(sevilla, 1862-madrid, 1909). Escritor. Coetáneo de los autores de la llamada Generación del 98 y de los poetas y escritores adscritos al Modernismo. A finales del siglo XIX, es uno de los principales difusores en nuestro país de la estética simbolista, una auténtica revolución en la España de la Restauración; y encarna en su propia piel como ningún otro literato la bohemia fin de siglo, hasta el punto de que Valle-Inclán, que fue amigo suyo, basa en él el personaje Max Estrella, principal protagonista de Luces de bohemia. Alejandro Sawa y Martínez, de madre sevillana y padre de origen griego, pasa sus primeros años en Sevilla y se traslada siendo aún niño a Málaga, donde se educa y realiza sus primeras incursiones literarias: retratos, crónicas sociales y reflexiones en revistas como La Joven Málaga o Ecos de Juventud. Se sabe que llega a matricularse en 1877 en la Facultad de Derecho de Granada, pero su vocación literaria lo encamina a Madrid, adonde llega hacia 1881 con el propósito de alcanzar la gloria literaria.
Su presencia es habitual en los cafés madrileños y su poderosa oratoria pronto se hace famosa entre los jóvenes círculos literarios, los entonces rebeldes de la que será conocida como Generación del 98. Escribe por esta época varias novelas, entre las que figuran títulos como La mujer de todo el mundo (1885) o Declaración de un vencido (1887). Alejandro Sawa aparece como un joven prometedor, llamado a ser uno de los renovadores del panorama literario español, y es entonces cuando marcha hacia París, donde permanece entre 1889 y 1895. Allí frecuenta el círculo de la revista La Plume , auténtico santuario simbolista donde oficiaba el poeta Paul Verlaine, autor hacia el que Sawa siente verdadera devoción (al igual que hacia Víctor Hugo). Conoce a Rubén Darío en 1893 y, con otros escritores, contribuye a darlo a conocer en España. En la capital francesa se casa y tiene una hija, y vive una de las etapas más felices de su vida. Regresa a Madrid junto a ellas a comienzos de 1895. Sawa, que ya aparece por la capital de España como el bohemio arquetípico, con melena y barba aunque de porte dandy, altivo y distingüido para diferenciarse de la canalla nocturna, tiene una febril actividad periodística; es redactor de El Globo y La Correspondencia de España , entre otros diarios, y colabora en Abc o Madrid cómico . En 1899 estrena con cierto éxito en el Teatro de la Comedia la versión escénica que había preparado de la novela Los reyes del destierro de Daudet. Su firma es habitual en los mejores diarios de entonces, El País , El Liberal o El Imparcial . También prepara por esta época la que es su obra más famosa, Iluminaciones en la sombra , miscelánea especie de diario que verá la luz póstumamente, en 1910, con prólogo de Rubén Darío. Pero en sus últimos años se le acumulan las desgracias. Vive entre los excesos de alcohol y drogas prácticamente en la miseria, se queda ciego y pierde paulatinamente la razón, hasta que muere, a los 47 años, en su humilde piso de la madrileña calle Conde Duque. Esta figura del bohemio consumido es evocada por Valle-Inclán en Luces de bohemia , y su sórdida muerte es relatada –sin referir su nombre– por Pío Baroja en un capítulo de El árbol de la ciencia ("La muerte de Villasús"). Una de sus terribles frases bien podía haberle servido de epitafio: "Yo no hubiera querido nacer, pero me es insoportable morir". [ Jesús Chacón ].
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