f. Ciencia que trata de la vida y los seres vivos. Hasta la época de la Ilustración el mundo se concebía como un universo de relojería funcionando de acuerdo con una armonía preestablecida basada en leyes eternas. Esta cosmovisión, heredada de la Grecia Clásica y enriquecida con las aportaciones del Renacimiento y el Racionalismo, se resume perfectamente en los principios de continuidad, plenitud, gradación, razón suficiente, etc. (G. W. Leibniz, 1646-1716). No había necesidad de establecer una separación entre las cosas y los seres y, por tanto, no tenía sentido crear la ciencia de la Biología. Los sistemas vivos se analizaban de acuerdo con los principios mecánicos y predominaba el enfoque del fisicalismo. Sin embargo, el rescoldo animista o mágico, también heredado de la Época Clásica y rejuvenecido por la Alquimia y Medicina medievales y renacentistas, sustentaba la creencia de que era absurdo estudiar los organismos sin ayuda de un principio exclusivo (alma o inteligencia) que permitiera explicar su complejidad y perfección. Posteriormente se interpreta como una fuerza vital ( vis vitalis , Lebenskraft) imposible de encontrar en el laboratorio (vitalismo). Gran parte del enfoque mecanicista se va convirtiendo en otro de inspiración química gracias a los principios de respiración, transpiración y digestión (A.L. Lavoisier, 1743-1794).
J-B. Monet, conde de Lamarck (1744-1789) y los Nathurphilosophen alemanes, liderados por L. Oken (1779-1851), emplean a finales del siglo XVIII el término Biología para designar el estudio de los seres vivos, sistemas caracterizados por ciertas propiedades singulares: "Designaremos Biología a las diversas formas y manifestaciones de la vida, y a las condiciones, leyes y causas que la determinan" (G.R. Treviranus, 1802). A principios del siglo XIX parecía estar clara la diferencia cualitativa entre cosas y seres (complejidad, organización, intencionalidad, diversidad) y el debate se centra en las causas de que fuera así. El argumento del diseño (Teología Natural; W. Paley, 1802), abogada por una agencia sobrenatural (Dios) y la teoría de la recapitulación (Naturphilosophen, Lamarck), defendían la tendencia innata de los organismos a escalar la cima de la perfección (Scala naturae). La caída del vitalismo (F. Wöhler, 1829: "Puedo hacer urea sin necesidad de un riñón") y los éxitos de la Química no significan el triunfo del fisicalismo, pues continuaban existiendo residuos inexplicables sin apelar al principio de acción interior: "Cada ser encierra dentro de sí la razón de su existencia" (J.W. von Goethe, 1749-1832).
C.R. Darwin (1809-1882) y A.R. Wallace (1823-1913) se encuentran este panorama desolador. Para explicar el fenómeno desesperadamente complejo, y hasta paradójico, de la vida (unidad, diversidad, composición, organización, intencionalidad, adaptación...) proponen simultáneamente, en 1958, por "acuerdo entre caballeros", el principio de selección natural. Esta ley de mínima acción es un agente inconsciente de diseños que explota las formas y crea valores y propósitos. La evolución ("cambio con continuidad") por selección natural reemplaza la trascendencia por contingencia y la vida pasa de ser un producto mecánico acabado a otro termodinámico inconcluso y de futuro incierto. Entonces la Biología se inviste de ciencia y su retraso secular, respecto de la Física, es compensado en los últimos tiempos, caracterizados por la fundación de nuevas disciplinas y avances rápidos y espectaculares. Puede ser útil considerar que la razón de diferencias cronológicas (Plank-Galileo/Crick-Darwin) es casi tres.
Por un lado, el darwinismo se compatibiliza con los nuevos conocimientos y tanto la síntesis evolutiva como sus disidencias (1940) conducen a una postsíntesis (1980) que, aunque calificada de incómoda, también es verdad que contiene cierto consenso integrador al incluir en su estructura los avances en Genética, Biología del Desarrollo, Sistemática, Ecología y Paleontología. Por otro, el crecimiento de las ideas adelantadas por E. Schrödinger ( ¿Qué es la vida" , 1944) desemboca en las aportaciones de la Termodinámica de los Procesos Irreversibles y de la Biología Molecular que, al menos en parte, contribuyen a explicar los residuos del fisicalismo, interpretados ahora en términos de la Teoría de Juegos, Teoría de la Información, Teoría de Sistemas y Bioquímica. [ Manuel Martínez Luque Romero ].
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