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POLO INDUSTRIAL |
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En los últimos años del franquismo se implanta una
primera política de desarrollo regional ante la evidencia de los fuertes
desequilibrios dentro del país. La principal muestra es la creación de
los denominados polos industriales, seleccionando ciudades en las que se
organizan polígonos donde pueden instalarse empresas con ciertas ventajas
fiscales. En Andalucía, abarcan buen número de ciudades, como Córdoba,
Granada, Sevilla, Algeciras (Campo de Gibraltar) y Huelva. Los resultados
son muy desiguales, y en general discretos. Se impulsa la
industrialización del Campo de Gibraltar, para compensar el cierre de la
verja, que deja sin trabajo a varios miles de españoles, y de Huelva a
base de industria pesada, en especial química, con macroempresas y alto
costo medioambiental. Al contrario, esos resultados son muy discretos en
el caso de Granada y Córdoba y algo mejores en Sevilla, donde posibilita
la expansión de Alcalá de Guadaíra y Dos Hermanas. La crisis de 1973 y
los años siguientes es dura para muchas de estas empresas, y en el caso
de Sevilla se inicia un proceso de desindustrialización, sobre todo en el
metal, que se prolonga casi una década. El inicio del proceso autonómico
relega esta política, aunque se mantiene el concepto "polo" en el
lenguaje popular.
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