f. (Del latín amphora ). Cántaro alto y estrecho, de cuello largo, con dos asas, terminado en punta, y muy usado por los antiguos griegos y romanos, que con este término también denominaron una medida antigua equivalente a 26,2 litros. Los restos de ánforas son uno de los elementos más comunes en los yacimientos arqueológicos romanos que se extienden por Andalucía. La fertilidad del Valle de Guadalquivir y la intensa actividad pesquera de todo el litoral mediterráneo y atlántico (especialmente en la ciudad de Baelo Claudia, Cádiz), provoca la proliferación de los hornos para la cocción de ánforas, un elemento imprescindible junto con los odres de piel para la exportación de los más preciados productos de la Andalucía romana: vino, aceite de oliva o salsas y conservas de pescado. Fruto de esas exportaciones son los más de 100 centros productores de ánforas hallados en el margen del Guadalquivir sólo en el trayecto que une Córdoba y Sevilla, puesto que usualmente las ánforas no eran fabricadas en los lugares de producción sino en los puntos de embarque. Alfares tan importantes como el encontrado en Lora del Río, un verdadero complejo productivo con más de seis hectáreas de extensión y hornos que superaban los seis metros de altura, permitían cifras tan apabullantes.
Las tipologías de estas ánforas eran muy variadas y normalmente depende de su lugar de procedencia, unos rasgos particulares que en todo el imperio permiten a los arqueólogos rastrear los lazos comerciales que se establecen en la época. En Andalucía estas ánforas solía ser de tamaño considerable, de boca ancha y terminadas en punta para que pudieran ser hundidas en la tierra para mantenerlas en posición vertical; el cuello y las asas, por su parte, son de tamaños variados. El vino se transportaba en ánforas más alargadas, el aceite en aquellas de forma redondeada y las frutas, uvas y aceitunas en las de boca más anchurosa. No es extraño que estas ánforas presentase junto al cuello una inscripción con información sobre el producto que contenían, el propietario o el alfar donde el ánfora había sido fabricada.[ Pablo Santiago Chiquero ]
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