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DELICADO, FRANCISCO |
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(córdoba", hacia 1480-venecia, italia, hacia
1535).
Escritor. Su propia mitología se identifica como un
"clérigo libertino y cavernario". Nacido hacia 1480, apenas se conocen
datos sobre su infancia, más allá de lo que refiere en sus propias obras,
publicadas ya en Venecia. Se confiesa natural de Martos (Jaén), pero se
sabe que nace en Córdoba o en algún lugar de su diócesis. Ciertos
investigadores piensan que es un judío converso que ha de huir de España
por temor a la Inquisición. Discípulo de Antonio de Lebrija, se
establece en Roma entre 1523 y 1527. Tras el saqueo de la ciudad bajo las
tropas de Carlos I, fija su domicilio en Venecia, donde en 1528 publica
el
Retrato de la lozana andaluza
. Al año siguiente y como fruto de sus estudios de
medicina, ve la luz un tratado sobre la curación de la sífilis, a la que
entonces se denomina "el mal francés" o "el leño de Yndia". En 1533,
lleva a efecto una edición veneciana del
Amadís de Gaula
y, al año siguiente, una de
Primaleón
.
La lozana andaluza
, adaptada al teatro por Rafael Alberti a finales
del siglo XX, es una obra dialogada, dividida en mamotretos, que guarda
relación literaria con
La Celestina
y con el género picaresco, pero refleja la
experiencia del autor en los burdeles romanos, como una metáfora de la
decadencia moral de la ciudad. En su léxico, incorpora italianismos de
toda suerte pero también el habla de la Andalucía de la época, al tiempo
que refleja las costumbres de su tiempo y recoge sobradas muestras de
sabiduría popular y folclore. El propio autor aparece como personaje en
las peripecias de la prostituta andaluza llamada Lozana y su amigo
Ramplín. Durante mucho tiempo, pasa por ser una obra maldita, hasta el
punto que Menéndez y Pelayo la juzga como novela obscena y, por ello, de
escaso valor literario, opinión compartida por un sector de la crítica
oficial dado que se trata de un texto inmoral y soez. En un tiempo de
novelas academicistas, sentimentales o de caballerías,
La Lozana
tan sólo pretende entretener con las aventuras
de la cortesana que le da título. El texto no se redescubre hasta el
siglo XIX, en la Biblioteca Imperial de Viena, de la Imprenta de Venecia,
pero sin el nombre del autor ni del impresor. De ahí que durante largo
tiempo se pensara que se trataba de una obra anónima.
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