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DESPERDICIOS |
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(gelves, sevilla, 1817-sevilla, 1886).
Matador de toros, de nombre Manuel Domínguez Campos.
Sus padres, Rafael Domínguez y Rosalía Campos, son humildes labradores.
La desgracia trae consigo la muerte de su padre cuando él tiene tres
años. Se traslada a Sevilla protegido por el capellán de las monjas de la
Paz, Francisco de Paula Campos. Su refinada educación se trunca cuando
muere su protector. A pesar de tener solventado su futuro, coquetea con
el toreo. Se aproxima a la Escuela de Tauromaquia de Sevilla, dirigida a
la sazón por el rondeño Pedro Romero. Se cuenta que el maestro comenta en
una ocasión: "Este muchacho no tiene desperdicio". Se marcha a Buenos
Aires y Montevideo, donde suma en cuatro años quince corridas. Regresa a
España en 1852. Visita a Francisco Arjona Cúchares, pero no prospera su
idea de convertirse en matador. El maestro le aconseja que "actúe por
pueblos o como banderillero". Se prueba en el campo ante un toro de seis
años y despierta el interés de los aficionados. Su tauromaquia es añeja,
al estilo de su maestro Pedro Romero. Toma la alternativa en la Corrida
de la Beneficencia de Madrid el 10 de octubre de 1853, de la mano de
Salamanquino y en compañía de Cayetano Sanz y El Lavi. Sus éxitos son
destacados, como los acaecidos en plazas como la de Lisboa o Sevilla. En
la tarde del 1 de junio de 1857 torea en El Puerto de Santa María
(Cádiz). Alterna con El Tato y los toros son de Concha y Sierra. El
primer toro de la tarde, de nombre Barrabás, le infiere una grave
cornada, por la que pierde el ojo derecho. Vuelve a los ruedos en Málaga
cincuenta y tres días después de la cornada, con los mismos toros y el
mismo traje. Los arrestos de Desperdicios aumentan a pesar del percance.
Se retira de los ruedos con cerca de sesenta años.
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