Nombre artístico de un dúo de cantantes cuya base esencial es el flamenco, aunque recogen ecos de la canción de autor y de la música árabe. Dolores Montoya Rodríguez (sevilla, 1954) y Manuel Molina Jiménez (ceuta, 1948-sevilla, 2015) proceden de dos linajes flamencos bien distintos pero plenamente flamencos. Él es hijo de El Encajero, de quien hereda nombre y apellido, así como una indudable afición por la guitarra que su padre interpreta en el trío Los Gaditanos, junto a Chiquetete y Flores. Manuel Molina debuta a los 12 años con Chiquetete y El Rubio, en el trío Los gitanillos del Tardón. Luego, se suma al grupo de rock Smash, al que imprime el aire flamenco, en temas como "El garrotín". También graba en solitario el single "La mora". Ella es hija del bailaor Juan Montoya y de la bailaora y cantaora Antonia Rodríguez, La Negra, una gitana andaluza nacida en Orán (Argelia), a través de la cual se familiariza con la música árabe. Se inicia artísticamente en los tablaos Los Gallos, de Sevilla, y Las Brujas, de Madrid, compartiendo escenario con La Perla de Cádiz o Camarón de la Isla.
Lole y Manuel se constituyen como pareja artística en 1972 y graban por primera vez tres años más tarde. En sus comienzos, defienden letras del poeta José Manuel Flores, que crea buena parte de su imaginario: mariposas blancas y diálogos con dioses que les aproximan al movimiento hippie en plena Transición democrática española. La producción de Ricardo Pachón también marcaría la estética de su propuesta musical, que se prolonga a lo largo de una década pero cuyos intentos de resurgimiento posterior no resultan efectivos, ni como dúo ni con la carrera en solitario de Lole, a partir de su separación. Defienden la causa gitana, tanto en sus letras como en sus declaraciones públicas y comparten instinto musical con creadores como Raimundo Amador (Pata Negra), Álvaro Jero (Dulce Venganza) o Manolo Marinelli (Alameda). Entre 1975 y 1995 publican ocho discos, el último de ellos, en directo, Una voz y una guitarra , en vísperas de su separación. Su carrera discográfica comienza con Nuevo día (1975), Pasaje del agua (1976), Lole y Manuel (1977), pero se ralentiza con el nacimiento de su hija Alba en 1978. El siguiente disco está dedicado a ella, Al alba con alegría (1980). Después vendrán Casta (1984), un homenaje a Falla (1992) "en el que Manuel asumirá las funciones de director de producción" y su último disco de estudio, de nuevo dedicado a la hija, Alba Molina (1994). Este último título obedece al nombre de su hija, quien llega a grabar dos discos bajo ese nombre artístico antes de sumarse al grupo Las Niñas.
Tras un serio revés económico y personal, Lole "que llega a ofrecer un recital en Rabat por invitación expresa de Hassán II" ya canta en solitario en 1989 con la orquesta El Hilal; y Manuel Molina graba posteriormente Calle del beso . Esa tónica vuelve a primar en títulos de Lole como Liberado (1996) o Ni el oro ni la plata (2003). Ofrece algún recital esporádicamente, como en la Bienal de Sevilla 2002 o en el Festival de Jerez 2004, al tiempo que incluye en su repertorio temas de propaganda cristiana, desde que abraza el culto evangelista, al que rinde homenaje en el corto Sigue vivo (1991). Por su parte, Manuel Molina, que también llega a realizar algunas grabaciones, se incorpora en 2003 como artista invitado en la compañía del bailaor Farruquito, interpretando el papel de juglar en el espectáculo "Alma vieja". Ángel Álvarez Caballero asegura, respecto a aquel célebre dúo: "Las canciones que hacen gustan a un público, que no es obviamente el público del flamenco puro y duro. Cuando Manuel anuncia en sus representaciones una canción por alegrías o por bulerías, se trata sólo de un punto de referencia, bastante lejano en ocasiones. Pero, evidentemente, la referencia al acervo flamenco existe y enriquece estas nuevas creaciones de un género evolucionado en sintonía con tiempos y músicas de más actualidad".
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