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MAGISTERIO ANDALUZ |
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Desde la Ilustración se fomentan las escuelas especiales para maestros, pero es en la primera mitad del XIX cuando se generalizan en España, como en toda Europa, las escuelas de Magisterio, o Normales, para la formación de maestros y cuando por tanto nace propiamente el concepto actual de Magisterio. Las Normales se consolidan en toda Andalucía a partir de 1840, fomentan una enseñanza pública, laica, aunque hacia finales de siglo aparecerán instituciones orientadas a la formación de un magisterio católico o iniciativas para generalizar la escuela católica. Pero la situación del magisterio en Andalucía va ser durante todo el XIX muy precaria, entre otras razones por depender sus salarios de los respectivos ayuntamientos, que con frecuencia harán víctimas de sus precariedades económicas a los maestros. Los salarios no serán muy superiores a los de los jornaleros y las irregularidades en el cobro continuas. No extraña que en el año del Desastre, 1898, el presupuesto de para Educación del país es nueve veces inferior al presupuesto militar, y no pasa del 2%. A falta de sindicatos reivindicativos en ese siglo, los maestros andaluces ofrecerán una amplia prensa profesional, por medio de la cual el magisterio expresa sus quejas y reivindicaciones, tanto económicas como pedagógicas y muestra la lamentable dotación de las escuelas. Algunas de esas publicaciones "como El Profesorado , en Granada" alcanzan larga vida. En los primeros años del siglo XX comienza a mejorar, pero muy lentamente, la situación del maestro andaluz, que pasa a cobrar del Estado, se van introduciendo nuevas ideas pedagógicas y también crece la importancia de las instituciones religiosas en la enseñanza primaria y media, con iniciativas como las del padre Andrés Manjón, en Granada, o el padre Pedro Poveda en Linares. En ese contexto, la II República aporta un meritorio intento para dar más dignidad al maestro, mejorar y ampliar las instalaciones del magisterio y luchar contra la lacra del analfabetismo en Andalucía. La Guerra Civil cercena ese intento y además la posguerra supone un periodo de persecución del sector liberal del magisterio andaluz. Muchos maestros pagarán con la muerte, la cárcel, el exilio o el exilio interior "muchos maestros represaliados habrán de dedicarse a la enseñanza privada o a otros oficios", mientras las instituciones católicas dominan la enseñanza privada. Sólo a partir de los años setenta "Ley General de Educación" se inicia un serio proceso de mejora tanto de la situación del maestro en Andalucía, como de las instalaciones de las escuelas andaluzas mientras se amplía la enseñanza obligatoria y se va erradicando el analfabetismo. La democracia aporta un nuevo contexto para el magisterio en Andalucía, se desarrolla una profunda renovación pedagógica y mejora sensiblemente la condición económica del maestro, pasando a depender toda la enseñanza de la comunidad autónoma. No faltan, no obstante, nuevos problemas, como la violencia en los centros o los continuos vaivenes normativos. Al inicio del siglo XXI Andalucía contabiliza por encima de los 49.000 maestros y maestras, dedicados a la educación infantil, primaria, especial o de adultos. En su gran mayoría trabajaban para centros públicos (40.000), y en mucho menor número para el sector privado (9.000). La educación infantil daba trabajo a 10.000 maestros y maestras andaluces, la primaria a 34.000, la especial a unos 3.000, en tanto que unos 2.000 maestros se dedican a la educación de adultos. [ Antonio Checa Godoy ].
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