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CARMONA

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(SE). Extenso municipio de 924 Km2 y 26.297 h., capital de la Comarca de los Alcores, a 30 km. de Sevilla y a 248 metros sobre el nivel del mar.

Situación.  En la amplia Campiña sevillana se alza una alineación NE-SO entre dos afluentes del Guadalquivir, Corbones y Guadaíra, en cuyo extremo norte, la parte más alta con cerca de 250 m., se ubica Carmona en una posición de defensa y vigía, dominando las tierras sevillanas (Morón, Osuna, Arahal, Marchena, Fuentes de Andalucía") y el camino hacia la capital. De manera que en esta llanura del Guadalquivir, tan próspera y habitada desde antiguo, llama la atención ese promontorio de tan excelente posición.

Son los Alcores de materiales calcoareníticos "el famoso albero, usado para edificaciones y relleno de plazas y caminos ", que emergen de la llanura en movimientos geotectónicos tardíos, bien por falla o plegamiento. En cualquier caso, exponen unos 20 km. de absorción de agua y conducción hacia abajo (de forma similar a las calizas, más la permeabilidad de las arenas), dando lugar a surgencias y una importante Vega; también por las aguas del Corbones, que desde las sierras sur de Sevilla y la de Cádiz atraviesa la campiña.

Por si faltara algo, la extensión del municipio, casi 1.000 km 2 , proporciona unos terrenos en general de buena calidad (especialmente los famosos bujeos o tierras negras), que han permitido una rica economía agraria, bien que con abundancia de latifundio, sobre todo en esa amplia campiña. En la Vega predomina, cosa frecuente, la pequeña propiedad, mientras la tercera unidad geomorfológica, las terrazas (excavaciones del río Guadalquivir con sedimentación de materiales aluviales ) asientan mayoría de medianos predios. Más aún, la fertilidad de estos terrenos y la antigüedad de su poblamiento presentan hoy una red de pueblos y ciudades entre las que Carmona constituye un cruce de caminos, destacando varias direcciones. Primero la antigua vía romana, hoy autovía hacia Sevilla de un lado y Écija de otro. Después la que une Campiña y Vega (Marchena-Lora del Río) y finalmente la que recorre el Alcor de Carmona a Alcalá de Guadaira. Así pues, posición defensiva estratégica, proximidad de la capital, cruce de caminos, agua y abundante y fértil terreno resumen una situación privilegiada que explica mucho de su pasado y presente.

Historia.  No puede extrañar, por tanto, una temprana ocupación, que los hallazgos de los alrededores sitúan en el Neolítico e incluyen enterramientos con vasos campaniformes. El núcleo tendría su origen en un poblado tartesso o turdetano "la Turdetania es el precedente de la Bética romana, prácticamente el territorio de la Andalucía actual" y, después, una colonia cartaginesa; de forma que algunos hacen derivar el topónimo de Kar-Hammon (ciudad del dios Hammon, divinidad de Cartago). Durante la segunda guerra púnica, 206 a.C., queda documentada la existencia de Carmo en textos de Tito Livio y Appiano "cuyas traducciones confunden a veces las labiales b y m, lo que haría pensar, dicho sea de paso, en una misma raíz para Carmona y Corbones", convirtiéndose en un importante municipio de la Bética romana que hasta acuña monedas.

Muchas son las noticias de la época, generalmente ligadas a la posición estratégica de la fortaleza, ansiada por distintos bandos contendientes: cartagineses-romanos, béticos-lusitanos, o tomando partido en 46 a C. por César, que deja escrito cómo Carmona es, sin comparación, la más fuerte de toda la provincia (Bética). Como se verá después, la ciudad romana es importante, con murallas, puertas, anfiteatro y necrópolis, conservadas en parte. Son reconstruidas en época andalusí, que comienza en el año 712 a partir de Muza y con la colaboración de una destacada aristocracia judía; constituye el periodo de mayor esplendor, del que se conservan monumentos y otros legados, existiendo también relatos en los que se magnifican la situación defensiva y estratégica de este municipio. Una de ellas es la acogida del vecindario de Sevilla ante la invasión normanda de 844 o las luchas en 895 entre Modafer y su hermano Mohamed Ben Adeha. Durante el Califato de Córdoba es capital de una cora o provincia y hacia 1029 el wali Abdala el Bersily se declara independiente, formando la Taifa de Carmona, que integra Marchena, Osuna, Écija y Almodóvar, pero a mediados del XI forma parte del extenso reino de Sevilla, como también en la época almohade, cuando se amplía el Alcázar alto. El geógrafo Mohamed el Edrisí escribe en el siglo XII que Carmona "es grande y sus murallas son comparables a las de Sevilla. Estuvo antes en poder de los berberiscos, y sus actuales habitantes son todavía muy díscolos. Situada en la cumbre de un monte, es muy fuerte. La campiña que la rodea es extremadamente fértil y produce en abundancia trigo y cebada".

En 1247 es conquistada por Fernando III, iniciándose un proceso de apropiación de tierras por nobles, órdenes militares y religiosas, que en época contemporánea supone una fuerte concentración de la propiedad agraria. Por lo demás, la historia de esta ciudad sigue relacionada con su función geoestratégica y el Diccionario  de Madoz recoge las luchas fraticidas de reyes castellanos, especialmente las de mediados del XIV; con conexiones internacionales, pero desarrolladas en parte en esta ciudad. Así, Don Pedro I, apodado el Cruel, tras ordenar matar a sus hermanos, se instala con sus hijos en Carmona; a la que pone sitio  en 1371 Enrique II de Trastámara (muerto ya su hermanastro Pedro I), que, tras un largo y dificultoso asedio, toma Carmona, destruye parte de los alcázares, aprisiona a sus sobrinos y manda matar al defensor de la plaza, Martín Lope de Córdoba, maestre de Calatrava, y otros caballeros carmonenses en el Arroyo de los Cuchillos. Más tarde tiene lugar la persecución de judíos en los terribles pogromos de 1391 y aún en 1434, por ejemplo, la antigua Carmo muestra su fidelidad a Juan II y veremos cómo en la guerra de la Independencia sigue haciendo valer su posición.

Antes hay otras noticias  de interés, como la existencia de una importante morería a principios del XVII, según Lapeyre; la concesión del título de ciudad en 1630 por Felipe IV; o los interesantes relatos de viajeros. Por ejemplo, Jouvin, en 1672, se fija en la abundancia de agua, la fertilidad de su llanura y la existencia de varios cortijos. Y en términos similares se pronuncian otros del siglo XVIII, como Peyron (1772), Bourgoing "que ensalza también los olivares" o Townsend (1786), que da la cifra de 12.685 h. Sin embargo, la antigua fortaleza no parece estar muy bien, y el citado Peyron, aludiendo a noticias anteriores, dice "Carmona no resistiría hoy a una compañía de granaderos, a pesar de los restos de sus castillo, cuyas piedras enormes y el espesor de las murallas anuncian también la antigua fuerza; está casi enteramente destruido".

Pero la fuente más importante para mediados del siglo XVIII es el Catastro de Ensenada (estudiado en el caso de Carmona por J. Cruz Villalón, 1990), cuando cuenta 3.500 vecinos ( 12.000 h. ") y la misma extensión actual, tras perder una parte del alfoz (en principio casi 1.300 Km 2 ) en beneficio de nuevas entidades (Mairena, El Viso, Fuentes de Andalucía y La Campana). La mencionada fertilidad de los suelos explica que dos terceras partes de su riqueza provengan de la actividad agraria (se registran 726 artesanos), que ocupa el 85 % de las tierras, con altas tasas de propiedad concentrada y predominio de la tríada mediterránea, bien que con desigual presencia: 80 % de labor, 16,5 de olivar y unas 1.000 aranzadas de vid, más 200 fanegas regadas de hortalizas y 100 de frutales.

Como se menciona en los párrafos anteriores, en la guerra de la independencia Carmona tiene un cierto protagonismo y, al decir de Madoz, es una de las poblaciones andaluzas que responde con mayor entusiasmo al llamamiento de la Junta de Sevilla. En ella se reunen fuerzas de  varias ciudades para incorporarse al ejército de Andalucía mandado por el general Castaños; y en 1810 el duque de Alburquerque dirige desde la misma Carmona varias operaciones. En algunas historias sobre la ciudad se recuerda la estancia de O´Donnell cuando se produce el pronunciamiento de 1854; y, acabando con asuntos bélicos, la prisión y muerte del último presidente de la II República, Julián Besteiro. Un hecho reciente e importante es la aprobación del Estatuto de Autonomía en lo que fue Alcázar alto de esta ciudad; de ahí que se denomine Estatuto de Carmona.

Pero no culmina esta sucinta historia sin una referencia a la situación de mediados del siglo XIX, descrita en el Diccionario  de Madoz. Entonces tiene 15.121 h. en 1.691 casas (pocas para la población, pues resulta un índice exagerado, aun contando los 117 cortijos del término), distribuidas en 346 calles, dos plazas principales y varias plazuelas. Cuenta con siete escuelas de niños, dos de niñas, colegio de segunda enseñanza y algunas fábricas de paños, más las derivadas de la agricultura, que sigue siendo la principal actividad económica. Casi todo el término está cultivado (se registran 117 cortijos y 24 presas para abrevaderos de ganado), destacando 85.000 fanegas de tierra, 50.000 aranzadas de olivar, unas 600.000 vides y 350 fanegas de huerta. Así que las producciones son de "trigo, cebada, habas, garbanzos, yeros arbejones y aceite en abundancia, cuyos sobrantes se exportan a los mercados de Cádiz, y mayormente a Sevilla con numerosa arriería; hortalizas y frutas, vino, mucho ganado vacuno, yeguar, lanar, de cerda y cabrío". En abril se celebra una importante feria  ganadera y se citan entre los caminos el Arrecife viejo (antigua vía a Sevilla por el valle de la Reina ) y los carriles, denominados significativamente, del Aguardiente y de la Lana.

Plano urbano y monumentos.  Carmona, se ha dicho muchas veces, es toda ella un monumento, por lo que se citarán sólo los más importantes caracterizados brevemente, a la vez que se comentará el plano y su evolución. Como es habitual, la ciudad romana se hace en cuadrícula con dos ejes principales, admitiéndose que el mayor o cardo máximus une las puertas de Sevilla y Córdoba y se cruza con el menor, o decumanus ( entre las desaparecidas puertas de Morón y Sedia ), en el Foro, más o menos por la plaza de San Fernando. A un kilómetro, en la calzada hacia Sevilla, se encuentra la necrópolis (de entre los siglos I y IV, con 250 tumbas y mausoleos más una serie de estatuas, urnas y cerámicas recogidas en un museo reciente) y no lejos de allí, el anfiteatro. La ciudad está por entonces amurallada, al menos con las cuatro puertas citadas, de las que se conservan las dos primeras, constituyendo la de Sevilla, predominantemente romana, síntesis y símbolo de la ciudad con restos cartagineses y árabes.

Queda también un lienzo de muralla  de parecidas  características; por el norte llega hasta el arquillo de la Judería y, al sur, entra por la Ronda del Cenicero. A continuación de este significativo topónimo nos encontramos con el no menos expresivo de Extramuros de San Felipe y, más allá, la puerta de Marchena y el antiguo Alcázar de Arriba, de origen romano y ampliación almorávide y almohade, en cuyo patio de Armas se ha instalado el Parador Rey Don Pedro, de estilo neomudéjar. Al noroeste del recinto, la puerta de Córdoba, y, ya en el borde del promontorio cabecera del arroyo Alberguilla, la parte norte, que enlaza con la muralla y el arco de la Judería por las casas de los Lasso.Si bien la calle Juan de Ortega y carretera de la Sedia encierran el barrio de San Blas, cuya iglesia se construye sobre una sinagoga, y muestra un trazado callejero en parte medieval, con calles estrechas, retorcidas, adarves sin salida o plazuelas, y se encuentra dentro del recorrido apuntado antes, que lógicamente es el centro y contiene los principales monumentos.

La iglesia de Santa María la Mayor se edifica sobre la mezquita principal, cerca del antiguo Foro, y se conserva el patio de los Naranjos con arcos de herradura, al igual que se mantiene, aunque reformado, el minarete de otra mezquita, sobre cuyo solar se alza la iglesia de Santiago. La ermita de San Antón "que con la de San Mateo, extramuros, contituyen las dos primeras construcciones cristianas" cuenta también con arcos de herradura apuntados. Y señalan, asimismo, la presencia de alarifes autóctonos la traza mudéjar y el artesonado de  la iglesia de San Felipe, así como algún elemento del convento de Santa Clara "donde se albergan pinturas de Valdés Leal", o el artesonado de la sala capitular del Hospital de la Caridad, que contiene, por otra parte, pinturas de Zurbarán y de la escuela de Murillo.

El Barroco es el gran siglo de la arquitectura civil, ligada a las grandes propiedades, pero también hay que mencionar las iglesias del Salvador, comenzada por lo jesuitas en 1605; San Pedro, con una torre, La Giraldilla, a imitación del alminar sevillano; o el convento de las  Descalzas. Entre las casas palaciegas destacan las de Briones, Rueda y Caro, si bien hay otras de épocas anteriores, como la Casa Mudéjar o la impronta renacentista de la plaza de San Fernando. Existe una verdadera concentración de viviendas palaciegas entre la calle San Idelfonso y las Descalzas (Aguilar, Rueda, Marqués de Torres y Marqués de San Martín) y, más al este, cerca del Alcázar Alto, el Palacio de Bernal Escamilla.

El plano de Carmona está, como la población, estancado durante mucho tiempo. A finales del siglo XIX sólo se une al centro monumental descrito alineaciones de edificios en torno al eje González Girón-Santa Ana, carretera de Lora, y por la de Sevilla hasta la altura aproximada del Anfiteatro. Y a mediados del XX, aparte la Alameda,  poco más que algunas edificaciones por la estación de ferrocarril y continuación de la calle Real (paseo de San Antón). A finales de los setenta (hacia 1960 se alcanza el máximo censal, unos 28.000 h.) el área del oeste (considerando como eje la puerta de Sevilla ) se iguala en extensión al centro histórico, creciendo al norte del Anfiteatro y, sobre todo, el triángulo entre Paseo Cruz del Carmen, Real de la Feria y Avenida de Andalucía. Recientemente la expansión se desarrolla por esa zona, carreteras de El Viso y Sevilla,  a la vez que se va urbanizando hacia el norte, buscando la autovía.

En las guías turísticas se encuentra alusión al Carnaval, en torno a la plaza de San Fernando, las procesiones de Semana Santa por el casco antiguo, la feria de mayo y la romería de la Virgen de Gracia en septiembre, con las características de otros lugares andaluces. Asimismo, se llama la atención sobre los dulces conventuales, tan propios de Andalucía y que tiene uno de sus centros reconocidos en Carmona (también en Écija). Entre las especialidades, el bizcocho marroquí, roscos almibarados, hojaldres, etc., cuya explicación la buscan algunas ediciones en las criadas moriscas de las novicias.

Economía, población y área de influencia. Si la comarca de Los Alcores tiene una extensión superior a los 1.000 km 2 , más del 90% corresponde al municipio de Carmona, su capital. La población total de la comarca se aproxima a los 60.000 h., de los que el municipio de Carmona engloba 26.297 (2003). Como cualquier agrociudad, la población del municipio experimenta un retroceso notable desde mediados del siglo XX hasta comienzos de los ochenta, consecuencia de la crisis agraria existente durante las décadas sesenta y setenta, pasando de 28.607 h. en 1960 a 22.887 en 1981. En 2003 el ritmo de crecimiento de Carmona respecto al año anterior es significativo (4,1%) y presenta una estructura demográfica joven, donde el porcentaje de población menor de 20 años llega al 24,13%, mientras que los mayores de 65 años suponen el 14,92% (2003) del total de la población.

Históricamente es una ciudad muy bien comunicada por el camino real de Madrid y en épocas recientes, cuando se produce la modernización de las carreteras en Andalucía, la conexión se realiza por el autovía N-IV y por la línea férrea Cádiz-Madrid. A estas vías cabe añadir la A-455 que enlaza el escarpe de Los Alcores con la autovía del 92 y la N-IV, lo que da lugar a que reciba cada vez más  influencias metropolitanas de Sevilla. Las buenas comunicaciones y la capacidad de la ciudad para evolucionar y modernizarse a través del sector servicios le permiten no sólo mantener su nivel de población, sino además incrementar la renta per capita hasta situarse entre 8.100 y 9.000 euros, prácticamente la media andaluza (9.500 euros en 2003).

El desarrollo económico de Carmona está vinculado al modelo agrícola existente en la Andalucía del Guadalquivir durante un larguísimo periodo de tiempo, incluso hay autores que sitúan su origen en la época romana. Hoy, la estructura económica sigue siendo fuertemente dependiente del sector agrario, con predominio de los cultivos de regadío (algodón y olivar), destacando sobre todo las actividades derivadas del algodón, al que se le dedican  67.667 ha de superficie, mientras en las áreas de secano sobresale el trigo con 30.356 ha (2002). Por todo ello, este municipio recibe un volumen importante de subvenciones de la Unión Europea y, además, resulta relevante recordar el número elevado de granjas porcinas y avícolas localizadas en el término.

Por otra parte, la distribución de la población ocupada revela las características de su economía, de forma que un 14,4% representa la población activa agraria, un 27,4% corresponde a la industrial-construcción y un 58,2% a los servicios (2001). Distribución que a su vez nos demuestra que aunque el área agrícola continúa siendo el soporte territorial de Carmona, sin embargo consigue consolidar su economía a través de la incorporación de funciones y de servicios de fuerte peso y, en menor medida, industriales. Igualmente la mayor proximidad a Sevilla a través de la autovía N-IV está favoreciendo el proceso de transformación y modernización de la ciudad.

  Así, la segunda actividad fundamental del municipio radica en el comercio con 659 establecimientos, seguidos ya a mucha distancia por la construcción (198), el turismo (175 establecimientos), la industria (155) y los servicios en general (118), según datos del Instituto de Estadística de Andalucía (2003). A ello se une el importante papel que están jugando las nuevas políticas de dotación de equipamientos y servicios públicos, la descentralización de los tradicionales y la aparición de servicios ligados a la protección social y a la promoción económica, los cuales están fortaleciendo la base económica y están conduciendo a la revitalización de centros intermedios como Carmona.

Efectivamente, Carmona forma parte de la red de ciudades medias (Écija, Morón, Arahal, etc) de la campiña del Guadalquivir que tienen capacidad de organizar un conjunto de territorio muy amplio, todas ellas con una base económica orientada a la agricultura, ya que su tamaño poblacional, el dinamismo de sus actividades económicas y el potencial funcional como centro de servicios les confieren un indudable papel de centro comarcal. Efectivamente, en la relación de núcleos andaluces ocupa un puesto mucho más aventajado (una diferencia de 70 lugares ) en la atracción de población para adquisición de bienes y servicios que en el peso demográfico propio.

El mercado laboral de Carmona cuenta con una oferta de mano de obra de 11.595 personas (2001) de las que 8.515 constituyen la población ocupada; por consiguiente, la tasa de paro es elevada (26,6 en el 2001); si bien, conviene advertir que existe una importante masa de trabajadores eventuales del campo (alrededor de 1.300 en 2001). Por último, el índice de actividad media radica en el  56,17%, destacando el importante crecimiento que experimenta la tasa femenina, que pasa del 26,24 en 1986 al 43 en 2001. [ Gabriel Cano / Rosa Jordá Borrell ].

 

Para más información, visite Wikanda: http://www.wikanda.es/wiki/Carmona

 

 
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