f. Proceso de transmisión de conocimientos en el seno de una comunidad para continuar su desarrollo y asegurar su pervivencia. || 2. Conjunto de reglas y costumbres por las que se rije una determinada sociedad. || 3. Cortesía, urbanidad. || ~ de adultos. La que se imparte a personas que no la recibieron en edad escolar. || ~ especial. La impartida a personas con alguna minusvalía que impide que reciban la enseñanza ordinaria. || ~ física. La dedicada a formar un cuerpo sano mediante su desarrollo armónico. || ~ no presencial. La impartida al margen del aula o clase, que cobra gran incremento desde mediado el siglo XX; educación a distancia o por radio, pero sobre todo tras la generalización de internet desde mediados los años noventa del XX. || ~ obligatoria. La que el Estado considera imprescindible que reciba toda la población, nomalmente de 6 a 14 o 16 años, y cuya impartición garantiza.
En los pueblos primitivos la educación delimita una transmisión de padres a hijos de costumbres y creencias, orientada a garantizar la supervivencia. Se va creando luego una educación reglada, fuera del ámbito de la familia, aunque reservada por lo general a estratos superiores, muy reducidos, de la sociedad; aunque ya en la Bética romana hay una educación relativamente difundida, con un carácter a la vez práctico y moral. En la Andalucía musulmana se desarrolla una activida educativa importante, pero privada, con fuerte contenido religioso, con la Madraza, edificio situado junto a la mezquita, como centro educativo.
Expulsados los musulmanes de Andalucía, la educación no figura entre las prioridades de los nuevos gobernantes, aunque en el XVI se creen universidades como las de Sevilla y Granada. El analbetismo es tan general que afecta incluso a nobles y regidores. La Ilustración, con figuras en Andalucía como Olavide, supone un paso adelante, más cualitativo que cuantitativo, pues es en parte un esfuerzo frustrado para fomentar la educación, que comienza a ser concebida como servicio público. Esa visión culmina con la Constitución de Cádiz de 1812, en cuyo largo articulado ya se contempla una enseñanza para todos y el horizonte de un pais sin analfabetismo.
El siglo XIX. El Estado liberal, que en Andalucía viene precedido del cierre de pequeñas universidades como Baeza u Osuna por Fernando VII, deja la educación en manos de los ayuntamientos, que han de pagar a los maestros y dotar las escuelas, pero son ayuntamientos de escasos recursos y no siempre interesados verdaderamente en la educación, que pagan tarde al maestro y descuidan la escuela. Así, aunque el analfabetismo va descendiendo lentamente desde cifras muy altas en toda Andalucía, la penuria de la escuela andaluza, y de toda la enseñanza es evidente. En el XIX nacen las Escuelas Normales, para formar maestros, y los institutos de bachillerato, en capitales de provincia y ciudades grandes. Durante el Sexenio Revolucionario (1868-1874), se producen sugestivas pero breves experiencias de universidades e institutos libres, con una enseñanza laica y más renovadora, no obstante durante todo el siglo XIX la educación pública está esencialmente en manos del Estado, y tiene cierta laicidad. Hacia 1860 el 80% de las escuelas andaluzas son públicas, pero la mayoría de los andaluces en edad escolar permanecen aún al margen del sistema educativo. Las numerosas publicaciones del Magisterio andaluz a fines del XIX testimonian sin excepción la lamentable situación de la enseñanza en la actual comunidad autónoma.
El siglo XX incorpora numerosas novedades a este panorama, por un lado emerge con fuerza la enseñanza a cargo de instituciones católicas, que van a tener ya un papel relevante durante todo el siglo, con iniciativas que desde Andalucía se expanden por toda España, como las Escuelas del Ave María en Granada o la Institución Teresiana en Jaén. Por otro surgen iniciativas desde campos cono el pensamiento marxista o el libertario, aunque con mucha menor incidencia. Al mismo tiempo el Estado se hace definitivamente cargo de la enseñanza. A principio del siglo XX todavía le número de analfabetos es en Andalucía muy alto "más del 50% de adultos", y casi todas las provincias se colocan entre las de mayor índice de España, con un descenso paulatino, pero lento.
República y franquismo. En ese contexto, la II República, y en especial el periodo 1931-1933, con andaluces al frente de la Instrucción Pública, como Fernando de los Ríos, aportan un serio esfuerzo a la expansión de la escuela y la lucha contra el analfabetismo, todavía muy relevante en todas las provincias andaluzas y mayoritario en el mundo rural. El franquismo no aporta soluciones en sus primeros lustros, en los que, apartado de la enseñanza todo el magisterio liberal, una escuela férrea impone la ideología del régimen. La enseñanza está en manos del Estado, pero las instituciones religiosas tienen una presencia muy activa, no tanto en la enseñanza primaria como en la enseñanza media, donde incluso resultan mayoritarias "maristas, escolapios, salesianos" en muchas provincias andaluzas. En tanto la enseñanza preescolar "los párvulos", se mantiene olvidada y las guarderías son una rareza salvo alguna gran ciudad. El estado quiere fomentar la enseñanza profesional y entre otras instituciones crea institutos y universidades laborales, entre éstas en Andalucía las de Córdoba y Sevilla. La situación física de las escuelas es en muchos casos penosa. En alguna coyunturas es Cádiz la provincia española con más analfabetismo, en otras es Jaén, pero casi toda Andalucía está entre los últimas de España y todavía al inicio de los sesenta afecta al 12% de los adultos andaluces. En esos sesenta se inicia un esfuerzo de escolarización obligatoria y de mayor interés oficial por la educación, que culmina con la Ley General de Educación de 1970 y sus profundas reformas. También la enseñanza impartida por instituciones religiosas se renuevan al calor del Concilio Vaticano II. Se crean numerosos institutos y las universidades de Córdoba y Málaga, y las cifras de escolarización crecen, aunque Andalucía mantendrá siempre importantes bolsas de población marginal, sin escolarizar, especialmente entre la minoría gitana.
Democracia y autonomía. La recuperación de la democracia, y en paralelo la obtención de la autonomía, cambia profundamente el panorama de la educación en Andalucía desde principios de los años ochenta y lo hace irreconocible hoy respecto al existente a fines del franquismo. El Estado, que cede competencias al Gobierno autónomo, asume decididamente el protagonismo en el ámbito educativo, con mayores presupuestos, pasando las instituciones religiosas, y en general toda la enseñanza privada, a un segundo plano. En esta etapa el analfabetismo desaparece prácticamente.
Aumenta el interés por la educación infantil, y se llega a una elevada tasa de escolarización de los alumnos de 3-5 años, que en los primeros años del siglo XXI alcanza ya a la casi totalidad de la población en esa edad, paralelamente cobra relevancia la enseñanza permanente para personas adultas, incluyendo en los últimos años la cultura digital. La educación se hace obligatoria hasta los 16 años. La enseñanza superior conoce asimismo un notable despliegue, favorecido por la masiva incorporación de la mujer a la universidad y el aumento de centros, con nuevas universidades públicas, primero en Cádiz y luego "1992" en Almería, Huelva, Jaén y una segunda en Sevilla, paralelo desarrollo presentan algunas enseñanzas especiales, destacando el auge de los conservatorios, hoy con cerca de los 25.000 alumnos en la comunidad. Tras algunas etapas caracterizadas por la masificación de las urnas en distintos niveles, se va pasando a una situación con mejor ratio profesor-alumnos.
Se evidencia en paralelo una profunda renovación pedagógica "tras unos años, los de la Transición, que son un auténtico laboratorio de ideas" al que no son ajenos instituciones como los Cep, centros de profesores, aunque sean frecuentes los cambios de planteamientos generales y de planes de estudios, y no falten problemas, algunos antiguos, como la baja incidencia de la enseñanza de idiomas y la formación profesional, y otros nuevos como el aumento de la violencia en los centros escolares, verdadera preocupación del profesorado desde finales del siglo XX, o la enseñanza para las minorías inmigrantes. ( -> véase Escolarización, Escuela, Pedagogía y Universidad.) [ Antonio Checa Godoy ].
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