En la primera Andalucía musulmana esta denominación se aplica a los elementos provenientes de Oriente, o de los grupos tribales que éstos habían originado en el norte de África, y que constituyen la base de los núcleos dirigentes de al-Ándalus. Se definen, dentro de las colectividades musulmanas, por oposición a los bereberes * magrebíes. A estos elementos árabes se van incorporando, por un proceso de arabización e islamización y mediante un mecanismo de clientela tribal, las poblaciones autóctonas de la Península Ibérica. A la altura del siglo X los árabes andaluces, que configuran la mayoría de la población, provienen de esta mezcla. Ellos se aplicaban la denominación de árabes y ostentaban normalmente la propiedad de la tierra, los resortes del comercio articulado a través de las ciudades y el poder político y administrativo, central y local. El número de elementos árabes que entran en la Península Ibérica a partir del siglo VIII no es demasiado alto por referencia a la población total del país, pero ellos establecen las bases del nuevo régimen, en alianza con las minorías dirigentes locales. La instauración de la dinastía omeya en Andalucía da un nuevo impulso a este arabismo de al-Ándalus, en los niveles sociales, económicos, políticos y culturales. La elaboración omeya, de la que deriva el resto de la historia del país, pivota de forma primordial sobre la arabidad y el malikismo * como interpretación del Islam.
La política de inmigración llevada a cabo desde los primeros momentos de la historia de al-Ándalus, favorece este arabismo. A los primeros árabes que entran en Andalucía, los baladíes * , se unen los sirios * , venidos de Oriente para sofocar las revueltas bereberes del 740, o el resto de personas y colectivos venidos por la pertenencia al entorno del Islam medieval o las medidas concretas tomadas por el gobierno omeya. Los colectivos árabes dominantes aparecen en las revueltas del siglo IX, proceso de crisis social y política paralela a la revuelta abbasí de Oriente ocurrida un siglo antes, de los conversos que habían mantenido una cierta independencia de la estructura tribal árabe. En las fuentes de la primera época de al-Ándalus se registran como muladíes * . Para entonces el término árabe era una etiqueta política, con pervivencia en ciertos momentos, ya descontextualizada, de los antiguos esquemas premusulmanes como el enfrentamiento entre árabes del Norte o qaysíes * y árabes del Sur o yemeníes * . Pero lo que realmente tenía efectividad era la asabiya o cohesión que se había generado entre los árabes como núcleo dirigente. En ella operaban las estructuras endogámicas heredadas de la tradición árabe: los matrimonios solían celebrarse dentro del mismo clan. El casamiento debía realizarse, aunque no se realiza de esta manera en muchos casos, con la prima, "la hija del tío paterno", en la formulación clásica. La legitimidad de la línea tribal se efectuaba a través de línea paterna, lo cual solucionaba el asunto de los árabes inmigrados que se unen a mujeres locales, a cuyas familias incluyen en la estructura tribal árabe.
Con la evolución histórica de al-Ándalus este sistema árabe va adaptándose a las nuevas necesidades, bajo la influencia del desarrollo de las ciudades como aglutinadoras del poder político y económico y con la entrada masiva de bereberes a finales del siglo X. La configuración de un poder administrativo en Córdoba en torno a elementos eslavos * , personas de origen servil procedentes de Europa, añade un nuevo actor al panorama andalusí. El marco del país en el siglo XI, con los Reinos de Taifas * se montará sobre este esquema. La posterior entrada de almorávides y almohades añadirá valor a la presencia de las poblaciones norteafricanas. Éstas terminarán mezclándose con los andalusíes, configurando los nuevos núcleos dirigentes. Tras el paso de los siglos se llega a una nueva elaboración de la arabidad de al-Ándalus, en gran parte diferenciada de la población del norte de África. De este modo, cuando tengan lugar los procesos migratorios de los siglos XIII, en el momento de la conquista castellana del valle del Guadalquivir, o del XV y XVII, con conquista de Granada por los Reyes Católicos o la expulsión de los moriscos * , los emigrados andalusíes configurarán unos contingentes sólidos y diferenciados de lo magrebí. Para estas fechas la arabidad de al-Ándalus está ya mezclada con muchos elementos que poco tienen que ver con los premusulmanes procedentes de la Península Árabe.[ Rafael Valencia ]
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