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MIURA |
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 GanaderÃa de reses bravas sevillana, cuya
finca, Zahariche, está ubicada en la localidad sevillana de Lora del RÃo.
La divisa, que luce verde y negra en Madrid y verde y grana en
provincias, tiene una antigüedad de 30 de abril de 1849. La señal de
oreja, hendido y muesca en la izquierda y despuntada con golpe en la
derecha. En 1842 Juan Miura, industrial sombrerero, funda la ganaderÃa
con el impulso de su hijo Antonio y un lote de vacas de Antonio Gil
Herrera, de procedencia Gallardo. Sin embargo, la mayorÃa de aquellas son
eliminadas y en 1849 se incorporan 200 hembras y más de 160 becerros de
Alvareda, procedencia Cabrera. Además, entre 1850 y 1852 se aumenta la
ganaderÃa con la compra de la práctica totalidad de la vacada de Jerónima
Núñez de Prado. Dos años más tarde el ganadero decide cruzar una parte de
sus vacas con dos toros de Arias Saavedra (Vistahermosa). Las reses
producto de este cruce, para diferenciarlas, son herradas en la parte
superior de la grupa, costumbre que se mantiene.
Juan Miura fallece en 1860, la ganaderÃa pasa a su
viuda y, al año siguiente, a su hijo Antonio, gran garrochista y jinete.
Realiza un primer cruce con lotes reducidos de vacas, a las que incorpora
un toro navarro de Manuel del Val, regalo del diestro Lagartijo. También,
el Duque de Veragua le cede un ejemplar castaño ojinegro, de sangre
vazqueña. En 1862, el dÃa 20 de abril, el toro Cocinero infiere una
cornada mortal en Madrid al diestro José RodrÃguez Pepete. Comienza
entonces la leyenda que históricamente ha acompañado a esta ganaderÃa:
toros complicados, con reacciones cambiantes y mucho sentido.
Tras la muerte de Antonio Miura, en 1893, la
ganaderÃa queda en manos de su hermano Eduardo y vive su momento más
fructÃfero, llegando a lidiar más de 170 toros por temporada. En 1894, el
dÃa 27 de mayo y de nuevo en Madrid, un miura acaba con la vida de Manuel
GarcÃa El Espartero. Sin embargo, con la llegada del nuevo siglo, los
astados de Zahariche colaboran en el encumbramiento de las dos grandes
figuras del momento: Juan Belmonte y Joselito el Gallo. En 1917 la
ganaderÃa pasa a los hermanos Antonio y José Miura, hijos de Eduardo, que
ponen en práctica un drástico proceso de selección. Además incorporan
vacas y un semental del hierro de Tamarón, uno de los predilectos de
Joselito.
A comienzos de la década de los cuarenta, el hierro
ya es propiedad de Eduardo Miura Fernández. Las grandes figuras de la
época no dudan en lidiar sus toros, que sirven en bandeja grandes éxitos
a Pepe Luis Vázquez y a Manolete, entre otros. Sin embargo, el gran
espada cordobés es otro de los ases que pierden al vida en las astas de
un miura. Los sesenta y los setenta siguen siendo años especialmente
exitosos para la ganaderÃa. La tónica, con éxitos sonados en las plazas
de mayor responsabilidad (Sevilla, Madrid y Pamplona, fundamentalmente),
se mantiene hasta el fallecimiento de Eduardo Miura en 1996. En ese
momento, sus hijos Eduardo y Antonio se hacen cargo de la ganaderÃa. Los
toros de Miura siguen siendo animales de espectacular estampa, largos,
finos y de considerable alzada, lo que les confiere unas hechuras
sustancialmente distintas.
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