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Duodécima letra del abecedario español que se duplica en elle hasta invadir su antiguo ámbito lingüístico. Si en el Imperio Romano fue el símbolo de cincuenta, en Andalucía, su nombre sirve a veces para jalear a los artistas flamencos, como la garganta de Carmen Linares y de Lebrijano "quizá por livianas" o el toque magistral de Paco de Lucía. Con la ele levantamos el cante pero también los pasos de la Semana Santa y las levantás de atunes en las almadrabas del Estrecho. Ele de labradores entrevistos en un grabado blanquinegro de Cuadrado y de latinajos de La Lozana Andaluza , ele del Libi en el carnaval gaditano y del lucero del alba en la noche de los arrieros. Es la ele del lince que revive en Doñana y la de los ladrones generosos que dieron pie a la leyenda de los bandoleros. Es la ele de luz y taquígrafos sobre la transición democrática de Andalucía, pero también es la inicial de los liberales decimonónicos cuya memoria sigue siendo fusilada con Torrijos en una playa de Málaga. La ele de grandes pueblos andaluces, como La Línea de la Concepción, Linares, Lepe, Loja, Lebrija, Lucena o Laujar de Andarax, tierra que fue la del destierro del Rey Chico Boabdil. Es la letra de los ladridos del perro que acechaba en el poema "Espacio" de Juan Ramón y la de las luciérnagas y la medida de la Cruzcampo, de la San Miguel o de La Alhambra en las noches juveniles del botellón y de las litronas. Es la ele de Lorca con que a veces despojamos a Federico del García, de las coplas de Rafael de León y del viajero León El Africano . Era la letra que nos llevaba hasta los cantes de La Unión o nos emboscaba con El Lute en el contraluz de la dictadura. La de la letra con sangre entra que, sin embargo, traía la esperanza de la libertad a bordo de los libros andaluces y argentinos de Losada, cuando los cantes de ida y vuelta tenían sabor a Chano Lobato y, a este lado del Atlántico, la revista Litoral buscaba también el océano de la belleza en la desembocadura del largo río de la democracia. [ Juan José Téllez ].
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