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ALERGIA |
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f. Biol. Conjunto de procesos de tipo respiratorio, nervioso o eruptivo, desencadenados por la ingestión o contacto con una sustancia, que predisponen al organismo con una sensibilidad especial ante una nueva acción de tales sustancia incluso en cantidades ínfimas. Las alergias son reacciones desproporcionadas del sistema inmunológico al entrar en contacto con determinadas sustancias llamadas alergenos, de los que el más común es el polen de las plantas. Pese a que pueden llegar a ser muy molestas, las alergias no son complicaciones graves, si bien a menudo pueden derivar en otros cuadros clínicos más complejos como el asma. Entre los síntomas más frecuentes se encuentra el enrojecimiento de los ojos, picor y mucosidad acuosa en la nariz, aparición de urticaria o eccemas en la piel, ataques de tos o incluso de asma o diarreas y dolor abdominal. Pese a estos síntomas en principio no demasiado serios, la alergia, sobre todo al llegar la primavera, se convierte en uno de los problemas sanitarios más acuciantes. Se calcula que al principio del siglo XXI el 23% de los andaluces padecían algún tipo de alergia, una cifra que los expertos esperan que aumente durante las primeras décadas hasta llegar al 30%. Las consecuencias sociales conectadas a esta extendida dolencia son el absentismo laboral y el elevado gasto sanitario que acarrea (se estiman unas 150.000 atenciones hospitalarias cada año en Andalucía, un dato que no incluye las consultas al médico de cabecera). Las causas que provocan la alergia son muy variadas. Aunque se sospecha que existe una predisposición hereditaria a las alergias, lo que significa que un niño de madre alérgica también podría desarrollar algún tipo de sensibilización –aunque no necesariamente a la misma sustancia–, el principal factor es la escasa exposición que los niños de los países desarrollados tienen con diversos microorganismos (bacterias y virus), un contacto que de producirse en cierta medida estimularía el sistema inmunológico. Junto a estas causas, la alergia también se desarrolla debido a situaciones en las que se debilitan las defensas del organismo (una infección vírica o un embarazo). El periodo de máximo riesgo para los alérgicos en Andalucía se da a mitad de abril, época del año en la que el árbol más común, el olivo, comienza su etapa de floración. No obstante, también son bastante frecuentes las dolencias provocadas por especies vegetales como el ciprés y el plátano de sombra (dos de las especies más problemáticas), así como el abedul, los álamos, pinos, sauces y gramíneas entre otras. Cada vez son más las personas que optan por vacunarse y seguir un tratamiento regular para combatir las alergias, sin embargo, los cuadros leves se podrían corregir con una serie de medidas prácticas durante la primavera: disminuir las actividades al aire libre al amanecer y al anochecer (periodos en los que la concentración de polen es mayor), dormir con las ventanas cerradas o con aires acondicionados provistos de filtros, llevar gafas de sol para salir al exterior, no secar la ropa en el exterior durante esos días o permanecer el mayor tiempo posible en casa. Los medicamentos más frecuentes para el tratamiento de las alergias son los antihistamínicos, los corticoides y las vacunas. Estas últimas consisten en la inyección de pequeñas dosis de la sustancia ante la que reacciona el sistema inmunológico para que éste deje de reconocerla como un agente dañino. [ Pablo Santiago Chiquero ] |
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