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CLAVEL, DIEGO |
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(la puebla de cazalla, sevilla, 1946).
Nombre artístico de Diego Andrade Martagón. Crece en
una familia obrera sin antecedentes cantaores, pero ingresa en un grupo
de campanilleros de su pueblo. Se da a conocer como artista jondo en
reuniones de aficionados, aunque el pintor Francisco Moreno Galván "quien
también juega un papel en la promoción exterior de su paisano José
Menese" le recomienda que se establezca en Madrid, donde se registran sus
primeras grabaciones discográficas, entre las que figurará más tarde la
de treinta y un tipos distintos de malagueñas. Podría haber sido albañil
pero se dedica al flamenco y, dentro de la amplia gama cantaora, elige
para su repertorio los palos menos frecuentes. Ejecuta con indudable
acierto la "siguiriya de cambio" de Manuel Molina, extremadamente difícil
de ligar. El no se la llega a escuchar a Manuel Vallejo, sino que se la
oye por primera vez a Antonio Mairena, que le imprimía menor ligazón al
resultado final.
Compone la letra de sus propias coplas y a lo largo
de su vida artística recibe numerosos galardones, como el primer premio
de Mairena del Alcor en 1970. Participa en el concurso del Cincuentenario
de Granada (1922-1972), alcanzando una excelente clasificación. También
participa en montajes escénicos como
Oración de la tierra
, de Alfonso Jiménez Romero, y
Cien años de cante
, de Pedro Peña. A tenor de Ángel Alvárez Caballero,
"el cante de Diego Clavel es claro, diáfano y muy hermoso. Ningún cante
suena liviano en la voz de Diego Clavel. Incluso el fandango más trivial
se va a coordenadas de inusitada grandeza en su forma de
desarrollarlos... La malagueña, la cartagenera, las siguiriyas, son
géneros de enorme dificultad, en los que Diego se desempeña "con
indiscutible magisterio" rayando la perfección. Con facultades de sobra
para afrontarlos con éxito. Diego es capaz de un mágico juego peleado y
el tercio cuasi susurrado, sin que en ningún momento se rompa el
equilibrio. Una maravilla. En las alegrías, Diego Clavel se encuentra muy
a gusto siempre, porque le permiten desplegar un deslumbrante repertorio
de coplas vibrantes y llenas de ángel. Los tangos también le son
familiares... La jabera, que es un cante muy barroco, de gran dificultad,
tenía que tentar a Diego Clavel; ha tenido el buen gusto de despojarlo de
florituras excesivas, dándonos una versión bastante contenida".
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