(sevilla, 1891-1960). Cantaor, de nombre Manuel Jiménez y Martínez de Pinillos. Considerado como uno de los intérpretes más importantes de la historia del flamenco, Manuel Vallejo destaca por su excelente dominio de la voz y un amplio repertorio en casi todos los estilos, principalmente en las bulerías, las saetas, los tangos, las tarantas y los fandangos por soleás. El cantaor toma el segundo apellido de su padre para darse a conocer en el ámbito artístico, y es él quien le inculca, además, su afición por el flamenco. Con apenas 15 años frecuenta las reuniones flamencas en torno a la Alameda de Hércules, cantando junto a otros artistas, como la Niña de los Peines, en el Kiosco de Pinto. Su dedicación al flamenco es casi absoluta desde la adolescencia: según algunos flamencólogos, podía cantar hasta siete horas diarias en diferentes locales o veladas, con los correspondientes problemas de garganta que esto le acarrearía en el futuro. En 1919 aparece ya anunciado en carteles de importantes teatros, como el Salón Variedades de Sevilla, y en los años veinte graba sus primeros discos con la compañía Pathé. El primero de ellos data de 1923, acompañado por el guitarrista Ramón Montoya. Gracias a estos primeros registros, extiende su fama por toda España y decide instalarse en Barcelona durante cinco años.
En 1925 es galardonado con la Copa Pavón en Madrid, título que le da mayor prestigio aún por la calidad de sus competidores -entre ellos, el Cojo de Málaga, Manuel Escacena y Pepe Marchena- y del jurado, que estaba presidido por su admirado Antonio Chacón. Respaldado por este premio, se convierte en uno de los cantaores mejor pagados del país y en figura solicitada por los más prestigiosos teatros de la capital, como el Maravillas o el Romea. En 1926 vuelve a participar en la Copa Pavón, pero esta vez el premio es para Manuel Centeno. Probablemente, en desagravio por este hecho y para hacer competencia al teatro Romea, donde Manuel Centeno era asiduo, los empresarios madrileños del teatro Pavón deciden otorgarle la Llave de Oro del Cante. Vallejo recibe el galardón de manos de Manuel Torre, convirtiéndose en el segundo artista en recibirla, después de Tomás El Nitri.
Además de ser prolijo en los escenarios, Vallejo también lo era en las grabaciones, puesto que registraba un disco cada año. En total, publica unos 140 discos de pizarra, con los sellos más prestigiosos -Pathé, Gramófono, Regal, Odeón y Columbia- y las guitarras más codiciadas, entre ellas las de Ramón Montoya, Antonio Moreno, Manolo de Huelva, Niño Ricardo o Paco Aguilera. En esas grabaciones, Vallejo demuestra su solvencia para afrontar con calidad cualquier estilo -más de veinte registraría-, destacando principalmente por siguiriyas, saetas, tangos o fandangos por soleá. Aprovechando su popularidad, el empresario flamenco Manuel Verdines decide contratarlo en 1928 para llevar a cabo un gran espectáculo junto a la Niña de los Peines y Antonio Chacón. Posteriormente, la Guerra Civil trunca su trayectoria durante tres años, aunque regresa después con una compañía propia y encabezando los espectáculos 'El sentir de la copla' y 'Seguiriya gitana'. Al final de su carrera, colabora con otras compañías, como la de Juanito Valderrama, y graba sus últimos discos en 1950. En los sesenta entra en declive, aquejado por la edad y sus problemas de voz. El 7 de agosto de 1960 fallece en el barrio que le vería crecer como artista, la Alameda de Hércules. Tras su muerte, su figura artística permanece olvidada largos años, aunque a partir de 1991 es recuperada gracias a la biografía de Manuel Centeno. [ José Romero Portillo ].
|