(sevilla 1334-1358). Infante castellano y maestre de Santiago. Hijo de Alfonso XI y de su amante doña Leonor de Guzmán, fue hermano gemelo de Enrique de Trastámara, futuro rey Enrique II. Ambos nacen en el Alcázar hispalense. Como al resto de su hermanos bastardos, su padre le dota muy pronto de nobles vasallos, fieles y servidores, mercedes y privilegios, tierras y solares. Así es señor de Haro al poco de nacer, y en 1348 lo convierte también, por la privanza de su madre, en maestre de la Orden de Santiago, una de las más importante del Reino de Castilla. Don Fadrique no olvidó jamás su linaje y con frecuencia acude a Sevilla, en donde tenía casas, intereses económicos y personales y, sobre todo, parientes y amigos entre la nobleza y la oligarquía local.
A la muerte del rey Alfonso XI en 1350 se refugia en Morón de la Frontera, en abierta hostilidad contra su hermano, el rey Pedro I y su política desfavorable a la nobleza y las mercedes de los muchos hijos de doña Leonor de Guzmán. No obstante, en 1351 en la villa extremeña de Llerena, tras una breve entrevista con su madre, rinde por fin homenaje al nuevo rey de Castilla. Pero esta concordia obligada no borraría del todo los viejos resentimientos familiares.
En Andalucía, en sus muchas posesiones fronterizas, no duda siempre que puede en levantar banderías contrarias el rey y favorables a la causa dinástica de su hermano, el conde de Trastámara. Lo mismo hace en el resto de sus posesiones castellanas. Lentamente va ganado partidarios. Hasta 1355 son años difíciles para Pedro I. En Toro, en Toledo, en Ciudad Rodrigo y en toda Castilla los problemas internos y externos acrecientan la inseguridad y debilitan la autoridad del rey. Pedro I lo sabe y responsabiliza de todo ello a los hijos bastados de Alfonso XI. En distintas ocasiones proyecta incluso la muerte del maestre de Santiago. Pero don Fadrique es todavía fiel al reino de Castilla "aunque no tanto al rey castellano" y defiende bravamente las fronteras castellanas contra el reino de Aragón. Quizás por ello, Pedro I le manda llamar a Sevilla en 1358. Don Fadrique desconfía, pero acude. Allí encuentra su muerte, en el mismo Alcázar que lo había visto nacer, por orden regia y en presencia de su hermano Pedro I. Sobre su cadáver mutilado el mismo rey ordenó preparar un festín, invitando a comer a los servidores presentes. [ Manuel García Fernández ].
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