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VEJER DE LA FRONTERA |
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(CA). Municipio gaditano de la comarca de la Janda,
se encuentra en un enclave privilegiado de la Costa de la Luz, entre
Barbate y Conil de la Frontera y a escasos kilómetros del Cabo Trafalgar,
donde cuenta con extensas playas de arena fina y delicada. Se alza a 201
metros sobre el nivel del mar y tiene una extensión superficial de 261
km
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. Su población en 2006 es de 12.801 h. Bajo las
murallas de Vejer se han hallado restos de la edad del Bronce y estudios
recientes concluyen la presencia en este lugar, en torno al siglo VII
a.C., de un poblado orientalizante. De la presencia romana, entre otros
hallazgos, se encuentran ricos pavimentos de mosaicos y los restos de la
Villa de los Libreros y el Horno del Chorrillo. En la batalla de la
Janda, de 711, las tropas norteafricanas comandadas por Tarik vencen a
las del visigodo (procedentes del centro de Europa) D. Rodrigo y comienza
asà el periodo musulmán de estas tierras y la fundación del pueblo con el
nombre de Bexer, con idéntica pronunciación a la actual. Se integra en la
cora del Califato de Sidona y, en el siglo XI, en la taifa de los Banu
Jizrun de Arcos, primero, y en el extenso reino de los abbasÃes
sevillanos, después, para pasar en el XIII al reino almohade de Sevilla.
La primera conquista de Vejer se produce en 1250 por el rey de Castilla
Fernando III, pero pasa de nuevo a manos andalusÃes en junio de 1264, ya
que estaba cerca de la frontera del Reino nazarita de Granada. La
conquista definitiva se produce a finales de 1285, aunque permanece parte
de la población autóctona; incluso a principios del XVII hay una MorerÃa,
según el historiador francés Lapeyre. En 1307 integra el señorÃo de
Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, de quien luego heredan los duques de
Medina Sidonia la titularidad de la villa. A lo largo de los siglos XV y
XVI, los vejeriegos se enfrentan con la casa ducal de Sidonia por el
control de ciertas tierras comunales. Durante el siglo XIX, las
desamortizaciones permiten que muchas propiedades eclesiásticas pasen a
manos de la burguesÃa. Su carácter defensivo provoca que la antigua villa
de Vejer esté rodeada de un recinto amurallado, que se abre por los arcos
de La Segur, de Sancho IV, de la Villa y de la Puerta del Mayorazgo. En
el interior se sitúa el caserÃo, de calles blancas, estrechas y
serpenteantes, de estilo arábigo andaluz, y diversos monumentos, como el
castillo de los siglos X y XI (Califato), la iglesia parroquial del
Salvador, el convento de las monjas concepcionistas, la casa mayorazgo,
del siglo XVIII, el palacio del marqués de Tamarón, del XVII, y la Plaza
de España, que tiene sus orÃgenes en el siglo XVI, cuando la ciudad
desborda el recinto amurallado. Esta riqueza monumental le vale la
declaración de Conjunto Histórico-ArtÃstico. Su economÃa sigue basándose
en gran medida en la agricultura y la ganaderÃa, si bien su posición
privilegiada en la costa permite un desarrollo de la hostelerÃa, la
construcción y las actividades inmobiliarias y de alquiler, lo que
revela, al mismo tiempo, un peligro de degradación medioambiental de la
zona. Sus fiestas más importantes son el Carnaval, la Semana Santa, con
el Toro Embolado el domingo de Resurrección, la romerÃa de la Oliva en
mayo, la Candela de San Juan en junio y la velá de la Virgen de la Oliva
en agosto. La gastronomÃa de Vejer se nutre de los productos frescos del
mar, de las verduras de sus campos y de la carne de retinto de sus
dehesas.
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