La guerra interna que vive España entre el 18 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939, no sólo es el más importante y decisivo acontecimiento de su historia contemporánea, sino todo un campo de ensayo de la II Guerra Mundial. A pesar de que no ha sido la única (sí la última), se trata de la Guerra Civil por antonomasia. Tiene un enorme costo en vidas humanas, más de 800.000 personas, de ellas alrededor de 150.000 en Andalucía, y arruina la economía del país, que tardará 20 años en alcanzar el nivel de vida de 1935 y atraviesa una etapa de hambre en los años cuarenta, además liquida la esperanzadora experiencia de la II República y da paso a la larga dictadura de Francisco Franco hasta 1975.
El golpe de Estado militar del 18 de julio llega tras el triunfo de la izquierda "Frente Popular" en las elecciones de febrero de 1936 y unos meses posteriores muy agitados y con numerosos asesinatos políticos de todo signo, del teniente Castillo a Calvo Sotelo, y es parcialmente un fracaso, pues no triunfa en ciudades decisivas como Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao o Málaga, pero aun así permite a los militares sublevados disponer del nutrido ejército del norte de Africa y también del litoral gaditano los y aeródromos del oeste de Andalucía para trasladar de inmediato ese ejército a la península. Todo ello lleva a una guerra duradera, sin precedentes en el continente, que divide además a Europa, apoyando a los sublevados países totalitarios como Italia, Alemania y Portugal y simpatizando con la República las democracias occidentales "Francia, Gran Bretaña", la URSS y México. Lo que estaba previsto golpe de rápida ejecución se convierte en duro conflicto y para apoyar a la República, encabezada por Manuel Azaña, llegarán voluntarios de todo el mundo, que formarán las Brigadas Internacionales, en tanto Alemania "Legión Condor" y sobre todo Italia mandarán asimismo contingentes de voluntarios. Un pacto internacional de no intervención en la Guerra Civil Española será ampliamentre incumplido, sobre todo por Alemania, Italia y la URSS (ésta recibirá buena parte de las reservas de oro del Banco de España).
Evolución del conflicto. Los sublevados tienen algunos éxitos en las semanas iniciales, control de Sevilla, control de Badajoz y parte de Extremadura, resistencia del Alcázar de Toledo, pero fracasan en su intento de entrar en Madrid "que resiste heroicamente contra pronóstico y con el Gobierno de la República trasladado a Valencia" y concluir con ello rápidamente el conflicto. Los primeros meses de la guerra son también los de una durísima represión en los dos bandos, que se mantendrá en el de los sublevados y se frenará luego en el de los republicanos, donde alespontaneísmo y desorganización inicial suceden unos gobiernos más estables. Sin embargo, la balanza militar se va inclinando poco a poco del lado de los rebeldes, pese a fracasar reiteradamente en sus intentos de control de Madrid "batalla de Guadalajara", pero en febrero de 1937 cae Málaga y en el verano siguiente lo harán las ciudades del Cantábrico que habían permanecido fieles a la República. Luego, aunque la República consigue éxitos parciales, como la recuperación por unas semanas de Teruel, la ruptura de la España republicana en dos al alcanzar el ejército franquista el Mediterráneo por Vinaroz y sobre todo el fracaso republicano en la decisiva batalla del Ebro, en julio-noviembre de 1938, inclina la balanza del lado del general Franco, quien maniobra en los meses previos para convertirse en jefe del Estado y ve morir a su principales rivales "los generales Sanjurjo y Mola", en tanto comienza a configurar en las provincias que controla un peculiar estado parafascista, aunque con notable influencia de la Iglesia católica, que en julio de 1937 divulga una carta colectiva del episcopado a favor de los sublevados. Franco establece su capital en Salamanca, cerca de la frontera portuguesa, en los indecisos primeros meses, y luego en Burgos. Se crea un partido único obligatorio, FET y de las JONS, agrupando a las fuerzas simpatizantes de los sublevados, Falange Española y la Comunión Tradicionalista, y se impulsa una nueva legislación de corte totalitario "Fuero del Trabajo, 1938". En el bando republicano se mantendrán los partidos de izquierda, como Izquierda Republicana y Unión Republicana, pero con el poder principalmente en manos de PSOE y PCE, además de la CNT, principal impulsora de experiencias de colectivación agraria, pero víctima de los recelos de los comunistas. En el bando republicano se suceden como jefes de gobierno José Giral Pereira, republicano, y pronto Francisco Largo Caballero, a quien en mayo de 1937 sucederá Juan Negrín, socialistas. En los gobiernos republicanos participarán también el PNV y ERC, y durante un tiempo la CNT.
También Andalucía vivirá esa guerra dividida. Las provincias de Cadiz, Sevilla y Huelva estarán desde las primeras semanas en manos de los sublevados. Málaga pasará de los republicanos a los franquistas en enero-febrero de 1937, Jaén y Almería estarán hasta el final de la guerra en el sector republicano, mientras que las ciudades de Córdoba y Granada se colocarán desde el primer momento en manos de los militares "fracasará un intento de recuperar Córdoba a cargo del general Miaja", pero un sector de la provincia cordobesa, Los Pedroches, y todo el este granadino "altiplanicies y Alpujarras", se mantendrán fieles a la República hasta marzo de 1939. Durante varios meses, un grupo de guardias civiles se mantendrá frente a la República en el Santuario de la Virgen de la Cabeza en Andújar, y tanto Jaén como Almería sufrirán bombardeos aéreos, en el caso almeriense a cargo de la armada alemana, aunque de menos relieve internacional que el bombardeo alemán de Guernica.
Con el año 1939, se inicia el definitivo declive republicano, fracasa una ofensiva republicana en el norte de Córdoba y Extremadura, cae Cataluña en enero y las tropas de Franco realizan miles de detenciones. Se inicia un exilio masivo a Francia en el que muere el poeta Antonio Machado. En febrero Azaña dimite como presidente de la República "le sucede Martínez Barrios", y a finales de marzo el coronel Casado rinde Madrid, con la oposición de los comunistas, partidarios de una resistencia a ultranza, tras varias semanas de enfrentamientos internos en la capital española y otras ciudades republicanas. [ Antonio Checa Godoy ].
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