f. Lugar donde se guarda y cria el vino. || 2. Almacén o comercio de vinos. || 3. Empresa que produce y comercializa vinos || 4. Espacio inferior en los buques.
En las viviendas tradicionales puede designar la dependencia de la casa (bodeguilla) destinado a almacenar los alimentos, por lo que ha de ser un lugar fresco y bien ventilado, aunque el término bodega está referido fundamentalmente en la arquitectura andaluza a aquellas dependencias o edificios relacionados con la producción vitivinícola.
Pueden formar parte de estructuras arquitectónicas más complejas (lagares, haciendas, viviendas) destinadas al almacenaje y transformación del mosto. En estos casos, ocupan lugares muy diversos, conformando estructuras arquitectónicas dispares, siempre en la planta baja y con la condición de ser lugares frescos, bien ventilados y parcos de luz.
Pero en las poblaciones donde la producción vinícola constituye una destacado recurso económico (Marco de Jerez y Sanlúcar de Barrameda, Condado onubense, área de Montilla-Moriles y otras zonas), la palabra bodega define al propio complejo productivo. Se trata, en este caso, de grandes edificaciones o complejos arquitectónicos de varias naves articuladas en torno a patios, concebidas para acoger tanto las botas donde se elabora el vino como el desarrollo de las demás tareas relacionadas con la producción y comercialización. A partir del siglo XVIII, van a ser las grandes naves destinada a almacenar y favorecer el proceso de fermentación del mosto las que acaparen el protagonismo de estas edificaciones. Ello determina, hasta el presente, la fisonomía característica de la mayor parte de las bodegas andaluzas: edificios generalmente con cubierta a dos aguas; grandes espacios interiores muy diáfanos, organizados en naves de varias crujías de gran altura, paralelas al eje del edificio; empleo de pilares y sobre todo de grandes arcos (en ocasiones, en el área cordobesa, pueden aparecer bóvedas de arista), normalmente de medio punto para sostener sus armaduras; por último, los suelos pueden ser de terrizo, aunque tampoco es infrecuente que estén enlosados de ladrillo o con piedra de tarifa (pizarra). El resultado son hermosos espacios interiores en los que se apilan la botas, en un ambiente de penumbra conformado por la luz tamizada que penetra por elevados ventanales con los que se consigue el grado de humedad y luz precisas para favorecer la tranquila fermentación del vino. La sencillez de la estructura de estos edificios contrasta (testimonio del valor que se les da al margen de su funcionalidad arquitectónica) con el esmero puesto en la construcción de sus arcos, pilares y techumbres que dan lugar, como en el caso de Sanlúcar de Barrameda, a magníficas estructuras artesonadas. [ José Aguilar ].
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