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OSIO |
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(córdoba, 256"-357").
Primer obispo de Córdoba. Aunque existen dudas en
torno al lugar y la fecha de nacimiento, diversos historiadores han
planteado que es originario de Corduba, por ser ésta la ciudad en la que
se forma en la segunda mitad del siglo III. Perteneciente a una familia
hispánica, Osio es una de las figuras principales de la Iglesia, al
convertirse en uno de los consejeros más próximos al emperador
Constantino, impulsor del Edicto de Milán en el año 313, por el que se
daba carta de libertad al cristianismo. Anteriormente, Osio había
participado en el Concilio de Elvira, junto a otros 18 obispos
pertenecientes a las diócesis hispanas meridionales. Se desconoce el
momento en que entra a formar parte de la comitiva de Constantino, aunque
existe constancia de que en el año 313 está comisionado por el emperador
para repartir algunas subvenciones en diversas comunidades cristianas del
norte de África. De este modo, Osio se convierte en delegado o agente
imperial, persona que, además, instruye a Constantino en materia
religiosa y le aconseja a tomar determinadas decisiones ante ciertos
movimientos heréticos.
Tras el Edicto de Milán, interviene en la
promulgación de una serie de leyes, como una constitución relativa a las
manumisiones de los esclavos en las iglesias. Intermediario en diferentes
conflictos religiosos, Osio adopta una actitud conciliadora ante la
corriente donatista, movimiento cristiano surgido en Cartago que
condenaba la relajación de las costumbres de los fieles a principios del
siglo IV. La misma función cumple con el brote arrianista en Alejandría,
adonde es enviado por Constantino para entablar concordia. Al no ser
paliada la crisis, se convoca en el año 325 el Concilio de Nicea, que
presumiblemente es presidido por Osio, al ser éste su principal promotor.
En las fechas posteriores a este concilio, se desconoce su actividad,
aunque se postula que regresa a su sede episcopal en Córdoba, donde
difundiría las disposiciones de Nicea en contra del arrianismo. En el año
343 participa en el Concilio de Sárdica, reunido por los emperadores
Constante y Constancio, hijos de Constantino. En éste participa, con
seguridad, como presidente. Según los documentos escritos, Osio, un
anciano ya de más de 80 años, interviene con moderación en el conflicto,
a pesar de su oposición al arrianismo. Tras este concilio, que se salda
sin soluciones, confirmando la doctrina de Nicea, el obispo regresa a
Córdoba, y sólo debe abandonar la ciudad, en el año 353, para mediar en
el proceso de condena a San Atanasio en Milán. Los últimos años de su
vida, casi centenaria, están envueltos en polémica, puesto que las
fuentes contemporáneas afirman que claudica ante el arrianismo. Está sin
confirmar, también, el año de su muerte, que según algunos historiadores,
se produce en Córdoba en torno al 357 y el 358.
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