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PAQUIRO |
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(chiclana de la frontera, cádiz, 1805-1851).
Matador de toros, de nombre Francisco Montes Reina.
Toma la alternativa en Madrid el 18 de abril de 1831, de manos de Juan
Jiménez Morenillo, que le cede la muerte de un toro de Gaviria. Discípulo
de Pedro Romero en la Escuela de Tauromaquia de Sevilla, es un gran
innovador de la Lidia, especialmente en la suerte de capote. Desde 1840
tiene una rivalidad histórica con Curro Cúchares, con quien comparte los
mayores reconocimientos de la época. Se le considera un excelente
lidiador, pero nunca es famoso ni actúa como un portento con la espada,
sin embargo, es de fama su estocada atravesada. Durante años es el torero
mejor pagado y el que más corridas suma cada temporada. Da impulso a la
renovación de la lidia, aplicándole sentido artístico y creador,
reformando el concepto de espectáculo taurino, por lo que se le tiene
como al instaurador del toreo moderno. Escribe el libro
Tauromaquia completa
, donde fija su concepción del toreo. Con su nombre
aparece el libro en el año 1836, obra del crítico taurino Santos López
Pelegrín Abenámar, la más importante preceptiva taurina de todos los
tiempos. Modifica el traje de luces, que alcanza una concepción muy
parecida con la actual. Impone el uso de la gorra de torear, que en honor
a su apellido se comienza a llamar montera.
Como algo propio de su valor recibe numerosas
cornadas, que aunadas a una afición no demasiado discreta por la bebida,
disminuye considerablemente sus capacidades taurinas. Se retira ya en la
temporada de 1847 con fama de leyenda, sin embargo, decide regresar al
ruedo en 1850 para ayudarse a financiar sus inversiones en el negocio del
vino, que no le habían deparado demasiado éxito comercial.
Lamentablemente el Paquiro que regresa no es el mismo que llega a torear
24 toros en dos días en Zaragoza entre el 13 y 14 de octubre de 1832.
Fallece a causa de una cornada propinada por Rumbón el 21 de julio de
1850, que lo aleja definitivamente de los ruedos y le ocasiona una larga
y dolorosa convalecencia de la que no habría de recuperarse. Es alumno
del genial Pedro Romero en la Escuela de Tauromaquia de Sevilla, donde
despunta muy pronto como figura. Alto, fuerte y elástico, de largas
patillas, es el torero romántico por excelencia. Pasa Paquiro por ser un
torero artista, inventivo y muy vistoso, principalmente con el capote,
atribuyéndosele la invención del salto de la garrocha así como de varios
lances de capa, entre ellos la majestuosa verónica, la tijera navarra y
el abaniqueo.
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