f.(Del árabe an-na"ya , la flauta).Planta de la familia de las tifáceas, que crece en sitios pantanosos, hasta dos metros de altura, con tallos cilíndricos y sin nudos, hojas envainadoras por la base, ensiformes, y flores en forma de espiga maciza y vellosa, de la cual la mitad inferior es femenina y masculina la superior. La anea, también llamada "enea" según diferentes localismos, es muy empleada en Andalucía para la elaboración de cestería, diversos elementos de mobiliario o para la caballerías y, sobre todo, en la sillería, un arte en la que esta fibra vegetal constituye la materia prima esencial en el trenzado de asientos y respaldos.
La elaboración. La anea, muy abundante en los márgenes de los ríos andaluces, requiere de un proceso de elaboración largo y complejo. En la recolección, para la que se sigue empleando la hoz, se encuentran problemas obvios como el alto grado de humedad y la necesidad de caminar largas distancias para dejar las plantas en lugares secos que no merme la calidad de los tallos. Además, y con bastante frecuencia, en nuestra comunidad es necesario contar con un permiso especial de la Agencia de Medio Ambiente de Andalucía con el objetivo de que en el proceso de corta, que se da a principios de mayo y a mediados de agosto, no se perjudique a especie de aves protegidas en periodo de nidificación. Luego, una vez atada la anea formando paveas, se deja secar en un lugar soleado y, cuando alcanza las características necesarias para ser manipulada, las paveas (ahora mucho más ligeras) se amarran de dos en dos formando haces. Ya sólo queda trasladarlas al tranquilo obrador del artesano donde, encarnada de la pureza que otorga el trabajo manual, plena de la resistencia y dureza debido a los lentos movimientos de torsión y tensión con los que se somete la materia, el tejido resultante contará con la calidad esperada. En este proceso, a excepción de la romana para pesar la materia y las tijeras para rematar la faena, sobra todo instrumento que no sea las manos expertas, ya que cualquier otra maquinaria (incluso la utilización de unos guantes) restaría al artesano sensibilidad en su contacto directo con esta fibra vegetal que la naturaleza ha ofrecido al hombre desde tiempos inmemoriales. La localidad sevillana de Coria del Río es el principal productor y exportador de anea, no solo para Andalucía sino también para vastas zonas del Levante español y Extremadura.
Principales talleres. Aunque en casi toda la geografía andaluza se pueden encontrar este tipo de artesanía, su presencia es simplemente testimonial y su subsistencia depende en gran medida del crecimiento del turismo rural. En la provincia de Cádiz destaca el taller de Juani Castro, en la localidad de Vejer de la Frontera, donde se emplea la anea, además del esparto procedente de Priego de Córdoba, en la fabricación de cestos, baúles, lámpara, espejos, canastos y estanterías.
En Málaga los talleres donde se trabaja la sillería tradicional son abundantes. El hito fundamental de esta artesanía lo constituye la ya remota fábrica de El Progreso, activa desde 1873 a 1907 y que, pese a que contaba en la época con una revolucionaria tecnología de tornos movidos a vapor, cesa su actividad al quedar arrasada la factoría por la riada ocurrida en el último año de actividad. Esta fábrica, no obstante, acusaba importantes problemas de abastecimiento ya que tanto la anea como la madera de chopo para las sillas provenían de distintas zonas granadinas y su transporte resultaba muy costoso. Por fortuna, en la capital malagueña la sillería de anea todavía está representada por el taller de Francisco Mata, que ya da trabajo a cuatro generaciones sucesivas.
La ciudad de Vélez-Málaga es la que albergaba el mayor número de talleres, de los que hoy subsiste el de Javier Cabello, un joven que toma las riendas de este taller de más de 50 años y que junto a las tradicionales sillas también fabrica mesas. En muchos casos estos talleres no viven tanto de la producción propia sino de la restauración de sillas antiguas, muy apreciadas como elemento decorativo.
El otro gran centro de la sillería de anea era la localidad granadina de Guadix, una actividad que tiene su comienzo en el siglo XVII y que hoy ya se da por desaparecida, debido principalmente a que en muy pocos casos constituía una forma de vida sino más bien una dedicación parcial que remendaba las humildes economías familiares. El torno, el hacha, la machota y el cuchillo, elementos que aunaban el chopo y la anea en la sillería tradicional andaluza, se guardan progresivamente en los cajones de los talleres ante el empuje de la otra industria del mueble, mecanizada y mucho más rentable, y que encuentra su foco principal en la localidad cordobesa de Lucena.[ Pablo Santiago Chiquero]
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