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ACUEDUCTO |
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m. En sentido general se denomina así a toda canalización artificial para transportar agua de un punto a otro. Como tal su origen es muy remoto, estando los ejemplos más antiguos y conocidos por todo el Próximo Oriente. Son los romanos quienes le dan su carácter monumental, al convertirlos en obras de ingeniería que combinaban canalizaciones excavadas (a veces subterráneas), sobre puentes y conducciones forzadas (de piedra, metal o barro). En el caso romano, el término hace referencia también a los depósitos de decantación y de distribución del agua. El papel de los acueductos en las ciudades romanas está relacionado con la importancia del agua en las mismas, tanto para el abastecimiento privado como para el uso público en fuentes y termas. En un territorio tan urbanizado como la Bética los acueductos son muy corrientes, por lo que contamos en Andalucía con abundantes ejemplos. Entre los más conocidos destacan los de Hispalis *, Sexi *, Corduba * (tenía dos), los tres de Italica, Baelo Claudia * (con otros tres) y Gades *. Se ha sugerido factura romana para otros conocidos en la provincia del Almería y seguramente otras ciudades romanas o romanizadas los habían tenido, pero aún no se han investigado sistemáticamente. Muchos de estos complejos se reparan y vuelven a poner en uso en época musulmana, por lo que se conservan en buen estado hasta la expansión urbanística de los siglos XIX y XX, cuando son demolidos o amortizados en otras construcciones.
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