No se pueden explicar los llamados sucesos de La Mano Negra sin tener en cuenta, en primer lugar, el contexto socioeconómico en los que se producen. El año 1882 es de una gran sequía, lo que provoca un fortísimo incremento del paro entre los jornaleros de la Baja Andalucía y especialmente en la campiña jerezana. Las calles se ven llenas de familias dedicadas a pedir limosnas o trabajo, concentrándose en las puertas de los ayuntamientos de los pueblos o asaltando panaderías y establecimientos de alimentación.
En este ambiente, entre finales de 1882 y el mes de abril de 1883 se producen cuatro crímenes en la comarca de Jerez, que muy pronto las autoridades atribuyen a una organización secreta anarquista, conocida con el nombre de La Mano Negra. Inmediatamente se produce una oleada de detenciones en los pueblos de la comarca, que llevarían a las cárceles de Jerez y Cádiz a varios centenares de presos. Los llamados procesos de La Mano Negra se van celebrando a lo largo de 1883 "el primero a finales de mayo" y se saldan con altas penas de cárcel y doce condenados a muerte.
Recurridas las sentencias ante el Tribunal Supremo, las penas de muerte se elevan a quince. Finalmente, el Gobierno dicta varios indultos y siete de los condenados son ejecutados públicamente en la jerezana plaza del Mercado, el 14 de junio de 1884.
¿Existió La Mano Negra y fue responsable de los crímenes? Para las autoridades estaba claro que sí. Sus pruebas eran el hallazgo de los estatutos de la sociedad y, en segundo lugar, la vinculación de algunos de los detenidos con la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), la organización internacionalista que agrupaba a la mayoría de los trabajadores andaluces asociados.
La historiadora Clara E. Lida, sin embargo, cree que La Mano Negra pudo existir en un periodo anterior, cuando las sociedades obreras estaban en la ilegalidad entre 1874 y 1881. El Gobierno la conocía, pero sacó su existencia en 1882-1883, cuando le interesaba, para reprimir a un pujante movimiento obrero.
Los anarquistas siempre negaron su existencia. Para ellos, todo había sido un montaje policial para desprestigiar y desarticular al movimiento obrero de la comarca. Finalmente, Demetrio Castro, cree que a lo largo de los procesos hay una clara intencionalidad por parte de las autoridades de vincular delincuencia común e internacional, con el objetivo de que la opinión pública viera en las organizaciones obreras el mayor peligro para el orden social y la amenaza más evidente al orden social burgués.
La existencia de La Mano Negra es una de las grandes incógnitas de la Historia Contemporánea de Andalucía. No obstante, es la mejor excusa que entonces encuentran las autoridades para reprimir sin contemplaciones al movimiento obrero y desmantelar sus organizaciones, cuando después del Congreso que celebraron en Sevilla, en 1882, estaban en plena pujanza. [ Diego Caro Cancela ].
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