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FANDANGO

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m. (De origen incierto).Modalidad flamenca cuyo cante se baraja como la matriz del resto de los palos. Se extiende bajo distintas variantes a lo largo de Andalucía y se interpreta como una copla de cuatro o cinco versos octosílabos que, en ocasiones y por repetición de uno de ellos, se convierten en seis. Su origen semántico se relacionaría, según algunos investigadores con la voz portuguesa fado , que significa "destino", pero que identifica a un baile y canto que aún se interpreta y que no reviste parecido con los fandangos. Probablemente, tengan un origen etimológico común en la palabra latina fatus . Es una forma musical que está presente en el folclore español desde antiguo, relacionándose con los trovos granadinos, los verdiales malagueños o determinados fandangos rurales como el de Cucarrete, o Chacarrá, que se conserva en el Campo de Gibraltar. De hecho, hay fandangos en todas las provincias españolas, pues es la fórmula que más se prodiga en las canciones populares: "El fandango tradicional "escribe Ángel Álvárez Caballero" se hallaba extendido por toda España desde siglos antes de que surgieran las primeras modalidades flamencas. Del fandango propiamente flamenco no hay noticias hasta finales del siglo XIX, cuando ya se conocían los verdiales. Se viene admitiendo el origen árabe del fandango anterior, popular, que se difundiría desde Andalucía por toda la península y en el curso de seiscientos años por lo menos aclimatóse a cada región española, adquiriendo allí perfiles propios. Desde Galicia a Baleares y desde Asturias a Valencia, pasando por ambas Castillas y Portugal, báilase y cántase el fandango morisco que al correr del tiempo se transformó en jotas, alboradas, muñeiras, boleros, etc. No falta, sin embaro, quienes apuntan su procedencia de las Indias Occidentales, registrándose su presencia en varios países iberoamericanos, y modernamente toma cuerpo una posible raíz africana bantú, que podría incluso tener apoyo en la etimología del vocablo fandango".

Sin embargo, dicha modalidad folclórica sufre un proceso de aflamencamiento claro, con unas características peculiares en la provincia de Huelva. Arcadio Larrea le señala como "tronco de la rondeña y la malagueña, la granaína y la media granaína, de la murciana, la cartagenera, la taranta y la minera y, por la taranta, del taranto, el que se manifiesta con gran riqueza de variantes locales, desde las comarcas onubenses hasta las granadinas de Peza y la almeriense, pasando por el ritmo de verdiales y los fandangos de Lucena". Su baile es de pareja con giros propios de los bailes de galanteo, practicado habitualmente en la provincia onubense. Algunos fandangos, sin embargo, no son bailables.

A la hora de tocarlo, el fandango es bimodal, comenzando según la escala andaluza y pasando después, en el cante, a la escala mayor para concluir de nuevo en la andaluza. Este sistema de acompañamiento se atribuye al guitarrista Niño Ricardo (Manuel Serrapí Sánchez, Sevilla, 1904-1972). En las partes en modo mayor que secundan el cante, muchas veces se opta por un sistema libre de ritmo para permitir que el cantaor pueda expresarse sin traba alguna. El guitarrista se limita muchas veces a responder al cantaor con los acordes referentes a la tonalidad que éste vaya dando. En cuanto al cante, inicialmente fue de atrás, para bailar, pero en la actualidad la mayoría de sus variantes son cantes para escuchar. Los temas suelen ser de carácter sentencioso, algunos con importante carga político-social o de tema amoroso. Se puede cantar acompañado con instrumentos pero también "a palo seco", es decir, golpeando en una mesa con el puño cerrado para el primer tiempo y abriendo los dedos progresiva y rítmicamente para los otros dos.

Hay más de un centenar de modalidades de fandangos, entre los que caben distinguir los regionales (de Huelva [variable según la comarca onubense de que se trate], de Lucena, de Málaga...), los personales o de creación propia (de El Gloria, de Pérez de Guzmán, Macandé, Fregenal de Vallejo, de Cepero...), y aquellos de los que por derivación nacen las malagueñas, rondeñas, granaínas y murcianas.

Algunos de los primeros intérpretes fueron El Niño de Cabra, Rafael Pareja, Pérez de Guzmán, El Gloria, Corruco de Algeciras, etc., pero es Pepe Marchena quien aleja el fandango de los moldes clásicos regionales y lo populariza por completo. Manolo Caracol sigue otra línea, también personalista, pero llena de sentimiento y de jondura gitana. Las coplas son de cuatro o cinco versos octosílabos, que en ocasiones se convierten en seis por repetición de alguno de ellos.

Según todos los indicios, el reconocido como fandango de Huelva nace en Alonso, en la comarca de El Andévalo, desde donde llega a la sierra y a la capital. Allí existen numerosos estilos diferentes, los de Alonso, los choqueros, los de Almonaster, los de Santa Eulalia, los de El Cerro de Andévalo, los de Encinasola, los de Calañas y los de Cabezas Rubias. Entre sus intérpretes más destacados figuran José Rebollo, Paco Isidro, Antonio Rengel y Paco Toronjo. En el resto de Andalucía coexisten fandangos de tradición personal como los de Frasquito Yerbagüena en Granada, una creación propia que exige grandes facultades a los artistas, dada su alta tesitura vocal y sus cambios melódicos que, en la actualidad, se usan a menudo para rematar el cante por malagueñas. Los fandangos cordobeses de Lucena y Cabra constituyen un fandango abandolao que en la primera de esas localidades se reparte entre los estilos de Dolores de la Huerta, Rafael Rivas y la calle Rute. Cayetano Muriel ess el creador y difusor de los fandangos de Cabra. Otro estilo muy difundido por la zona es el zángano de Puente Genil, cuyo nombre se repite en el Campo de Gibraltar. También en Córdoba se conocen los verdiales que interpretan las pandas, junto a la rondeña, el jabegote y la jabera, diferenciándose estrictamente en la melodía. Mención aparte, merecen los fandangos mineros extendidos por Almería y Murcia, entre los cantes de levante pero en desuso. Entre los mayores creadores de fandangos, figuran cantaores como El Almendro, El Sevillano, Antonio el de la Calzá, El Bizco Amate y Manuel Torre. "El fandango "escribe Álvarez Caballero"ha sido el género flamenco que ha admitido, seguramente, un mayor acento personal, y en torno a él surgieron creadores, recreadores, falsos creadores, imitadores, copitas y diríamos que hasta estafadores. En la etapa del marchenismo y la ópera flamenca, los autores de creaciones personales fandangueriles salían a manadas de debajo de las piedras. Como muy pocos de ellos tenían genio e inspiración para crear algo realmente estimable, lo demás fue casi todo quincalla de cuyos autores hoy no recordamos ni siquiera los nombres". En la actualidad, uno de sus intérpretes más conocidos es El Cabrero * .

 
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