(córdoba, 1909 - Madrid 2007). Poeta. Vinculada a la Generación del 50, Concepción Jiménez Torrero "ese es su verdadero nombre" es una de las voces femeninas más importantes de la poesía española del siglo XX. Por la amplitud y calidad de su obra, Concha Lagos ocupa en las letras andaluzas un lugar privilegiado, que comparte con voces de la talla de Julia Uceda o María Victoria Atencia. Bautizada en la céntrica parroquia de San Nícolas, su infancia transcurre en Córdoba, donde asiste al colegio de la Sagrada Familia, conocido popularmente como de las Francesas. Cuando su familia se traslada a Madrid, ella sólo vuelve ocasionalmente a Córdoba, una ciudad que, sin embargo, siempre estará presente en su poesía, a través de su atmósfera, sus costumbres, olores, sonidos y naturaleza. La evocación de los lugares de la infancia permite a Ricardo Molina afirmar que, en su poesía, hay mucho paisaje cordobés. En Madrid, contrae matrimonio y cambia sus apellidos por el de su marido, adoptando de forma definitiva el nombre artístico de Concha Lagos. Colabora primero y posteriormente dirige, entre noviembre de 1956 y julio de 1964, la revista Cuadernos de Ágora , de la que se deriva la colección de poesía Ágora, desde la que Concha Lagos realiza una encomiable labor editora y difusora de la poesía del momento. Su piso de la Gran Vía se convierte en una de las tertulias artísticas y literarias más conocidas de la ciudad. A ella suelen acudir los maestros de la Generación del 27 que se habían quedado en España, como Dámaso Alonso, Aleixandre o Gerardo Diego, pero también pintores, cineastas y otras personalidades de relieve.
En su poesía, en la que están presentes todos los temas clásicos como el amor, la muerte y la naturaleza, cobra gran importancia, en palabras de Emilio Miró, "una dialéctica entre la luz y las tinieblas o, con lenguaje explicitamente religioso, entre la fe y la duda". Esta dialéctica se expresa en un lenguaje claro, tan sencillo que a veces toma apariencia ascética, y gracias al cual su obra adquiere un corte intimista, testimonial, en el que siempre está presente la evocación del Sur. El metro de sus poemas es variable. Cultiva con abundancia estrofas clásicas como el soneto, pero la transparencia de sus ideas y sensaciones encaja mejor con la canción popular y los metros menores. Desde que en 1954 inaugurara su obra con Balcón , su producción es fecunda y continuada: Los obstáculos (1955), El corazón cansado (1957), La soledad de siempre (1958), Agua de Dios (1958), Arroyo claro (1958), Luna de enero (1960), Golpeando el silencio (1961), Canciones desde la barca (1962), Para empezar (1963), Los anales (1966), Diario de un hombre (1970), El cerco (1970), Fragmentos en espiral desde el pozo (1974), Antología (1954-1976) (1976), Gótico florido (1976), Por las ramas (1980), Teoría de la inseguridad (1981), La paloma (1982), Elegías para un álbum (1982), Más allá de la soledad (1984), Con el arco a punto (1984), En la rueda del viento (1985), Últimas canciones (1996) y Atados a la tierra (1997), entre otros títulos. También cultiva la prosa, con cuentos como El pantano (1954) y La vida y otros sueños (1969), aparecidos en diarios y revistas como Ágora , Ya , Papeles de Son Armadans , La Estafeta Literaria ; novelas como Al sur del recuerdo , con Galica y la Guerra Civil como transfondo; y piezas teatrales como Después del mediodía (1962). La constancia y sinceridad de su trabajo literario y la hondura expresiva y calidad de su obra son reconocidos con diversos premios, como el Ámbito literario de Poesía (1980) o el Ibn Zaydun del Instituto Hispano-Árabe (1984), y es elegida para formar parte de la Real Academia de Córdoba. En 2002, la Junta le concede la Medalla de Andalucía por "la profundidad y la belleza de sus imágenes, cinceladas a través del dominio del lenguaje", que "han merecido el reconocimiento generalizado de los especialistas, así como la admiración y la fidelidad de numerosos lectores". [ Pablo Santiago Chiquero ].
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