(sevilla, 1891-madrid, 1934). Matador de toros. Ya siendo niño conoce en el ambiente taurino al futuro José Gómez Ortega Gallito en la huerta El Lavadero, propiedad de los padres de Ignacio. Marcha como polizón a México para trabajar como mozo en una hacienda pero sin abandonar nunca sus deseos de convertirse en torero. Su primera oportunidad se presenta en la plaza de Corelia en la que actúa como banderillero vestido de luces. A raíz de su actuación el empresario Ramón López lo emplea en los corrales del coso. Este singular hecho le permite hacer el paseíllo en la capital azteca y actuar como novillero. Aprovecha Ignacio la vuelta a España de Fermín Muñoz Corchaíto para unirse a su cuadrilla, algo que agradecería el matador eternamente cuando se convierte en figura del toreo. El 7 de septiembre de 1913 actúa como primer espada a las órdenes de Larita en una novillada de Fernando Villalón. Ya en 1914 comienza la temporada como novillero en Valencia, le siguen las plazas de Barcelona y Córdoba, donde estoquea una novillada de Miura. Ignacio brinda el sexto novillo al que entonces se encontraba recientemente retirado Machaquito. En las temporadas siguientes se forja como un estupendo peón de brega, justo y preciso con el capote es además un portento con las banderillas, ya que clava en cualquier terreno. Entra en la cuadrilla de Joselito y un 18 de agosto de 1918, cuando nadie de su entorno se lo espera, insiste en la ideas de convertirse en matador de toros. Será en la temporada siguiente, 16 de marzo de 1919, cuando el inolvidable José, entonces cuñado suyo, le cede la muerte de Buñolero de la ganadería de los hijos de Vicente Martínez. Le acompaña en el cartel Juan Belmonte para ver cómo el toricantano pasea una oreja y sale al final a hombros de la plaza de toros de Barcelona. La confirmación de alternativa no se produce hasta el año siguiente. Es otra vez Joselito el padrino y le acompañan en el cartel otra vez Juan Belmonte y Varelito. El toro de la ceremonia se llama Presumido y es también del hierro de Vicente Martínez. Ignacio hace el paseíllo junto a Joselito el día de su muerte en Talavera de la Reina. En 1922 actúa en 43 corridas. Se retira en la temporada siguiente para volver a los ruedos en 1924.
Su carácter es difícil con el público, que le hace cometer grandes alardes de valor. En 1925 llega a sumar hasta 61 corridas. Es el diestro más interesante en los carteles en aquellos años. En 1927 anuncia una nueva retirada para dedicarse a proyectos e inquietudes literarias y negocios de la más variada condición que no le dan la tranquilidad necesaria. Entre otras cosas, estrena el drama Sinrazón en 1928 en Madrid y la comedia Zayas en Santander, y hasta le da tiempo de presidir el Real Betis Balompié * . En el club verdiblanco protagoniza un mandato marcado por su ambición en los fichajes realizados y por la poderosa imagen que le imprime a la entidad, aspectos que, sin ninguna duda, resultan decisivos para la formación del equipo que en 1931 disputa la final de Copa, que un año más tarde asciende a Primera División y que en 1935 se proclama campeón de Liga. En 1934 decide ponerse otra vez el traje de luces, pero con sobrepeso y falto de agilidad. Debuta el 15 de julio en Cádiz con El Niño de la Palma y Pepe Gallardo. De allí se traslada a Manzanares, el 11 de agosto, parasustituir a Domingo Ortega. Los toros son de Ayala y le acompañan en el cartel el rejoneador Simão deVeiga, Armillita y Corrochano. El primero de orden de lidia ordinaria se llama Granadino, lo recibe el diestro como hace habitualmente, con la muleta en un pase cambiado por alto y sentado en el estribo. Al repetir la suerte es pendido en la ingle, la cornada es de 12 centímetros. No es operado hasta llegar a Madrid y el traslado se retrasa. Fallece el lunes 13 de agosto a las nueve y cuarenta y cinco minutos de la mañana. Dos poetas de la Generación del 27 ?el torero es quien impulsa el homenaje poético a Góngora de 1927 en Sevilla, origen de esta generación?, Rafael Alberti * y Federico García Lorca * , amigos personales del diestro, componen al poco de producirse esta trágica muerte dos enormes poemas: Alberti, Verte y no verte ; García Lorca, Llanto Ignacio Sánchez Mejías , considerada una de las mayores elegías de la literatura española, que concluye con estos versos: ?Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, / un andaluz tan claro, tan rico de aventura. / Yo canto su elegancia con palabras que gimen, / y recuerdo una brisa triste por los olivos?.
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