Madre) o Madre de los Dioses, con poder sobre toda la naturaleza y,
en especial, sobre la vegetación. En la mitología se relaciona con Atis,
que se castra en un arrebato de locura y simboliza el renacimiento de la
vegetación en primavera. No obstante, esta asociación se produce en menor
medida en el culto. Procedente de Anatolia, el culto a Cibeles se
extiende por el mundo helénico y es introducido en Roma en el año 204
a.C. por motivos políticos, aunque es férreamente controlado,
prohibiéndose la participación en él a los ciudadanos romanos, pues la
exaltación y el fanatismo de sus ritos orgiásticos, así como la
castración de sus sacerdotes, contrastan con la gravedad de la religión
oficial romana. En época imperial, se populariza por todo el Imperio,
favorecida su difusión por el emperador Claudio y sobre todo por los
Antoninos
*
, que le otorgan un rango oficial como divinidad
protectora de la monarquía divina imperial. Su mayor auge se alcanza
durante los siglos II y III d.C., en una época en la que se extienden por
todo el Imperio diversos cultos orientales de carácter mistérico. Muy
popular en la Península Ibérica "puede ser asimilada, entre otras, a
Ataecina", los testimonios de este culto son relativamente escasos en la
Bética, pero muy significativos. En Corduba se documentan
taurobolios
"sacrificio de un toro" y
criobolios
"de un carnero" por la salud del emperador o
del Imperio, fechados en el siglo III, y relacionados con sectores
acomodados y oficiales. La llamada Tumba del Elefante, en la necrópolis
de Carmo, es identificada como un santuario del culto a Cibeles y Atis,
destinado a la celebración de ceremonias, fiestas, actos litúrgicos e
iniciaciones mistéricas. Entre las representaciones que contiene, destaca
la de un posible sacerdote de Cibeles. Probablemente, la diosa es
venerada en forma de betilo o piedra negra. Este santuario está en
funcionamiento desde principios del siglo I d.C. hasta finales del siglo
IV, centuria en la que es destruido, seguramente por los
cristianos.
|
|