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TEJADA LA VIEJA |
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Citada por Silverio Escobar, erudito de Escacena, en su obra Noticia histórica de la Villa de Escacena del Camp o, editada en 1910, es excavada a comienzos de los años setenta del siglo XX por la Universidad de Sevilla, bajo la dirección de A. Blanco Freijeiro, y desde la década siguiente la Sección de Arqueología de la Diputación de Huelva, que adquiere el yacimiento en 1984, viene investigando en él de forma continuada. La ciudad de Tejada la Vieja es fundada el siglo VIII a.C. a raíz de la llegada de los fenicios al Suroeste de la Península Ibérica, lo que propicia el abandono de los poblados de cabañas tartesios y la construcción de ciudades. Está delimitada por una muralla de bloques calizos, formada por dos paredes de mampuestos y rellenado el espacio entre ambas con piedras, tierra, restos cerámicos y cualquier material que pueda dar consistencia al conjunto. No cuenta con cimientos y se adapta a la propia irregularidad del terreno, estando la cara externa reforzada en las primeras hiladas por un escaso pie de amigo y por contrafuertes circulares en los lugares donde hace algún quiebro para seguir adaptándose al terreno. La construcción en piedra se completaba con una superestructura de tapial que, por los datos obtenidos en la excavación, debió estar enlucida con tierra roja que se pintaba de blanco. La muralla define un espacio aproximado de 6?5 ha (hectáreas) en el que se superponen tres periodos de ocupación, que van desde el siglo VIII al IV a.C. en que se abandona la ciudad. En esta extensión se distribuyen tanto las viviendas como los edificios públicos, los almacenes del mineral, junto con las áreas de trabajos metalúrgicos y los necesarios para el acopio de alimentos, agua y estabulación de ganado, todo ello organizado con un claro y preciso urbanismo ortogonal en el que las calles presentan anchuras distintas en función de los edificios que las delimitan, facilitando así el paso de personas y carruajes. En cualquier caso, la definición de la distribución urbanística, las características arquitectónicas y los usos que presumimos para los primeros momentos de habitación no deben diferir en demasía de la correspondiente a la segunda mitad del siglo VI a.C., única visible por el momento en la meseta alta del yacimiento y que cubre las etapas precedentes, que sólo conocemos de manera parcial y gracias a registros estratigráficos. [ Jesús Fernández Jurado ].
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