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En Andalucía siempre hay un alto grado de urbanización y conviven pueblos y cortijos con ciudades importantes y también con núcleo medios, denominados agrociudades, fenómeno propio de esta Comunidad. En los estudios urbanos entran diversos aspectos, como son situación y emplazamiento, origen y evolución, funciones o actividades económicas, el plano y los paisajes urbanos, el área de influencia, la población" Todas estas cuestiones se abordan en esta Enciclopedia en cada caso, por lo que el presente apartado trata asuntos generales, comenzando por una breve historia.

Evolución.  La situación estratégica de nuestro territorio, entre continentes y mares, en un sitio de encrucijada con abundantes recursos (valles, campiñas, minas, madera, costas, un gran río navegable"), en el que en épocas anteriores se desarrollan técnicas punteras, explican los crecimientos demográficos de pueblos y ciudades. Así se instalan colonias fenicias, griegas y cartaginesas para comerciar con diversos productos, como Cádiz (hace 3.000 años), Adra, Almuñécar, Vélez-Málaga y otras del Campo de Gibraltar.

La Turdetania es citada por escritores de la época como heredera de Tartessos y bastante coincidente con el territorio actual de Andalucía. Uno de ellos, Estrabón, la describe a principios de esta era como un país muy rico y con abundancia de ciudades (200), que independientemente de exageraciones y lo que se entienda por ciudad, supone la percepción de una civilización urbana superior al resto peninsular y de otras naciones conocidas.

La provincia Bética *  romana alcanza unas altas cotas económicas, sociales, culturales, etc. y a las ciudades preexistentes se unen otras, componiendo una poderosa red, a cuya cabeza figura Córdoba, capital de la Bética, en el centro del Valle del Guadalquivir, cruce de caminos y junto a ricas campiñas. Después, tres núcleos cabeceras de conventos jurídicos: Sevilla (que integra a Carmona, Ronda, Osuna, Coria, Alcalá del Río y Lora, entre otros), Cádiz (cuyo distrito litoral llegaba hasta Almería, con urbes como Málaga, Almuñécar y Adra) y Écija (con un territorio introducido en la Depresión Intrabética, con Estepa, Antequera, Granada") y, como núcleos más importantes de la parte oriental, Baza, Guadix y Vera.

El largo periodo de al-Ándalus supone una continuación y potenciación del sistema urbano andaluz, de manera que Córdoba se convierte en la capital de un estado independiente (incluso en lo religioso, constituyendo una de las ciudades más pobladas, ricas y cultas del mundo conocido), cuya organización administrativa en coras incrementa la centralidad de sus capitales y de las cabeceras de distritos o iclims . A las mencionadas antes se añaden como núcleos importantes Jaén, Onuba (Huelva), Algeciras, principal puerto de conexión con el norte de África, Jerez, Niebla, Almonte, Lepe, Arcos, Medina Sidonia, Morón, Osuna, Utrera, Alcalá de Guadaíra, Almodóvar, Lucena, Cabra, Priego, Baena, Porcuna, Huelma, Andújar, Martos, Baeza, Úbeda, Pechina, Purchena, Loja, Alhama, Archidona, Fuengirola, Motril" Los reinos andaluces en época almohade tienen como capitales a Sevilla, Córdoba, Jaén, Granada, Almería y Málaga, y hoy quedan numerosas huellas en el trazado callejero de cascos antiguos y en los paisajes urbanos, constituyendo un importante legado y un atractivo turístico (Alhambra, Mezquita, Giralda, Alcazabas, castillos, restos de mezquitas, iglesias mudéjares).

La conquista castellana, primero del Valle y luego del reino de Granada, supone un retroceso urbano y un aumento de la agrarización; decaen la industria, el comercio y las funciones administrativas de las ciudades, destacando las cuatro capitales de los reinos (Sevilla, Córdoba Jaén y Granada), si bien las relaciones con el continente americano anima después la economía y el desarrollo de algunas poblaciones. En el siglo XVIII se construyen infraestructuras y obras públicas que benefician al sistema urbano y en el Censo de Floridablanca de 1789 hay bastante información, cartografiada y comentada por Cano en el tomo quinto de la Gran Enciclopedia Andaluza  de la editorial Tartessos, 2000-2003.

La provincialización de 1833 refuerza a las ocho capitales, que desde entonces acumulan funciones administrativas, de servicios públicos y otras actividades (comerciales, industriales, turismo más tarde, etc.), que explican altos crecimientos  demográficos. Así, salvo Cádiz y Jaén (que no llegan al 20% de la población provincial) las otras seis acumulan prácticamente entre el 30 y el 40 de los efectivos. Pero hay algunos cambios recientes, que aparecen en el cuadro adjunto.

La población urbana actual.  En los últimos siete años, salvo en Córdoba y Jaén, disminuyen los porcentajes de población residente en la capital (la media andaluza en 2003 es del 31,4), a veces de forma considerable, como el caso de Málaga o Almería. En ambas, precisamente baja más el índice de población de la capital y de la segunda ciudad por el empuje de Marbella y El Ejido respectivamente, aunque así mismo se nota la pujanza de Lepe y el crecimiento de Dos Hermanas frente al estancamiento de Sevilla.

Claro que no sólo cuentan la capital y el segundo núcleo de cada provincia, sino que el sistema urbano es más amplio y se determina por otros criterios y variables que no son sólo los demográficos, cuestión que se abordarádespués. Ahora, en la presentación de las ciudades andaluzas actuales surge el dilema de qué se entiende por ciudad, en lo que se implica el análisis del sistema urbano aludido. Mientras tanto podemos operar, a efectos de comparación con otras Comunidades Autónomas, con datos de población, y nos parece que los 10.000 h. manejados mucho tiempo como límite, son hoy pocos para una urbe con suficientes funciones y atracción de un entorno. De manera que utilizaremos de forma convencional y comparativa el límite de los 20.000 h.

La población residente en municipios de 20.000 h., es decir, ciudades, se acerca a los dos tercios a nivel estatal y Andalucía queda un poco por debajo en una situación media en la tabla de los porcentajes; sin embargo, cuenta el total poblacional y el territorio considerado, así como otras circunstancias a las que aludiremos después. Comentando ahora el cuadro, por encima de Andalucía están, además de Ceuta y Melilla obviamente, comunidades con conocidas altas tasas de urbanización, como Madrid, Cataluña, País Vasco o Valencia, pero, también, los dos archipiélagos y provincias con bastantes núcleos importantes como Murcia (Cartagena, Lorca, Molina de Segura) y Asturias (Gijón y  Avilés, además de Oviedo). La Meseta (las dos Castillas y Extremadura), Galicia y Navarra están por debajo del 50%. Los niveles de desarrollo aumentan la urbanización y la posición litoral favorece, por lo general, esa tendencia.

Si se repara en la columna segunda, porcentaje del número de municipios con más de 20.000 h., entonces Andalucía queda en quinto lugar, tras Murcia, Canarias, Madrid, Asturias y la comunidad valenciana, por delante del País Vasco y Cataluña. Y la tercera columna es más próxima a la realidad: Andalucía es la comunidad autónoma que tiene más ciudades mayores de 50.000 h., suponiendo el 20% del Estado, cuando la población es el 17,9%. Aún queda un análisis interior para completar esta visión  

La distribución por provincias aleja de la media a las tradicionalmente periféricas Huelva y Almería (cada vez más desarrolladas por la nueva agricultura y el turismo), Jaén (de fuerte peso agrario, olivar sobre todo) y las interiores Granada y Córdoba. En el porcentaje del número de municipios con más de 20.000 se sigue una pauta similar y en las ciudades con más de 50.000 tampoco hay grandes diferencias en el orden, excepto la pujanza almeriense con el gran crecimiento de El Ejido y Roquetas, y la mala posición de Córdoba.

El sistema urbano y la ordenación del territorio. Con ser importantes los datos anteriores y su comparación, a diferentes escalas hacen falta dos elementos más para una panorámica general completa de las ciudades andaluzas, enunciados en el epígrafe. Por un lado el sistema de ciudades indica la estructura y relación en diversos aspectos de los núcleos urbanos y para eso no basta con las cifras de población. Los estudios de jerarquizaciones y sistemas de ciudades son abundantes; y Cano ( Gran Enciclopedia Andaluza , 2000-2003) hace un resumen de la cuestión, aportando un estudio, que se añade a otro realizado en la Geografía de Andalucía , en ocho tomos, 1987-1990. En éste se manejan 43 variables, distribuidas en ocho grupos: economía (entidades financieras, consumo de energía, índices turísticos, industria, etc.), comercio, sectores públicos (educativos, sanitarios, judiciales y administrativos), población activa en servicios, transportes y comunicaciones, destino de líneas de autobuses, número de enlaces (ligazones de cada centro en flujos de distinto tipo) y distancia entre ellos.

El resultado es una relación de ciudades que no siempre siguen el orden demográfico. Por ejemplo, Úbeda, en el lugar 30 por población, ostenta el 15 por su importancia como cabecera comarcal de un ámbito que va más allá de las Lomas para introducirse en parte del Condado, Cazorla y Segura. Y algo similar ocurre con otros centros, como Baza, Ronda o Antequera. Por el contrario, núcleos  próximos a otras capitales se incluyen en ellas como barrios o ciudades dormitorio; por ejemplo, Dos Hermanas en Sevilla o San Fernando en la Bahía de Cádiz, ostentando mejores posiciones demográficas que en la relación derivada de dicha investigación del sistema de ciudades.

Pero falta algo importante, que es el área de influencia de los centros comarcales o metropolitanos y eso se pudo descubrir con un laborioso estudio dirigido por Cano (Grupo de Investigación Estudios Geográficos Andaluces y publicado en la Enciclopedia  de 2003) mediante una encuesta en la que se pregunta en los distintos municipios de Andalucía donde se adquieren determinados bienes y servicios o se realizan gestiones administrativas. Así resulta un complicado mapa de áreas funcionales, que es la base de la comarcalización realizada después.

Interesa ahora la clasificación urbana obtenida en ese trabajo, con las modificaciones debidas a los últimos cambios de población:

1.Ocho capitales de provincia con amplias áreas de influencia, como puede observarse en el mapa mencionado.

2. Cuatro ciudades con más de 100.000 h., de las que Jerez (casi 200.000), Marbella y Algeciras son centros comarcales con espacios funcionales propios; mientras que Dos Hermanas se integra en el área metropolitana de Sevilla.

3. Catorce municipios que pasan de los 50.000, de los que cinco son cabeceras de comarca (El Ejido, Motril, Vélez-Málaga, Sanlúcar de Barrameda y Linares), mientras Roquetas se sitúa en el Poniente almeriense cerca de la capital; Torremolinos, La Línea y Alcalá de Guadaíra en las áreas de Málaga, Algeciras y Sevilla respectivamente; Fuengirola y Mijas en la Costa del Sol, y los tres restantes (San Fernando, Puerto de Santamaría y Chiclana) en la Bahía de Cádiz.

4. Las 38 ciudades con más de 20.000 h. se pueden clasificar en tres grupos:

a)Once capitales comarcales con áreas de influencia a veces extensas: Antequera, Andújar, Écija, Ronda, Úbeda, Morón, Carmona, Barbate, Baza, Guadix y Loja

b) Doce centros, cuya capitalidad es compartida o cuenta con otros núcleos de cierta importancia en la comarca: Utrera en el Bajo Guadalquivir con Lebrija y Los Palacios; Puente Genil y Montilla  en la Campiña Sur, Lucena, Priego y Cabra en el Subbético cordobés. Martos y Alcalá la Real en Jaén, Arcos (en la Sierra de Cádiz y próxima a la campiña con una capitalidad compartida con otros núcleos menores de 20.000) y Lepe, cada vez más importante en la Costa oeste de Huelva.

c) Quince incluidos en otras comarcas o áreas: Níjar (Almería), Adra (Poniente), Almuñécar (Motril), Benalmádena, Alhaurín de la Torre y Rincón de la Victoria en Málaga; Estepona (Costa del Sol), San Roque (Campo de Gibraltar), Puerto Real (aglomeración Bahía de Cádiz), Rota (Costa noroeste gaditana) y cinco (Mairena del Aljarafe, La Rinconada, Camas, Coria del Río y San Juan de Aznalfarache) en el área metropolitana de Sevilla

Hasta aquí los municipios mayores de 20.000 h., es decir, ciudades propiamente dichas, algunas dentro de áreas o aglomeraciones urbanas con ofertas (servicios, comercios especializados, instalaciones de ocio y cultura, etc.) para sus propios ciudadanos y poco más. Y otras con similares ofertas, pero ámbitos de pueblos hasta cierta distancia, cuyos residentes (insuficientes para mantener ciertos bienes y servicios) se desplazan a esas urbes.

Pero hay espacios periféricos menos desarrollados y poblados que no cuentan con censos de veinte mil y, sin embargo, ejercen como centros para determinadas adquisiciones, y en la mayoría de los casos habría que potenciarlos para un mejor equilibrio del territorio y calidad de vida de varias poblaciones. Según el tamaño se distinguirían tres bloques.

a) Trece o catorce centros comarcales entre 10.000 y 20.000 h.: Huércal Overa (Levante almeriense), Albox (Almanzora), Coín (próximo a los 20.000 en el Valle del Guadalhorce). Osuna y Estepa en la Sierra Sur de Sevilla, Lora del Río (La Vega), Pozoblanco (Los Pedroches) y  Peñarroya (Valle del Guadiato). También en Córdoba, Palma del Río (Medio Guadalquivir) y Baena (Campiña Este), ambos muy cercanos a los 20.000 h. Sanlúcar la Mayor en el Aljarafe, Bollullos en el Condado onubense, Valverde del Camino en el Andévalo oriental y, probablemente, Ubrique, más centrado que Arcos, en la Sierra de Cádiz.

b)Sería necesario potenciar  centros comarcales que pasan de 5.000 pero no llegan a los 10.000 h. como Vélez Rubio en Almería; Huéscar, Órgiva, Dúrcal e Iznalloz en Granada; Huelma, Cazorla y Beas del Segura en Jaén; Montoro en Córdoba; Constantina y Cazalla en Sevilla, así como Gerena o Aznalcóllar; y Aracena en Huelva.

c) Del mismo modo quedan algunas comarcas periféricas sin centros que alcancen los 5.000, como Tabernas (3.110 en 2003), Canjáyar en la Alpujarra de Almería (menos de 2.000), Santisteban del Puerto, en el Condado de Jaén, y Nerva o Minas de Riotinto en la Cuenca Minera de Huelva, más algún pueblo del Andévalo occidental como La Puebla de Guzmán. [ Gabriel Cano ]. 

 

 
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