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TALABARTERÃA |
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Se conoce como talabarterÃa el arte de hacer arreos
y aparejos para las caballerÃas. Éstos constan de varias piezas
independientes con funciones especÃficas: por un lado, las que componen
la montura (albardón
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, ropón, jalma o enjalma
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, mandil y sobrenjalma), que van sujetas con tres
tipos de correajes (ataharre
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, pleita y cincha
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); de otro, las que sirven para dirigir al animal
(jáquimas y bocado o careta); y, por último, las que lo ciñen al arado o
al trillo (colleras y anterrollos). Estas denominaciones, sujetas a
variaciones locales, se refieren tanto a los aparejos sencillos
destinados al trabajo en el campo como a los más decorados para lucirlos
en fiestas. En su confección se utilizan materias primas como el cuero y
la sarga, ésta última elaborada incluso en telares incluidos en los
propios talleres hasta mediados del siglo XX, en que se sustituye por la
lona. Llama la atención el especial cuidado volcado por estos artesanos
en la decoración de las piezas. La decadencia del oficio viene de la mano
de la mecanización del campo, con la progresiva desaparición de los
animales de tiro en las tareas agrÃcolas. La mayorÃa de los talabarteros
se han visto obligados a diversificar su producción, adentrándose en la
fabricación de toldos o tapicerÃas. Los pocos que se mantienen hoy suelen
encontrarse en reducidas zonas de las sierras.
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