(JA). Capital de la Comarca de su nombre, a 423 sobre el nivel del mar y 51 km. de Jaén. Tiene un municipio de 198 km 2 y 60.807 h. en el 2005
Situación y emplazamiento. Se sitúa al pie de Sierra Morena, en el interfluvio de los afluentes del Guadalquivir por la derecha Guadalimar y Rumblar, con dos tercios del término cultivado y en una encrucijada de caminos. En pocos kilómetros se alcanza Bailén por autovía, desde donde se va hacia La Carolina y Despeñaperros, al norte, o Jaén y Granada, al sur. Está bien comunicada, así mismo, con Úbeda y las comarcas del Condado y Segura, aparte del ferrocarril. Pero no es la agricultura la principal oferta de estas tierras, sino los yacimientos mineros, que explican en parte ese viario. Efectivamente, se trata de rocas muy antiguas, granitos, cuarcitas y pizarras del Paleozoico, con una fuerte mineralización, ligada a las fallas de Linares, Rosso y Baños-La Carolina.
Cástulo y Linario. A unos seis km. de Linares se encuentran las ruinas de Cástulo, ciudad bien situada y de riqueza agraria, ganadera y sobre todo minera, especialmente plomo y plata, muy apetecida desde antiguo y lugar de comercio floreciente con fenicios, griegos, cartagineses y romanos. Es patria de Imilce, esposa de Aníbal, y era hito importante en la calzada que unía la Bética con Roma desde Cádiz, por donde circulan numerosos productos béticos, entre ellos los procedentes de la minería.
En esa vía militar, en un lugar de descanso cerca de Cástulo, existen unos altares dedicados al dios Luna, de donde, en latín, luni arae o altares de Luna. Después pasa a denominarse línea arum , Linarium o Linario. La ciudad de Cástulo está federada en el Imperio romano y es centro de un radio de 40 km. de yacimientos mineros con comunicaciones hacia el resto de la Bética, incluso fluviales por el Guadalimar, donde se encuentran restos de un puerto. Tan importante eran las minas de esta zona que César quita estas tierras a la Bética "dependiente del Senado por ser más pacífica y culta" y la pasa a la provincia Cartaginense, que controla directamente.( -> véase Cástulo )
La Castuluna musulmana. Como toda la Bética, estas tierras se islamizan a principios del siglo VIII y esa línea de altares va adquiriendo importancia y fortaleciéndose, a la vez que Cástulo decae. Si el topónimo árabe de Castuluna es cierto, conservaría la raíces de Cástulo y Luna. Parece que por aquí Abderrahmán I vence definitivamente a Yusuf, gobernador de Damasco, para formar un estado independiente, que completa también en lo religioso Abderrahmán III, primer rey y califa de al-Ándalus (912). La fortaleza pertenece a la extensa cora Jaián del califato de Córdoba, está después en la taifa de los Banu Zirí de Jaén y posteriormente en la de Sevilla, para integrarse más tarde, siglo XIII, en el Reino almohade de Jaén. En 1227, es conquistada por el rey Fernando III de Castilla, quedando por allí parte de la población autóctona, e incluso después de la rebelión de los moriscos granadinos de 1570 llegan a Linares algunos refugiados, de forma que, a principios del XVII, existe una importante morería, según el historiador francés Lapeyre. Más dudosa es la noticia de un embajador marroquí, en 1690, afirmando que "la mayor parte de sus habitantes se compone de descendientes del Ándalus".
Linares hasta el siglo XVIII. Tras la conquista castellana se entablan enfrentamientos con Baeza "de la que recibe la dehesa de Cazlona", sobre todo durante los reinados de Juan II y su hijo Enrique. En general, los siglos XIV y XV son de gran inestabilidad política, económica y social, aunque, eso sí, recibe como una especie de compensación el título de villa en 1521 y la jurisdicción territorial propia en 1565. Desde estas fechas había partidas de bandoleros, aquí y en toda Sierra Morena, según algunos moriscos huidos y descendientes de la guerra de las Alpujarras.
En los siglos XVI y XVII hay una cierta recuperación agraria y ganadera, convirtiéndose en una típica ciudad andaluza en torno a la iglesia y el castillo con abundancia de hidalgos y clérigos. Sin embargo, había también alguna explotación minera y Linares es puerta de entrada y salida de Andalucía en una Sierra Morena desierta y peligrosa. Existen, a tal efecto, algunos testimonios de extranjeros. Andrés Navagero, diplomático veneciano, escribe en 1526 que a una legua estaba Cazlona, con rastros de la antigua Cástulo, y desde Linares se pasan montañas desiertas "puerto Muladar, antes Saltus Castulonenseis", "que dividen Andalucía de Castilla ".
Francisco Bertaut, noble francés, también repara en 1659 en el agreste descampado de Sierra Morena ""allí comienza Andalucía"" y en su multitud de bosques de robles, alcornoques, encinas y madroños ""el rey saca algode los pueblos" del uso de sus pastos" antes de llegar a Linares, tras nueve leguas en las que "sólo hay una venta". Destaca la gran cantidad de pozos de plomo, de donde los de estos lugares pueden extraer, pagando el diezmo al rey. El mencionado embajador marroquí, en 1690, cita las minas de plomo, la afabilidad y hospitalidad de sus habitantes y la costumbre de bailar juntos hombre y mujer. Es invitado a un convento de monjas de clausura, donde había desde "niñas de siete años hasta las viejas más viejas". Se sabe por otras fuentes (Madoz) que en 1650 se concede durante 40 años a Diego Felipe de Cuadros el privilegio de construir fábricas de plata y plomo y que, en 1691, se arrenda a una compañía para que construya una casa de monedas de cobre.
Linares hasta mediados del siglo XIX. A principios del XVIII la nueva dinastía francesa de los Borbones, más proclives al centralismo, trae consigo un cambio en el respeto de los Austrias hacia los particularismos de los territorios que formaban la Monarquía. Así Andalucía "que había vivido de espaldas a la Meseta por la existencia de más de 800 km. de litoral y el murallón de Sierra Morena", es objeto de una serie de acciones para conectar con Madrid, iniciándose una repoblación de las zonas desérticas de Sierra Morena, desde Despeñaperros a Bailén, y las situadas entre Córdoba, Écija y Carmona, con colonos de centroeuropa, a fin de proteger el camino hacia Madrid, fundándose a finales de siglo los núcleos de La Carlota, La Carolina, Guarromán, etc., con nuevos términos municipales a costa del de Linares, que sufre un fuerte quebranto en su agricultura, empleándose en la minería y en la fabricación de municiones desde las Reales Fábricas del Rey, sobre todo con motivo de la guerra de la Independencia.
Hay constancia de arrendamientos desde 1706 "con el pago del diezmo o el 5% si se fundía en plomo" y se sabe que hacia 1740 se producían unas 12.000 arrobas de plomo y 20.000 de alcohol "polvo negro de antimonio o galena para la fundición y usado también como pintura". En 1748, Hacienda se hace cargo de su administración hasta 1829 "cuatro años antes se publica un decreto de liberalización del estanco". A partir de 1750 la estadísticas registran alcohol, remolidos y metales "116.000, 23.000 y 11.000 arrobas, respectivamente ese año", y hasta 1784 la producción suele aumentar, pero entre 1785 y 1995 hay un descenso considerable, recuperándose luego con altibajos y vuelta a caer después de 1809. Las estadísticas recogidas por Madoz arrojan una media anual entre 1749 y 1829 de 124.707 arrobas de alcohol, 48.362 de remolidos y 122.876 de metales, con un gasto integral de 828.568 reales al año.
Se conoce también que, tras considerar varias posibilidades "Mimbre, Cruz, Alamillos", se elige la mina de los Arrayanes, en manos del Estado tras 1825, que tiene sus dificultades por deficiencias técnicas recogidas en varios informes. Con todo, Linares en un núcleo pequeño. En 1787 contaba con 5.011 h. y en 1842 con 6.567. En esta última fecha se cita una casa donde se fabrica la munición; y, además de las minas, existe una agricultura de secano con buenas producciones de trigo, cebada y aceite "16 molinos", más algunas huertas. Se menciona ganadería de todo tipo en la Sierra "poblada de encinas, lentiscos, coscojas y jaras" y varias dehesas con un total superior a 5.000 fanegas, además de la Piélago, Náquez y Tobaria, de unas 1.000 fanegas entre las tres.
El auge minero del XIX. Hay unos registros censales espectaculares, respecto a mediados del siglo: en 1877 Linares tenía 31.151 h. "25.000 en 35 años; esto es una media anual de 47 por mil" y 37.672 en 1900 "15 por mil como media de 13 años". La ciudad medieval y renacentista crece extraordinariamente, sobre todo desde el inacabado Plan de Ensanche de 1875, que da lugar a una expansión con calles rectas y anchas, predominio de casas con dos y tres plantas "de ladrillo rojo y asperón, arenisca de la zona, con diversos adornos y filigranas", viviendas individuales, parques, jardines, etc.
Y es que en esta segunda mitad hay un auge de la explotación minera, que en el medio siglo que va entre 1861 y 1910 hace que Andalucía proporcione la octava y décima parte, respectivamente, de cobre y plomo mundiales. Y de la actividad autóctona, se pasa a una auténtica colonización, que en el caso de Linares recae en manos inglesas. Se resuelven problemas técnicos "de desagüe, sobre todo", se instala el vapor en las fábricas y se construye el ferrocarril de Linares al puerto de Almería "la ciudad llegó a tener hasta cinco estaciones ferroviarias y una de tranvía", pasándose de 73 concesiones en 1861 a 260 en 1872. En 1920 se censan 40.479 h., pero 10 años después sólo aumentan en mil, es decir, una media anual de 2.6 por mil, muy lejos de las de finales del XIX.
El distrito Linares-La Carolina es uno de los mayores productores de plomo del mundo en el último tercio del XIX y primer cuarto del XX, quedando marcada la comarca, según Aron Cohen (1987), con 65 km. de pozos maestros y 800 de galerías. Y recoge este autor que The Linares Lead, primera firma británica de este distrito, reparte dividendos entre 1849 y 1908 por una suma 11 veces mayor al capital desembolsado, con una retribución anual cercana al 20%. Y, aunque, sin duda, algo queda, son muchos los autores que señalan la desproporción entre la envergadura del expolio y las contrapartidas para Andalucía, en general, y Linares en particular.
Historia reciente. Aunque la crisis minera ya había comenzado, el Plan Jaén de 1953 logra detener el descenso poblacional y, en 1960, Linares alcanza su máximo demográfico, 60.526 h. Pero después desciende, incorporándose a la emigración andaluza hasta principio de los años ochenta, al compás del ocaso y casi desaparición de la actividad minera. De manera que entre 1960 y 1981 Linares pierde una media anual de casi el diez por mil.
El agotamiento por sobreexplotación, la bajada de ley en el plomo y el descenso de las cotizaciones en los mercados mundiales repercuten en los abandonos en esta zona. Así ocurre en 1982 con la compañía los Guindos de La Carolina y, en 1985, se mantienen con dificultades sólo dos explotaciones en Linares. En 1986 finaliza la empresa estatal Adaro, quedando sólo Minas de la Cruz del grupo El Cobre, que mantiene la fundición solitaria en la ciudad; y aquí se tratan los concentrados de Sotiel y de una parte de Aznalcóllar. La instalación de la fábrica Santana Motor desde 1955 tiene mucho que ver con la economía reciente y actual de Linares.
El plano. Como sucede en otras ciudades, Linares presenta un casco antiguo en torno al torreón del castillo y la plaza del Ayuntamiento, con unas cuantas calles estrechas, retorcidas y callejones sin salida, de ascendencia andalusí. A ese centro se añade el crecimiento posterior, que antes de la gran expansión está circunscrito por las calles Tetuán, Julio de Burell y Zambrana, quedando el oeste prolongado por Aurea Galindo y San Cristóbal, unidos en la carretera de Córdoba.
Pero la inmensa mayoría del plano es contemporánea, según se ha visto en la evolución demográfica, coincidiendo con el auge minero de finales del XIX y, como ocurre también en otros lugares, va creciendo según los ejes viarios. De manera que la urbe se expande como una serie de tentáculos, que en determinadas zonas van quedando difusos por la edificación de urbanizaciones intercaladas. Tal ocurre sobre todo entre los Arrayanes y la carretera de Córdoba, ocupándose cada vez más el cuadrante noroeste en la zona de los arroyos de la Zarzuela, Baños, Jardines y del Cura.
El eje septentrional de los Arrayanes en la carretera de la Cruz se articula por la avenida de Pozo Ancho, que desemboca en Tetuán. Y lo mismo pasa con la carretera de Baños al noroeste, pero con un crecimiento más anular en torno a los barrios de Belén, San Antonio, Zarzuela y Cerro, quedando después la zona de viviendas dispersas de los arroyos mencionados. Al oeste hay otra vía urbanizadora de gran importancia, la carretera de Córdoba, que alarga el plano casi hasta la confluencia de ese eje con la N-322 Bailén-Úbeda. Esta última queda como límite sur, alcanzado ya en la Vega de Santa María y, más al este, en la carretera de Jabalquinto "enlaza con San Cristóbal por el Paseo de Juan Diego de Dios" y la de la estación de ferrocarril Linares-Baeza, que entra en la ronda urbana "Burell-Zambrana" por la Avenida de España.
La parte oriental se comprende entre esta carretera y la de Linarejos-Vadellano en el noreste, conformadora de otro tentáculo urbano, que parte de la citada ronda Tetuán-Burell, en la plaza de la Constitución, cerca del Coso taurino "donde muere Manolete", y la Estación de Madrid, y llega hasta las instalaciones de Santana Motor. Entre ambos ejes se suceden norte-sur en esta zona oriental los barrios de Santa Ana, Pocico de San Ramón, la Moza, San Gonzalo, las Américas y la Andaluza.
Sin duda el principal eje urbano, cargado además de historia y simbolismo, es el que va de la plaza del Ayuntamiento a la Ermita de la Patrona, pasando por el Pasaje del Comercio, la Corredera y el Paseo de Linarejos, camino del Santuario y de la mina de los Arrayanes. En la plaza radican importantes edificios; la Corredera y calles próximas asientan sedes comerciales, bancarias y culturales "el Liceo, por ejemplo" de estilo modernista, correspondientes a la época de esplendor minero. Después los Jardines de Santa Margarita (1880), lugar de reposo y esparcimiento de mineros, muy reformado desde entonces. Al lado la plaza de Toros, de gran aforo, y en seguida el Paseo, considerado escenario del costumbrismo linarense. Hacia su mitad en la parte izquierda, la estación de Madrid (1928), representando un vagón invertido de estilo neomudéjar; en la prolongación del Paseo, la ermita de la proclamada Patrona en 1757 y, al lado, la gran factoría de Santana, iniciada en 1955.
Monumentos y turismo. Dada la historia de Linares, ciudad minera e industrial, no posee un extenso patrimonio arquitectónico y, aunque predomina el modernismo "neogótico o neomudéjar a veces, con balcones y ventanas de bellas rejerías", existen monumentos de otros estilos. Cerca de los restos del castillo árabe "antigua fortaleza de seis torres y doble muralla", se encuentra la iglesia de Santa María, construida sobre una mezquita; tiene en su interior pilares góticos, crucero renacentista de Vandelvira y retablo mayor plateresco. Próximo, el antiguo Pósito, del siglo XVIII, que fue prisión y actualmente Colegio de educación especial.
Cerca queda la plaza del Ayuntamiento "denominada el Llano en el XVI, donde se celebraban corridas de toros", con edificio neoclásico, y la Casa de la Munición, de mediados del XVIII. Próximo también el palacio renacentista de los Zambrana y otros torreones señoriales, indicadores de una nobleza agraria, destacando el palacio de los Orozco, en la calle Pontón, monumento histórico-artístico, y la casa del Torreón, sobre un antiguo edificio musulmán, sede del Museo Arqueológico desde 1956, que alberga importantes piezas de Cástulo. Otros monumentos son la iglesia de San Francisco, con retablo del barroco andaluz del XVII, el convento hospital de San Juan de Dios, de portada barroca, hoy Palacio de Justicia, la Casa del Minero Pajares, de finales del XVIII, donde se reúne la Junta Revolucionaria de 1868, el palacete de Figueroa, el hospital y mausoleo de los Marqueses de Linares, uno de los mejores edificios modernistas de la ciudad y el Mercado Central, de estilo neomudéjar.
Además del centro monumental de la plaza del Ayuntamiento "que enlaza con la gran Avenida de Andalucía, encabezada por el Monumento al Minero", Linares posee rincones ajardinados, como la Plaza Nueva y la del Gallo, y otros espacios verdes, destacando el amplio Paseo de Linarejos, ya comentado. En las afueras, las ruinas de Cástulo, precedente de Linares, el castillo renacentista de Tobaruela, el puente romano del Piélago, sobre el Guarrizas, y, a 7 km. de la ciudad, el complejo deportivo recreativo, de 40 ha.
Linares ofrece varios atractivos turísticos y culturales, destacando en las celebraciones y fiestas de carácter andaluz: la Semana Santa, declarada en 1998 de Interés Artístico, las Cruces de Mayo y la Feria de San Agustín en el Paseo de Linarejos. El flamenco está muy arraigado y Linares es la cuna de las tarantas "que las cantan los mineros cuando van a trabajar a la mina de Romero", y también prolifera el Martinete, tan ligado a la fundición y la fragua, y que se usa como estrambote en la saeta. Los Concursos de Tarantas datan de 1964 y existen otras competiciones ligadas a la música "Encuentro de Guitarra Andrés Segovia, ilustre linarense, de Piano, de Música y Artes Escénicas" y al deporte, sobre todo el Trofeo de Ajedrez.
Economía, población y área de influencia. La minería es historia en Linares, auque una parte de la industria enlaza con ella, y las antiguas instalaciones constituyen hoy un patrimonio parcialmente recuperado, con iluminación nocturna y rutas recomendadas como atractivo paisajístico. Así las guías, sobre todo municipales, trazan itinerarios hasta dos significativas fundiciones, San Luis y La Cruz. A la primera se llega desde el camino situado tras la ermita de la Patrona, por la antigua fábrica de aluminio de San Gonzalo, que extraía plomo de gran calidad y plata: unos 100 kg. mensuales en la segunda mitad del XIX.
Para ir a la Cruz se pasa por los pozos Rico y San Vicente "donde el último día de funcionamiento, en 1967, mueren seis mineros", minas de Arrayanes y la central eléctrica que abastece la zona. Ya en la fundición, rodeada de montones de escoria, se halla la Torre de los Perdigones, donde se fabricaban esas municiones. Cerca se encuentra las Cadenas, el pozo la Unión y varias torres.
La industria compone hoy un elemento importante de la economía, directa e indirectamente, suponiendo un enclave en el mundo agrario de Jaén y sobresale en el conjunto andaluz, ya que los índices de establecimientos industriales por mil habitantes son de 8.1 y 3.1 respectivamente. Forma uno de los distritos industriales más importantes de la Comunidad desde la estación ferroviaria de Linares-Baeza, nudo de primera categoría, a la propia ciudad, donde hay dos grandes polígonos industriales. Los Jarales, con más de 120 empresas "industrias agroalimentarias y auxiliares de automoción" y el más reciente de los Rubiales.
Los precedentes surgen en la época del boom minero, con la fábrica La Constancia, de 1870, y otras al margen de la extracción, como la harinera Santa Rosa, aluminios San Gonzalo, Explotaciones Forestales de Renfe, Metalner, etc. Aunque desde mediados del siglo pasado, algunas empresas mineras se resisten a desaparecer "la estatal Adaro y la Cruz", el Plan Jaén (1959-71) impulsa actividades ligadas a la agricultura "envases, Oleometalgráfica del Sur, harinera Marín Palomares" o, en la estación Linares-Baeza, la Electroquímica Andaluza y la Empresa de Residuos Agrícolas "hoy Campsa y Azucarera de Jaén, respectivamente".
Pero es sobre todo la implantación de la metalurgia Santa Ana en 1955, la base de la principal factoría actual linarense, Santana Motor, la más importante de la provincia, por volumen de facturación y de empleos, unos 1.800. Al principio fabricaba maquinaria agrícola, después cajas de cambio para Citroen y, durante 30 años, desde finales de los cincuenta, vehículos "todo terreno" con la licencia Land Rover. En 1982 firma un contrato para la fabricación del modelo japonés Suzuki Samurai y, desde 1990, el Vitara, que ha lanzado un coche especial en el 2006. Hoy cuenta con una planta de 300.000 m 2 , casi la mitad cubiertos, con producción de Suzuki de distintos modelos, habiendo pasado la empresa por dificultades, atendidas por la Junta de Andalucía, y más concretamente por el Instituto de Fomento Andaluz (IFA).
Esas dificultades "el ejercicio 2004 se cierra con una pérdida de 32 millones de euros" se relacionan con la matriz, por lo que la empresa presenta a la Consejería de Tecnología e Innovación un proyecto de multiproducción, basado en el sector transporte, sin abandonar la fabricación de vehículos, y separado "aunque con posibles relaciones" de la multinacional nipona con el año 2008 en el horizonte.
Además de las numerosas empresas proveedoras de Santana, existe una importante fabricación agroindustrial "harina, aceite y, sobre todo, la Azucarera Reunidas de Jaén, con considerables exportaciones", aprovechamiento de residuos vegetales, cerámica industrial y otras. Linares cuenta con apoyo universitario de formación "Escuela Politécnica de Ingenieros Técnicos y Escuela Universitaria de Trabajo Social" e incentivos municipales para la instalación de empresas.
Como ocurre en todas las economía modernas, los servicios registran más establecimientos "el 80% en Linares" y proporcionan la mayor parte del empleo y de la producción, aunque a veces es difícil separar el sector secundario del terciario, especialmente en los servicios avanzados a empresas. En el comercio se contabilizan 1.249 establecimientos, seguidos de hostelería (296), inmobiliarias, construcción (228) e industria manufactureras (216), destacando precisamente, a diferencia de otros lugares, la casi igualdad de estas dos últimas secciones. El transporte se aprovecha de la privilegiada situación viaria "autovías, carreteras, ferrocarril" y el turismo "menos de 500 plazas hoteleras" no es muy importante.
Sí lo son los servicios públicos, con instalaciones universitarias y de enseñanza media, más hospital comarcal y diversos centros de salud, así como dependencias administrativas y de justicia "notarías, abogados, registros de la propiedad"" ligadas a cabecera de partido judicial y de comarca. No hay que olvidar la agricultura, que ocupa 12.500 ha, casi dos tercios del municipio, con los principales cultivos de algodón y olivar en regadío y de éste y trigo en secano. Como un momentáneo indicador de tendencia, se puede decir que en las licencias municipales de apertura de nuevas actividades en enero-septiembre del 2003 destacan el comercio de distintos tipo, la restauración (17) y las industrias metálicas (5). Asimismo, las ocupaciones más demandadas en el 2003 son de limpiadores, empleados de hostelería, administrativos, auxiliares clínicos y trabajadores de la industria manufacturera.
Todos esos servicios y ofertas comerciales, de cultura, ocio, etc. explican una extensa área de influencia en distintos pueblos, desde donde se desplazan con cierta frecuencia para adquirir esos bienes. En primer lugar de la propia comarca, de la que Linares es capital, y que comprende 10 municipios más: Aldeaquemada, Arquillos, Bailén, Baños de la Encina, Carboneros, La Carolina, Guarromán, Jabalquinto, Santa Elena y Vílches. Y también en gran parte del vecino Condado que carece de un centro importante que realice esa función, ya que Santisteban del Puerto no llega a los 5.000 h.
La población alcanza el cénit en 1960, disminuyendo a 51.883 diez años después, en que empieza a recuperarse "59.249 en 1991" para bajar en el 2001 y subir de nuevo a los 60.807 en 2005. Es el reflejo con más o menos retraso de los avatares económicos y, a la vez, del crecimiento natural y movimientos migratorios. Linares tiene últimamente un incremento vegetativo "diferencia de natalidad- mortalidad" superior a la provincia en cuatro décimas pero más bajo que el andaluz "1.7 y 2.9 por mil", con porcentajes similares de población menor de 20 años "en torno a 23.5%". Pero registra más envejecimiento (16 %), sin llegar al de la provincia (18% de mayores de 65, como secuela de las fuerte emigraciones del siglo pasado), mientras la media autonómica era de 15 en el 2002. Muy significativo también de la crisis reciente linarense es la tasa de paro (36.2%), superior a la tasa provincial y andaluza (23.2%), manteniéndose la renta media declarada en el nivel autonómico, así como algunos indicadores socioeconómicos "número de teléfonos", apareciendo otros más bajos, número de turismos, oficinas bancarias, etc. [ Gabriel Cano ].
|