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IBEROS |
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Los historiadores griegos de la Antigüedad denominan así a un conjunto de poblaciones prerromanas que habitan las áreas costeras del Mediterráneo desde el Ródano hasta Gibraltar, cuyo rasgo común es compartir elementos de una civilización con fuertes influencias fenicias y griegas. De este modo se relacionan e integran con las altas culturas que se desarrollan durante el primer milenio a.C. en las riberas del Mediterráneo. Aunque se vienen recogiendo antigüedades de esta civilización desde mediados del siglo XIX, su reconocimiento arqueológico se acelera con el descubrimiento en 1897 de la Dama de Elche y su posterior salida de España hacia el Museo del Louvre; de manera que los debates en torno a su caracterización como proceso histórico reflejan la crisis en que entra el sistema político de la Restauración tras la derrota de 1898, dado el papel que tales debates representan en los intentos de reforzar la justificación ideológica de dicho sistema político.
La investigación especializada ha diferenciado en Andalucía entre los Iberos de la parte oriental y los Turdetanos de la occidental, pero esta distinción va siendo abandonada a favor de la primera denominación, puesto que las sociedades que abarcan ambas comparten un sistema político de corte aristocrático y una semejante implantación en el territorio, que responde a un mismo proceso histórico. Precisamente en el modelo ibérico de organización social los santuarios localizados extramuros de los oppida representan un papel muy relevante y han aportado algunas de las piezas más destacadas de la producción estética de la cultura ibérica en Andalucía. Su función está relacionada con la representación del universo mitológico de la sociedad, la religión y la justificación del poder de la élite. Son conocidos desde el siglo XIX los santuarios rupestres de Collado de los Jardines (Santa Elena) y Alto del Sotillo (Castellar), de donde surge un importante conjunto de exvotos ibéricos de bronce que atrae el interés de investigadores europeos por estas manifestaciones de una cultura entonces desconocida. En el del Pajarillo * (Huelma) se mitifica al héroe fundador y dominador de la naturaleza y la sociedad en un claro ejemplo de discurso aristocrático. El espectacular conjunto escultórico de Cerrillo Blanco * (Porcuna) pudo haber formado parte de otro santuario, pero es difícil afirmarlo a causa de la destrucción a que es sometido poco después de su construcción. [ Gabriel Martínez Fernández ].
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