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FEUDALISMO

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Sistema de relaciones que se produce en la Edad Media. Se han dado múltiples definiciones en relación con los diferentes enfoques en su estudio. Simplificando los diferentes planteamientos, puede decirse que uno de los puntos de vista es el llamado institucionalista, de orientación jurídico-política, más restringido; el otro, de orientación socioeconómica, más amplio. El primero considera el feudalismo como un sistema sistema contractual de relaciones políticas y militares entre los miembros de la nobleza. Se caracteriza por la concesión de feudos, normalmente tierras, a cambio de una prestación política y militar, contrato sellado por un juramento de homenaje y fidelidad. La segunda visión, que parte de la corriente historiográfica llamada materialismo histórico, hace más hincapié en los aspectos socioeconómicos de la organización medieval y define el feudalismo como un "modo de producción", en el que se establece una relación de dependencia entre el propietario de la tierra y el productor, es decir, entre señor y campesino.

Para los primeros, habría una neta distinción entre el sistema feudal, basado en las relaciones señor-vasallo, y el sistema señorial, basado en las relaciones señor-campesino. Para los segundos, en cambio, ambos estarían fundidos, hasta el punto de considerar que precisamente el régimen señorial sería el elemento esencial de la sociedad feudal, siendo, además, la relación de servidumbre de los campesinos con respecto a los señores la relación más genuina y típicamente feudal.

Algunos autores aproximan ambas posturas y establecen líneas de trabajo que toman como punto de partida una concepción global de la organización de la sociedad medieval que contempla los diversos aspectos que configuraron la Europa feudal. Contemplan la distinción entre feudo y señorío, pero ambos son realidades de una misma sociedad.

El feudalismo clásico.  Se puede ver el origen de algunos elementos del feudalismo en la crisis del Imperio Romano del siglo III y en las transformaciones que provocan la presencia de los pueblos bárbaros, especialmente en relación con la fragmentación política y la ruralización y bipolarización de la sociedad. Sin embargo, no sería hasta los siglos IX y X, con la desintegración del Imperio Carolingio, cuando el feudalismo se conformaría, pudiendo considerarse que es a partir del siglo XI cuando se desarrolla lo que se ha dado en denominar el "feudalismo clásico".

Con anterioridad al siglo X la sociedad carolingia había desarrollado unas relaciones de dependencia personales: Encomienda Carolingia o Protofeudalismo. El vasallaje es concebido como un vehículo de la Acción y Control Real, los monarcas carolingios pretenden hacer llegar a los principados territoriales las principales órdenes y medidas centralizadoras. Incluso se concibe el vasallaje como una relación que implica la entrega de un feudo o beneficio, un bien económico que garantiza la fidelidad del vasallo al señor, al monarca. A lo largo del siglo X los príncipes territoriales, a consecuencia de la debilidad del poder monárquico y de las segundas invasiones, consiguen asumir las atribuciones reales, recibiendo en vasallaje a otros nobles de menor entidad política y social, entregándoles feudos como si fuesen monarcas con sus mismas obligaciones y derecho, creándose de este modo una Pirámide Feudal. Pero ya desde el siglo X el Feudalismo comporta también unas realidades económicas: el Feudum (generalmente una tierra) constituía una gran propiedad (villa), donde estaba asentado un número determinado de campesinos dependientes de sus señores, el señorío, primero Territorial, después Jurisdiccional.

Las relaciones feudales se manifiestan en el contrato feudo-vasallático, que se reviste de un ritual, que, aunque con variaciones, consta básicamente de dos partes: el homenaje, ceremonia por la que se presta el vasallaje, y la investidura, por la que el vasallo obtiene su feudo. Al prestar vasallaje muchas personas a diversos señores se dan situaciones conflictivas, por lo que surge el homenaje ligio, que es el principal y que debe de prevalecer en caso de conflicto. El vasallo adquiere diversos deberes para con el señor: fidelidad, ayuda, sobre todo militar y económica, y algunos servicios como acompañamiento, labores administrativas, etc. El señor adquiere deberes a su vez: fidelidad, no perjudicar en ningún aspecto al vasallo, protegerlo y darle garantías de seguridad y ayuda material. La llegada del feudalismo a la Península Ibérica es tardía e incompleta, a excepción de la Marca Hispánica por su vinculación con el Imperio Carolingio. [ María Antonia Carmona Ruiz ].

 

 
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