(valladolid, 1424-madrid, 1474). Rey de Castilla. Hijo de Juan II de Castilla y María de Aragón. Su reinado (1454-1474) está marcado por el enfrentamiento con los miembros de la más poderosa nobleza que, aprovechando su falta de cualidades políticas, intenta hacerse con el poder. Empieza a intervenir en la política castellana siendo aún príncipe de Asturias, participando activamente en la caída de Álvaro de Luna con la ayuda de Juan Pacheco * , marqués de Villena. En 1440 casa con Blanca de Navarra (futura Blanca II), matrimonio que es anulado, por lo que en 1455 contrae nupcias con Juana de Portugal. De este enlace nace en 1462 Juana, apodada la Beltraneja, heredera al trono.
Tras ser proclamado rey Enrique IV, Juan Pacheco empieza a desempeñar en la corte el papel de favorito, lo que hace despertar el recelo de los miembros de la alta nobleza, que temen la reducción de sus privilegios. Además, el monarca siempre procura rodearse de hidalgos, miembros de la baja nobleza y legistas, formando una corte fiel a su persona. Destacan Miguel Lucas de Iranzo * , condestable de Castilla, Diego de Arias, contador del reino, y Beltrán de la Cueva * , que se convierte en su valido a la caída en desgracia del marqués de Villena.
Desde 1457 Juan Pacheco se hace con el gobierno iniciando una guerra abierta con la nobleza, encabezada por Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo. Esta situación facilita la injerencia de Aragón en los asuntos castellanos al forzar a Enrique IV a aliarse con Juan II de Navarra, hijo de Alfonso V el Magnánimo, y futuro rey de Aragón. Por otro lado, busca un grupo de personas que le apoyen, entre las que se encuentra su hermano, Pedro Girón * , maestre de Calatrava.
El ascenso al trono de Aragón de Juan II en 1458 desequilibra las fuerzas en conflicto a favor de la nobleza, que consigue el apoyo del nuevo monarca aragonés, rompiendo el acuerdo establecido con Enrique IV, por lo que el monarca castellano respalda a Carlos, príncipe de Viana, en su enfrentamiento contra su padre Juan II, por su aspiración al trono navarro. La actuación de Enrique IV le vale el reconocimiento de Cataluña, que le nombra rey en sustitución de Juan II, contra quien está sublevada (1462). La salida poco airosa de Enrique IV en este conflicto, al renunciar a Cataluña por recomendación del marqués de Villena, quien también había negociado una paz onerosa con la facción nobiliaria, hace que se distancie de Juan Pacheco, buscando apoyo en otros nobles, como los Mendoza y Beltrán de la Cueva, ocupando este último el puesto del marqués de Villena.
Con el cambio de favoritos (1464) se inicia de nuevo la guerra civil, encabezada ahora por el marqués de Villena, Alfonso de Carrillo y Pedro Girón. Su éxito es tal que Enrique IV se ve obligado a negociar con los rebeldes, ayudados por Juan II de Aragón, quienes apoyan como príncipe heredero al infante Alfonso, hermano del rey, negándose al reconocimiento de la hija del monarca como heredera legítima al trono, argumentando, en un claro intento de desprestigiar al rey, que el padre de la infanta Juana es Beltrán de la Cueva. Este enfrentamiento culmina en la ceremonia conocida como "la farsa de Ávila" (1465), donde Enrique IV es destronado y Alfonso proclamado rey.
La lucha de ambas facciones dura hasta julio de 1468, cuando muere Alfonso. Sin embargo, con ello no acaban las pretensiones de los nobles, que proclaman heredera a otra hermana del rey, Isabel. En septiembre de 1468 Enrique IV reconoce oficialmente a su hermana Isabel como heredera al trono, mediante el Pacto de los Toros de Guisando. El matrimonio de Isabel con el heredero de Aragón, Fernando, disgusta tanto a Enrique IV que anula lo pactado en Guisando, proclamando heredera a su hija Juana. Los cuatro últimos años de su reinado sirven para que cada uno de los bandos se preparen para una guerra civil que estalla tan pronto como Enrique IV fallece (diciembre de 1474), entre los partidarios de Isabel y Fernando por una parte, y los partidarios de Juana, por otra. [ María Antonia Carmona Ruiz ].
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