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ACOSO Y DERRIBO |
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Forma de tentar a campo abierto desde el
caballo a los erales machos o toros de dos años. Esta faena del campo
bravo se desarrolla en el corredero, un cerrado llano y amplio con una
longitud aproximada de 1.500 m. La querencia de los erales que se van a
correr en la faena de acoso y derribo hay que crearla previamente. Para
ello, se trasladan a un cerrado contiguo al corredero y, después de unos
veinte dÃas, se conducen al rodeo, zona situada en el extremo opuesto,
que es el punto de partida de la faena. Los protagonistas de la faena del
acoso y derribo son un par de caballistas, la collera, dotados de
garrochas, de ahà que se les denomine garrochistas-. El primero de ellos,
el derribador, es el encargado de derribar al eral después de empujarle
con el extremo de la garrocha en la palomilla, junto a la penca o base
del rabo, en el punto más alto y trasero de las ancas. El amparador, por
su parte, se sitúa a la izquierda del derribador y le sirve de auxiliar
en el acoso. La collera, entonces, galopa detrás del animal hasta que la
carrera de éste disminuya y sea más uniforme, atemperada y rÃtmica; se
dice que en ese momento el eral está hecho. El derribo se produce en el
lugar designado por el ganadero; el derribador, entonces, se abre
ligeramente hacia la derecha del eral, apunta la garrocha hacia la penca
del rabo y, después de hacer palanca, hace caer al animal al suelo en lo
que se conoce como la echada. Si la res está bien hecha, la echada se
produce con una vuelta de campana sobre el lomo. Después de varias
echadas el eral se encela, se enfada, y está en disposición de someterse
a la siguiente fase del proceso. Una vez consumado el derribo entra en
juego el picador o tentador, que coloca el caballo a contra querencia
para calibrar las ganas de pelea del animal, que puede reemprender su
camino o embestir al peto y recibir el castigo de la puya, en evidente
señal de bravura.
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